CUENTOS DE A LOCHA EN UNA CUARTILLA – LUIS RAMÍREZ SÁNCHEZ – EL CANDIL PEDREGALERO – AÑO II – N° 97.-
Solíamos los adolescentes del viejo Pedregal de la última dictadura encabezada por el Coronel Marcos Evangelista Pérez Jiménez, solazarnos en la riberas del río , bracear ágilmente en los tallos robustos de la icónica mata de Isiro, escalar el Cerro Miracielos en procura de los carnosos cotoperices, o los empinados senderos del Cerro El Calvario, en donde las matas de «Taritas» eran provisión, no solo para escuchar las magistrales clases de la maestra Celina como si fueran palomitas de maíz en algún cine, sino para compartir con alumnos de pupitres vecinos en cuyos solapados gaveteros se solían guardar tales pertrechos frutales.
La huerta e Pulido en la diagonal al «TANQUE VIEJO» también se localiza como un punto de recurrentes visitas de grupos de adolescentes uniformados en batas blancas con las iniciales: «ENGFMCH» (*) bordadas en rojo, quienes saltaban las alambradas de púas en procura de los frutos agridulces que eran del agrado de la maestra Carmen Celinda y quien los recibía con una palabra de gratitud, sin percatarse que aquel manojo de tamarindos era producto de una fechoría inocente de nuestra adolescencia.
En temporada de cosecha de datos dispensados por los cardonales que bordean el este del pueblo, éstos fueron atractivo al paladar adolescente de aquellos tiempos; sin embargo…era al norte en el sector de Santa Cruz en donde las lefarias superaban con su dulzor indescriptible cualquier frutal xeròfito que se interpusiera en su camino.
Y Cerro Pelao…. el guardiàn septentrional del valle que fué poblado por aborígenes ajawas hace mas 500 años, mantiene aún su primacía en el dulzor de los gustosos datos escarlata que semeja manzanas abiertas con sabor a miel de abejas.
Martín Fernández, pisatario y habitante como lo fue de adolescente ,suele evocar en su destierro voluntario en la ciudad de Coro las robustas iguanas «de crin voltiá» que se mecen en los ramajes de los cujíes en las faldas del cerro, tras las lluvias esporádicas de octubre que por indita razón ellos llaman «Las Cabañuelas «.
(*) ESCUELA NACIONAL GRADUADA FABIO MANUEL CHIRINO.
Para todo sirven las bayonetas, menos para sentarse en ellas.
Emilio Castelar
Luis Ramírez Sánchez Coro, 23 de enero 2021 Capital del Estado Falcón – Venezuela
