Atracciones peligrosas

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO VI – N° 261.-


Indudablemente la información relacionada con la selección de autoridades en cualquier latitud, independiente del régimen de gobierno, incluidas desde las realezas, hasta las de asalto del poder, es una fuente de noticias importante a nivel internacional. Sin embargo, es notable el lugar que ocupan en el continente americano en general. Me atrevería a decir que ese tópico daría para el establecimiento de un medio dedicado solo a noticias relacionadas con este tema. Cualquier “democracia” que se respete en nuestro continente, creo que solo toma uno o dos meses de vacaciones entre una elección de autoridades antes de empezar a trabajar y generar noticias concretas relacionadas con el siguiente periodo presidencial sea este de 4 o 7 años o de reelección indefinida. Entre elecciones municipales, estatales, nacionales y autoridades ejecutivas y legislativas, la actividad oficial, respaldada por empleados públicos dedicados a ellas permanentemente, y la actividad particular o privada, es importante el impacto económico formal asociado directa e indirectamente.

Además de la actividad oficial y legal, cada vez salen a relucir más actividades ilegales asociadas a los procesos de gobernanza.

Los escándalos asociados al tráfico de influencias, manejo indebido de dineros y hasta hechos de sangre, son parte del panorama común en nuestro continente, asociados a la selección de autoridades y el medio político. En otras palabras, el índice de la percepción de corrupción (IPC) es objeto de tratamiento noticioso permanente en la región.

El monto calculado recientemente de la corrupción en los diferentes países muestra cifras preocupantes por su impacto.

Según transparencia internacional en su reporte 2023 se encuentran 20 estados americanos, entre las posiciones de 67 a 180 de los países del mundo incluyendo uno como penúltimo de los 180. El promedio de puntos en la escala de 0 a 100 es de 43. En cuanto al impacto estimado de los montos con relación al PIB, se estima en 5% del PIB mundial, el costo económico de la corrupción, lo que equivale a 278.000 millones de U$, solo en América Latina según el mismo reporte.

Basta oír las noticias recientes, sobre denuncias, condenas, inhabilitaciones y asilo de funcionarios para corroborar y tal vez mostrar como cortos los resultados del reporte.

Paradójicamente, en la región existen múltiples instituciones, reglamentación, comités de variados tipos, y mecanismos de control y auditoria para luchar contra el flagelo que consume tan alto volumen de recursos.

Por cierto, sería interesante investigar si la presencia de Finlandia y Dinamarca en los primeros lugares como los menos corruptos, en el reporte de transparencia internacional y su aparición también en los primeros lugares de los países más felices del mundo (¿menos desconfianza mutua?) según el informe 2024 del día mundial de la felicidad de la ONU, es solo coincidencia

¿Qué falta para tener éxito? Considerando en mi caso, éxito, eliminar la corrupción y el delito.

Creo que en el área del conocimiento y la tecnología pudieran existir las “revoluciones” ya que los resultados son palpables al desarrollar nuevos productos y servicios producto de la investigación y desarrollo. Probablemente la adopción de los cambios, para acceder a los beneficios del resultado de la investigación y desarrollo puede tomar mayormente el tiempo asociado a la logística de implantación o infraestructura y adiestramiento. (tómese como ejemplo la implantación de sistemas, o los procesos de automatización, o manejo de la información).

Por el contrario, creo que, en el plano del comportamiento humano, los cambios no suceden de la noche a la mañana.

En el campo del comportamiento humano, los cambios están muy asociados a la actitud y esta a su vez a las experiencias, pero también a los sentimientos. La adopción o pérdida de algunos valores por las comunidades, es un producto de esos factores y consume tiempo, tanto en el aspecto positivo como en el negativo. Muy al contrario de lo que dicen las revoluciones, el cambio toma tiempo.

Sin embargo, el deterioro o pérdida de terreno de algunos valores, aunque no sucede de la noche a la mañana, ha mostrado una aceleración. Probablemente la disposición de avances tecnológicos como herramienta, ha ayudado a esa aceleración, al facilitar la comunicación, los procesos de análisis, el almacenamiento masivo de información y la eliminación de controles físicos que consumían mucho más tiempo. Pensemos por un momento en el flujo de cualquier cantidad de dinero de un lugar a sus antípodas solo con el accionar de una tecla. La alteración de un resultado solo con el cambio de un carácter en un código. La modificación de una afirmación o negación solo cambiando mediante edición el contexto en que se enuncia. ¿Dónde quedan las talanqueras?  ¿Los controles? Existen, si los hay, pero parece una lucha permanente entre quienes crean sistemas agiles y quienes los violan. Como el siempre mencionado juego del gato y el ratón, aparentemente divertido, aunque por lo general mortal.

Cuando un hacker viola un sistema, es un acto delictual, sea para jugar gratis o para ahorrarse unos dólares. Otros, desbloquean celulares, (manchados con la sangre de la víctima del robo) o venden sistemas “no originales”. Otros alteran documentos digitales. Otros clonan tarjetas de crédito, Otros alteran resultados electorales, blanquean capitales o interceptan comunicaciones.

¿En el primer caso podemos hablar de hacer trampa y en el segundo, de hacer un robo? En el primer caso podemos decir que estamos supuestamente frente a un “Tramposo”, y en los siguientes, ¿frente a “Ladrones”?

¿Cuál es la diferencia? ¿el monto? O… la indulgencia o lenidad ¿Quién es tramposo? ¿Quién es ladrón?

¿Qué pensará un ciudadano de alguien que falsifica una credencial profesional para acceder a una posición de servicio público? ¿Y si ese funcionario le contrata un familiar le apoyará para que le represente? ¿Aunque sea tramposo? ¿Y, si ese nuevo funcionario es el médico de su familia, o el ingeniero que diseña el puente por el que circula? ¿Le considerará corrupto?

¿De qué depende? ¿Seguimos pensando que del monto? O…

¿Dependerá su juicio, si pretendidamente le afecta a él, o solo a otros?

 Si pensamos en la otra cara de la moneda, ¿qué pasa con los actores directos? ¿Ese “técnico” que altera juegos y se los instala a sus amigos en sus equipos no tiene derecho a progresar y vender el producto de su esfuerzo y conocimiento? Ese contador con credenciales alteradas ¿No puede aspirar a convertirse siguiendo esa escalera de éxito en el “técnico” lavador de capitales? En este caso, en vez de escalera ¿no tiene derecho a deslizarse por su tobogán de éxito de Tramposo a Ladrón, como en cualquier atracción peligrosa normal?

Hay sociedades que probablemente admiren a sus tramposos, aunque pretendan querer castigar a sus ladrones.

¿Como catalogamos a algunas ciudades que patrocinan zonas donde se comercializan productos falsificados, o de contrabando o de procedencia dudosa? ¿Las llamamos ciudades con conciencia social que promueven el trabajo? ¿Y a quien adquiere los productos de esos centros, como los llamamos? ¿Clientes o… Cómplices?

Mi definición de TRAMPOSO: DISFRAZ AL QUE ACUDE EL LADRON, PARA QUE LO EXCULPEN QUIENES LO ADMIRAN Y ENVIDIAN SU APARENTE ÉXITO.

Creo que es hora, si queremos empezar el camino de la recuperación que se ventilen abiertamente algunos comportamientos (disfrazados a menudo de pretendida idiosincrasia) que no debemos permitir que sigan degradando a las sociedades y se vuelvan normales. Debemos introducir oficialmente en la formación de nuestros jóvenes la catedra de HONESTIDAD desde sus primeros grados. Es la única forma en que se puede evitar que nuestras sociedades se plaguen de unos juegos muy de moda dentro de las atracciones peligrosas. Juegos aparentemente normales, divertidos y hasta lucrativos para algunos promotores y actores, aunque peligrosos para la supervivencia: los toboganes… de la deshonestidad.



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.


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