PETROLEO SIN RESERVAS – RAFAEL GALLEGOS – El Candil Pedregalero – Año II – N° 97 .-
La historia de Venezuela abunda en golpes de estado. Desde los gloriosos independentistas, que por libertar a la patria creyeron que le correspondía gobernarla y armas en mano sacaron al ilustre doctor José María Vargas de la presidencia en 1835; hasta el 4 de febrero de 1992 cuando militares a quienes la democracia había educado y confiado su protección, intentaron derrocar al gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez.
Unos golpes han servido para sustituir autocracias, otros para derrocar gobiernos democráticos, y otros como el 23 de enero, para derrocar dictaduras y reimplantar democracias.
Si el movimiento del 23 de enero de 1958 hubiera sido un “quítate tú para ponerme yo,” o su efecto hubiera sido fugaz, nada hubiera significado más allá de ser otro golpe más. La grandeza de esa fecha consiste en haber dado paso a la fundación de la República Civil, un período que con todos sus defectos es el más próspero que ha vivido Venezuela. Fue el Auge del movimiento.
Luego vendría un período de Decadencia que dio paso al este ex país (no ex patria, porque la patria está más viva que nunca) en que nos ha convertido esta “revolución” bolivariana.
Veamos las causas de cada etapa.
CAUSAS DEL AUGE
– Militares demócratas… Los militares venezolanos se la jugaron por la democracia. Demás está recordar los resultados del Barcelonazo, Porteñazo y Carupanazo, así como la gran victoria contra la guerrilla liderada por Fidel Castro. Por otra parte, el almirante Wolfang Larrazábal fue un demócrata a carta cabal que no sucumbió a fáciles tentaciones de poder. A quienes le calentaban la oreja diciéndole que diera un golpe y se erigiera en dictador les dijo ¿O sea que ustedes me pusieron aquí para que sacara a un dictador, y quieren que yo me convierta en otro? Y dio una gran lección de civismo al dejar la presidencia de la Junta de Gobierno, cuando se lanzó de candidato presidencial. Ni Larrazábal, ni los militares demócratas han tenido un merecido reconocimiento.
– Pacto de Punto Fijo… Los tres líderes de los partidos más importantes, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba acordaron el 31 de octubre de 1958 gobernar juntos independientemente de los resultados electorales, con el objetivo de sostener al nuevo gobierno. Ese Pacto fue fundamental para que Betancourt pudiera finalizar su período presidencial. Los demócratas nunca perdieron la perspectiva. Villalba salió pronto del gobierno; sin embargo, el lema de su campaña presidencial de 1963 fue “Votos sí, balas no”. Siempre estuvo atento a sostener la democracia.
– Betancourt, estadista y con guáramo… varias intentonas golpistas, guerrilla rural, guerrilla urbana, dos divisiones de su partido AD, una de ellas de jóvenes que se pasaron a la guerrilla. Un grave atentado contra su vida. Sin embargo, su gobierno sobrevivió. Hombres valientes, civiles a toda prueba, un Carlos Andrés Pérez dirigiendo la contraofensiva, y militares dispuestos a dar la vida por la democracia. Entre todos contribuyeron al Auge del 23E y a materializar la famosa frase de Rómulo: Ni renuncio, ni me renuncian. Betancourt le entregó a Leoni, que inició la pacificación luego de una gran victoria, que fue consolidada por Caldera.
– La prosperidad del país… Las cifras económicas y sociales de los gobiernos iniciales de la democracia no tienen parangón con el resto de nuestra historia. Ha sido, con todos los defectos, el período más próspero de Venezuela. De no ser así, poco hubiera durado la democracia.
Sin embargo, el fenómeno no resultó sustentable. Y la conmemoración de la fecha, menos. Recuerdo cómo en los primeros años de democracia los niños festejábamos en los colegios al 23 de enero como una fecha patria. A los pocos años se dejó de celebrar, y luego hasta se despotricó de ella como una manera de criticar a los gobiernos. La realidad fue que no supimos defender lo que teníamos. ¿Qué pasó?
CAUSAS DE LA DECADENCIA
– Facilismo y “babelismo” … ¿Quién lo duda?, un país petrolero trabaja menos que los demás para lograr su calidad de vida. Los gobiernos tienen dinero para obras de infraestructura, buenos presupuestos y créditos, lujos. Los ciudadanos esperan que el estado les satisfaga sus necesidades. La búsqueda de recursos es más fácil. Por otro lado, la revolución cubana les dijo a los jóvenes que el comunismo era un paraíso, les hizo creer que el cielo estaba cerquita y lo podían tocar con la mano. Para la búsqueda de felicidad del país unos hablaban de comunismo, otros de democracia y algunos de militarismo. Cada uno hablaba su propio idioma y como en la Biblia se derrumbó nuestra Torre de Babel.
– Efecto Venezuela… ya lo dijo Pérez Alfonzo ante la increíble abundancia de recursos petroleros de los setenta, “A Venezuela le va a suceder como a un indigente que se saque el premio gordo de la lotería, comience a comer siete veces al día y se descompense. El país ante la abundancia de recursos se va a indigestar y este fenómeno será conocido como Efecto Venezuela”. Una versión que, si la juntamos con la llamada Enfermedad Holandesa que afecta a los países dependientes de un recurso, nos puede dar luces de la ruta de la decadencia.
– Administración de la abundancia con criterio de … abundancia…. Realmente Venezuela no administró bien los ingentes recursos petroleros a partir de 1973. La mala administración de esa increíble abundancia se convirtió en apenas diez años en devaluación, inflación y un camino tortuoso. De paso se aflojaron los resortes morales y se inició una gran corrupción, la pobreza creció significativamente, y por si fuera poco los jóvenes más preparados se alejaron de la política y la dejaron en mentes sin estatura. Hubo logros, ¿Quién lo duda?; pero como dicen los marxistas respecto al capitalismo: la prosperidad petrolera traía en su seno el germen de su propia destrucción. Facilismo, estatismo, moneda dura, tabaratismo etc. Ya Carlos Andrés Pérez en el maravilloso libro Memorias Proscritas, habla que a ellos les faltó valor para devaluar, hacer competir la economía, abrir el país a capitales, reducir el gigantismo del estado etc. No se aplicó una visión para un país sustentable. Y a los que criticaban este camino, les dijeron “profetas del desastre”.
– La incomprensión del Paquete de CAP… Pérez reflexionó acerca de su primer gobierno y quiso enderezar entuertos en el segundo. Buscó mentes calificadas y desarrolló una serie de medidas que denominaron “paquete”. Cuando éste comenzaba a dar resultados sucedió el 4F, y por presión del país comenzó la reversión de las medidas. ¿Qué sucedió?
CAP había dicho aquella frase de ego inflamado: solo Pinochet y yo podemos aplicar un paquete de medidas… o algo así. Es decir, Pinochet por las armas y él por su liderazgo. Muy confiado, no comunicó al país eficazmente el conjunto de medidas, además no contó con el apoyo de su partido AD, dejó la parte política de las medidas en manos de tecnócratas, surgieron esos “notables” cuya parcial responsabilidad en los hechos no ha sido suficientemente juzgada; y el pueblo, el mismo que y que nunca se equivoca, se enamoró del nuevo flautista de Hamelin que generó el 4F. Pura comedia de las equivocaciones.
– Mesianismo… Y claro, ante el fracaso que hemos comentado se inició una larga lista de culpables y la búsqueda de un mesías que arreglara todo. Apareció Chávez, simpático, chistoso, verborréico y carismático, diciendo que la culpa era de las cúpulas podridas y echando pestes al puntofijismo. Intelectuales y empresarios pensaron que podían llevar al joven militar golpista a la presidencia y manejarlo para sus intereses; y mucho ciudadano creyó que ese joven iba a arreglar esto. Por supuesto todos se equivocaron.
Funcionó la solución mágica, el inmediatismo, el mesías que invariablemente termina siendo un falso profeta. Nadie recordó aquella frase de Luis Herrera de la democracia perfectible. Puro atajo, y caímos en un lodazal.
Así, producto del 4F surgió el socialismo del siglo XXI. En la próxima entrega analizaremos el Auge y Decadencia del 4F, para conmemorar (ni de lejos celebrar) esa fecha.
Caracas – Distrito Capital – Venezuela