SIN SECRETOS – NERVIS NAVA – EL CANDIL – AÑO III – N° 155.

“Hay excelentes personas con la autoestima por el piso, y otras muy basuras con un ego por las nubes”

Eckart Tolle

No cabe duda que la actitud, el lenguaje – oral y corporal- , los sentimientos, conforman un todo que define nuestra autoestima, y está íntimamente unido a nuestro “grado de conciencia”, el cual se va adquiriendo no solo con aprendizaje intelectual, sino a través de todas las experiencias vividas en el transcurso de nuestro crecimiento y  que definen nuestra evolución espiritual interna.

Se dice que la autoestima es un conjunto de percepciones, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, hacia nuestra manera de ser y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter, en síntesis, es el resumen de la evaluación perceptiva de nosotros mismos, bien sea una valoración positiva o negativa; conformando todo ello la personalidad que nos identifica. Sin embargo, existen los individuos o personas que suelen distorsionar su imagen conceptual, lo que los lleva a desarrollar una imagen egótica,  que lejos de representar una alta o buena autoestima, tienen un comportamiento, egocéntrico y soberbio, que genera relaciones problemáticas.

Cuando  se habla de baja o falta de autoestima, se hace referencia a una percepción  propia que nos impide percibirnos como personas valiosas, talentosas, o simplemente tener un juicio objetivo respecto a quienes somos, teniendo problemas de autoaceptación, y ello se deriva por el hecho de no haber crecido o evolucionado consciencialmente, para saber que somos algo más que la acumulación de actitudes, lenguaje, personalidad y sentimientos; que nuestra valoración viene dada por el grado de consciencia que adquirimos, y a mayor grado de consciencia, más elevada nuestra autoestima.

“Las personas con un gran ego, necesitan constante atención, ansían reconocimiento y poco les preocupan los demás”

Andrew Mathews

Las personas somos complejas, tenemos múltiples caras, y no siempre es sencillo determinar los elementos que conforman nuestra personalidad; lo que puede llevarnos a distorsionar, lo que es “autoestima”, con nuestro “EGO”, siendo que el EGO es nuestra mente consciente, esa parte de nuestra identidad que consideramos “YO”. Cuando nos referimos a una persona con un “gran ego” hacemos referencia a que está demasiado “inflado” de sí mismo, que siente y cree que tiene una alta autoestima y  ello  lo convierte en un ser de mala reputación, frecuentemente se confunde con la megalomanía, la vanidad y todo tipo de términos desagradables, aunque realmente el EGO es el término psicológico manifestado por Freud para identificar la conciencia en contraposición con el inconsciente, o la conciencia de identidad y de la existencia propia de uno.

En psicología se afirma que el ego es la instancia psíquica que permite a un sujeto ser consciente de su propia identidad. Una persona que lleva en sí un amor excesivo por sí misma, que lo lleva a atender exclusivamente su propio interés, sin poner atención  al bienestar ajeno, es lo que se define como “egoísmo”, son esas personas que se caracterizan por creer que sus opiniones e intereses son más más importantes que las de los demás, teniendo una valoración excesiva de su propia personalidad, creyéndose el centro de todas las preocupaciones y atenciones.

Una persona “egocéntrica” está centrada en su YO, y hace una exagerada exaltación de su propia personalidad, haciéndose el centro de atención; no dándose cuenta de que es un comportamiento extremo, el cual priva a las personas no solo de felicidad, sino que las mantiene en un estado de ansiedad y estrés absoluto; por cuanto es un comportamiento que generalmente torna a las personas en “arrogantes” y “altaneras”, y eso las aleja de su entorno;  de tal manera que la gente no se aleja, el egocéntrico con su  actitud retira a las personas.

 “Los débiles son dominados por su ego, los sabios dominan su ego , y los inteligentes están en una lucha constante contra su ego”

Hamza Yusuf

Así tenemos que cuando una persona centra su existencia en sí misma, la consecuencia más evidente es la desconexión con el resto de los seres vivos, ya que la falta de compromiso e interés hacia los demás, los aísla de su entorno, al enfocarse exclusivamente en las necesidades propias, eliminando de esta manera la presencia de potenciales amistades.

Todos tenemos una imagen de nosotros y de quiénes son las otras personas, sobre todo en relación con las que interactuamos diariamente; pero ello son imágenes mentales, cuadros mentales que nos elaboramos, más no necesariamente corresponden a la realidad; muchas veces nos imaginamos que una persona es de tal o cual manera, y en el devenir del tiempo en ocasiones se cae en una actitud de orgullo, sobre la valoración de nosotros mismos, con una actitud de “soberbia” por encima de los demás.

“Uno de los peores enemigos es la soberbia; un soberbio no puede evolucionar, no puede aprender porque está ciego en su razón absoluta”

Viviana Collado

Tener un ego inflado es nuestro peor enemigo, porque puede llevarnos en la vía de destruirnos la vida, por la soberbia, la arrogancia, la pedantería, que son sentimientos que identifican un “ególatra”, y todo ello evita ver las oportunidades que se presentan y anulan el éxito; es claro que todos necesitamos una buena dosis de autoestima y confianza, pero cuando esta se convierte soberbia, arruina todo aquello por lo que se puede haber trabajado para construir la vida y la evolución espiritual.

“La soberbia enceguece al hombre, empodera al ego y anula la humildad”

Geremías 48:29

Está bien  enorgullecerse por los logros, pero siempre debemos tener presente que nadie llega solo a la cima; que no se debe permitir que el ego nos controle, volviéndonos arrogantes, y para ello podemos adoptar la mentalidad de un principiante, enfocándonos y eligiendo primero el propósito y después la pasión; recordando las palabras de Viviana Collado: ”La arrogancia es la trampa donde tú mismo eliges caer, y reposar en el abismo de la prepotencia”,  así como alimentar dentro de nosotros la humildad, recordando en todo momento el trabajo que falta por hacer y no cuánto hayamos hecho.

La humildad es la virtud totalmente opuesta al ego, ya que implica conocer nuestras debilidades y cualidades para obrar en consecuencia, y así lograr el control sobre las emociones, escalando en el nivel de evolución espiritual, observando nuestras capacidades y oportunidades sin necesidad de ostentar con arrogancia sino con gratitud los conocimientos adquiridos, practicando de esta forma la humildad.

Pero lograr un camino de humildad implica, colocarnos una máscara para mostrar lo que no es, anulando la soberbia; no creernos superiores a los demás, desterrando la arrogancia; actuar sin imponer nuestros criterios porque eso es prepotencia, y dejar de hacer las cosas de forma terca, encerrados en nuestra propia opinión, porque eso es obstinación y todo ello nos aleja no solo de una alta autoestima, sino de la humildad que nos permite actuar son sabiduría, como lo dijo el Rey Salomón….”Donde hay soberbia allí habrá ignorancia; más donde hay humildad habrá Sabiduría”.  “HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD”.

“La egolatría es la fuente de todas las miserias”

Thomas Carlyle

NAGUANAGUA – ESTADO CARABOBO – VENEZUELA