Buda tampoco los quiere

Por Eugenio Montoro

El Candil. Buda tampoco los quiere. Eugenio Montoro

El príncipe Siddhartha Gautama buscando entender los misterios de la vida se metió en una pandilla de andrajosos filósofos que a fuerza de pobreza buscaban purificar su alma. Practicó la privación absoluta comiendo una hoja o una semilla al día y, por lo débil y flaco, casi se muere ahogado en un río.

Sin respuestas a su búsqueda espiritual se sentó debajo de una higuera y allí pasó meditando varias semanas con la intención de no levantarse hasta que algo sucediese. Los bromistas dicen que despertó gritando la primera noble verdad del budismo “la vida es difícil” cosa poco original después de pasar varios años de pelazón pareja.  

Bromas aparte, Gautama logró finalmente alcanzar la iluminación y pasó a ser desde entonces el Buda. Sus seguidores dieron forma a uno de los grupos más numerosos de reflexión y sabiduría del planeta y con estructura religiosa.

Casi todos entendemos que la vida no es fácil, pero aceptar que eso es parte íntima y permanente de nuestro ser es un enorme reto pues la creencia de que casi todo tiene solución, nos crea la ilusión de que la vida podría ser fácil. 

Solo cuando aceptamos en toda su dimensión que la vida es difícil, es cuando la trascendemos y allí ocurre el milagro. Una vez que se trasciende, la vida deja, entonces, de ser difícil. 

Al igual que Gautama hizo con los farsantes ascetas, los venezolanos votamos por Chávez creyendo que sería nuestro camino a la felicidad. Al principio todo iba bien. Había mucho dinero y se inventaban misiones que caían como del cielo sin esfuerzo. Pero el número de ciudadanos aumentaba todos los días y los ingresos empezaron a disminuir. Llegó la hora insólita de pasar hambre. La escasez y la inflación mostraron sus despiadados colmillos y los clavaron en el cuello del País. 

Con asombrosa calma democrática los ciudadanos han soportado incontables sacrificios. Quieren solucionar los problemas mediante la civilidad del voto y han trabajado para realizar un referéndum que despida al gobierno.

Oponerse a eso es un acto de cobardía para tratar de aferrarse a un poder mal habido y la paciencia de los venezolanos también es similar a la de los budistas. Ellos entienden que la vida es difícil pero no se sientan a lamentarse. También pelean y muy duro cuando hace falta. En Birmania los monjes budistas encabezaron una gran protesta contra su gobierno dictatorial a sabiendas que la respuesta del régimen sería criminal.

«La paciencia del venezolano llega al límite y no pasará sin consecuencias»

Eugénio Montoro

La paciencia venezolana llega al límite y no pasará sin consecuencias. Después de esta larga noche de dolor llegará la iluminación a un pueblo con decisión definitoria.

Buda entendió y predicó que la existencia no debía estar en ninguno de los extremos del placer o del dolor.  Anticipó un justo medio de enorme coincidencia, siglos luego, con Tomás de Aquino y otros grandes pensadores. Separarnos del dolor que ha significado este régimen intolerable no es entonces solo un deseo, es también una obligación moral.

Fuente:

Libro digital «Trochas de Patria» de Eugenio Montoro

Todas las publicaciones han sido autorizadas previamente por su autor.

Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela

27 de abril de 2019

Eugenio Montoro

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