Por Nervis Nava

«Todo fluye y refluye, todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la compensación.»
El Kybalion
El universo todo está sujeto a la “Ley del Ritmo”; Está presente en nuestra cotidianidad, en el desarrollo de la vida del ser humano y el comportamiento del planeta.
Nuestro planeta presenta 4 cambios de clima en muchas regiones, cada 365 días terrestres de forma cíclica. A cada uno de ellos se les llama “estación” y presentan condiciones climáticas diferentes, con una duración de 3 meses cada una. Primavera, verano, otoño e invierno. Cada una con particulares y determinadas condiciones en cuanto a luz, color, temperatura y precipitaciones, definiendo un paisaje de características propias.
El movimiento de las mareas y las cosechas causados por la luna es otro ejemplo de la “Ley del Ritmo”. La conseja popular afirma que el temperamento de las personas también es afectado por las fases lunares, que naturalmente se producen de forma cíclica regular.
De acuerdo con esta ley, todos los fenómenos naturales sobre la faz de la tierra y dentro de ella, están sujetos a los efectos de estos cambios de forma cíclica; es decir, conjunto de cambios que se repiten año tras año.
Cambios en perfecta armonía y en perfecto orden, de acuerdo con las fuerzas que gobierna al universo.
En el ser humano y en toda criatura, también está presente la ley del ritmo. Lo observamos en su gestación, donde cada especie tiene su propio ciclo, y donde todas pasan por las etapas de nacer, crecer, madurar, reproducirse, envejecer y morir; donde cada una, igualmente que las estaciones, tienen sus características propias y cierto período de duración; siendo que cada etapa de su desarrollo está marcada con hechos puntuales al pasar de una etapa a otra, existiendo un “ritmo” marcado por cambios en sus patrones de conducta.
Así vemos como todo está envuelto y controlado por “Leyes” que garantizan el funcionamiento armónico del Universo.
Y siendo el hombre parte de ese universo regido por leyes, debemos conocerlas para saber cómo utilizarlas en nuestro favor, ya que su desconocimiento podría llevarnos a transgredirlas, y como consecuencia, recibir el castigo de manos de la misma naturaleza. Por ejemplo, muchas vidas pueden ser salvadas y muchos bienes materiales pueden ser conservados cuando se conocen las épocas y los lugares de inundaciones.
Las Leyes naturales son inmutables, por ello, como el hombre no puede cambiarlas, debe aprender a convivir con ellas. Es decir, debe aprender a vivir al unísono con las leyes de la naturaleza.
Todos los avances tecnológicos de la humanidad han sido posibles gracias a la comprensión del funcionamiento de las leyes naturales.
Los grandes desastres producidos por el hombre se han debido a que ha violado alguna ley natural. Por ejemplo; el desarrollo de la tecnología de la aviación fue posible gracias a la comprensión del funcionamiento de las fuerzas naturales que intervienen sobre un cuerpo en movimiento en el aire. La violación de esas leyes, tendrán como consecuencia un gran desastre.
De esta manera, uno se da cuenta que nuestro paso por esta dimensión va provocando ondas que se mueven rítmicamente de acuerdo a nuestras decisiones, y se aprende a entender que, en la marea de la vida, debemos actuar de tal manera que nos mantengamos el mayor tiempo posible en la cresta de la ola.
Que en algunas circunstancias tal vez tengamos que sumergirnos y tocar fondo para luego volver a flote fortalecidos, afrontando tanto pérdidas como ganancias con igual serenidad; con alegrías y dolores con la misma equidad; sucesos favorables y desfavorables con ánimo parejo, sin dejarse abatir por esas piedras del camino que son tránsitos pasajeros.
En eso consiste la sabiduría, en aprender a utilizar las leyes naturales a nuestro favor, como esta del CAMBIO DE ESTACIÓN…..
NaguaNagua-Estado Carabobo-Venezuela
05 de octubre de 2019
