Camorra progreso y coherencia

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 230.-


En esta semana, como casi todas, en la “entretenida normalidad” de nuestros pueblos latinoamericanos, se han presentado algunas noticias que si no fueran trágicas serían, además de increíbles, muestra de niveles de cinismo, dignos del famoso “aunque Ud. no lo crea”.

Un país que ha estado sometido al cambio, mediante la revolución, en esta semana enfrenta nuevamente la amenaza de ser suspendido de sus derechos de voto en la ONU, por evasor del aporte a esa organización. Se divulgó un reporte de la UNICEF, indicando que Latinoamérica es donde se presenta el más alto número de migrantes menores de edad. Este primer mandatario revolucionario, solicita a la ONU que haga respetar los derechos de los migrantes.

Otra de las noticias registraba en un país en vías de cambio, la buena nueva de las autoridades indicando que, con la presión popular, “lograron” que un grupo de provocadores combatientes liberaran a un niño a quien habían “retenido” e “invitado” a presenciar el asesinato de su tío, con quien lo habían secuestrado. Curiosa muestra de soberanía y capacidad del estado. El hermano del primer mandatario del país declaraba en televisión como logro, haber obtenido la contribución decisiva de antisociales condenados, para lograr el triunfo de su hermano en las elecciones.

Simultáneamente ese país en vías de cambio llevaba a cabo, en territorio de un país vecino, una mesa de negociaciones con grupos fuera de a ley, bajo la solícita y desinteresada facilitación de ese gobierno local. Previamente esos grupos retadores, aclaraban públicamente que no estaba planteada en la negociación, la entrega de las armas y el compromiso de dejar de financiarse con la “retención” de personas. Curiosa voluntad y aceptación de negociación. Se parece a otras mesas de negociación, ya conocidas ampliamente, donde el facilitador ha fungido de protagonista.

En una población, sus pendencieros habitantes retuvieron a las tropas y las llevaron fuera del territorio prohibiéndoles su presencia. No necesitan la protección de la fuerza pública. “Prefieren” la particular de prósperas organizaciones que les han enseñado a retener. Es solo coincidencia, cualquier parecido a otra población de un país donde han estado cambiando balazos por abrazos donde, mediante las armas, los prósperos pobladores exigieron a las autoridades liberar un líder local representante del tráfico ilegal.

Un primer mandatario ataca públicamente frente al pueblo y el mundo, a la asociación de industriales y a la organización que representa a los productores y exportadores de uno de los renglones mas importantes de la economía. Curiosa vía para promover las exportaciones de los productos del país.

En manifestación pública, un provocador mandatario acusa a los miembros del poder legislativo de departir y simpatizar con los narcotraficantes. Curiosa forma de trabajar sumando esfuerzos con otra institución, tanto o más importante que la presidencia.

En interesante comunicación e invitación, el equipo de gobierno representado por un ministro y el jefe de estado, promueven y anuncian un decreto autorizando la organización y movilización de los campesinos para recobrar tierras en una pretendida reforma agraria de hecho. Curiosa forma de lograr un “gran acuerdo nacional” anunciados días antes, por el mismo mandatario, para lograr el avance del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población.

En otro país, al sur, se reseñaba la manifestación de la intensión de un candidato, arrasando en las elecciones primarias, de “eliminar” organizaciones públicas de un plumazo. (arrancándolos en un show, del tablero de instituciones). Me recuerda la expulsión mediante la utilización de un silbato, en show de televisión en cadena nacional, de más de veinte mil funcionarios de la primera industria del país vecino, por estar en desacuerdo con el revolucionario tratamiento de la principal empresa, generadora del mayor aporte al presupuesto.

Estas situaciones, reseñadas en estas semanas, se pueden etiquetar, sin mucho temor a equivocarse, como la repetición de hechos experimentados en las últimas dos décadas en más de un país americano.

La invitación directa desde los balcones al pueblo, a ejercer acciones de fuerza, a desconocer instituciones no simpatizantes con las ideas del mandatario, a destruir propiedades privadas o públicas si no se está en el gobierno, podrían ser el perfil común que se deduce como el marco de “progreso” que se promueve abiertamente hace cierto tiempo. Un par de décadas por lo menos, no solo las ultimas semanas.

Un perfil que pudiera parecer cualquier cosa, menos la suma de esfuerzos y voluntades para lograr consensos y acometer acciones para el progreso de las sociedades. Aunque reconozco que puedo estar errado.

Mientras reseñaba las anteriormente descritas actuaciones y manifestaciones, veo en el noticiero, un par de videos. Uno de ellos mostrando dos taxistas peleando, herramientas en mano, por un pasajero. El otro registraba un par de “niñas” peleando, con una madre de ellas como testigo, a la salida de una institución educativa.

Vino a mi mente una expresión utilizada por mis mayores: “Camorreros” en acción. Me transporté y sentí en Sicilia o Nueva York (a donde se exportó) y en las películas que registraban la famosa “Camorra”.

En el diccionario castellano camorrista significa que fácilmente y por causas leves arma camorras y pendencias.

Básicamente esta definición describe sin duda una “actitud”. 

Algunos sinónimos: Alborotador, Altercador, Bravucón, Camorrista, Peleador, Peleón, Pendenciero, Provocador, Guapo e barrio, Prepotente, Retador. ¿Estaremos describiendo con esta palabra y sus sinónimos, a nuestros gobernantes? ¿A aquellos que elegimos como nuestros lideres? ¿A aquellos a quienes les damos el garrote?

¿Los famosos discursos de balcón serán invitaciones a convertir todo el pueblo en “camorrero”? ¿A tratar, en forma premeditada, de lograr que todos los seguidores sometan, (por la fuerza física, o el chantaje) a quienes piensen diferente? ¿Será esa actitud la nueva concepción de “progreso”? ¿Y como consecuencia, no podemos esperar que los no simpatizantes, para igualarse, también saquen a relucir sus herramientas y se logre la confrontación general de camorreros?

¿Que se ha ganado en Latinoamérica con la “camorra”? Con la incitación a los incendios, a invadir, a cercar ciudades no simpatizantes, ¿a impedir a otros trabajar y producir?

¿Cuál ha sido el éxito de horadar en las últimas décadas, la democracia representativa para cambiarla por una “democracia plebiscitaria”, prometiendo un mejor mundo al más agresivo? ¿Cuáles son los indicadores de ese progreso hoy? ¿Los podemos aplicar y con el resultado celebrar los logros de Chile, Perú, Venezuela, Argentina, Bolivia, México y ahora Colombia?

Podemos contabilizar como logros ¿La muerte cruzada de Ecuador? ¿El presidente Preso de Perú? ¿La Asamblea oficialista y la emigración de Venezuela? ¿El fracasado intento de nueva constitución de Chile?  ¿La inflación de Argentina?

Si la respuesta es positiva. Si los resultados de las mediciones muestran éxito, debemos reforzar la promoción de la camorra.   Debemos ser coherentes. Para ello, el siguiente paso hacia la prosperidad debería ser urgente: la apropiada formación de nuestros niños. Las asociaciones de educadores con su profesionalismo, conocimiento y sus valores, pueden ser de gran ayuda para contribuir a preparar a nuestros menores para asegurar el progreso, impulsando en ellos la actitud de “camorreros” desde edad temprana. Podemos hasta revisar los requisitos para ocupar posiciones de servidor público, para incluir como valiosas, las habilidades asociadas a la actitud de “camorrero”. Con el progreso y éxito continuado como prueba, a futuro podremos consolidar y destacar como parte del perfil de nacionalidad y fortaleza para exportar, la mencionada actitud: 

“Latinoamericano, destacado camorrero con experiencia, ofrece sus servicios para el progreso. Garantía de éxito”

¿Será posible tanta coherencia, potencial de progreso y éxito continental, alrededor de ser camorreros?



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.



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