¿Cuándo es la reunión?

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO IV – N° 184.-


Esta semana en la reunión de la ONU hemos oído los discursos, de los representantes de los diferentes países, en el organismo. Es interesante por decir lo menos, oír a los representantes plantear sus análisis de la situación en la que se enmarca su país. Planteamientos supuestamente presentados para generar acciones coordinadas orientadas a superar los obstáculos que les impiden su crecimiento y desarrollo. Las reuniones proyectan las características de seriedad, capacidad de análisis y autoridad máxima de una junta de representantes de los accionistas de una empresa para tomar decisiones. En este caso proyectan la representación de la humanidad como accionistas.  Sin embargo, si analizamos un poco las características, encontramos que las similitudes son solo de proyección o según mi interpretación, aspiracionales de representación para muchos habitantes del mundo. Hasta qué punto ejercen un rol con el objetivo primordial de buscar la optimación del beneficio para los accionistas, enmarcados en los parámetros legales que rigen, tanto externos como los acordados por la misma junta, ¿cuando los accionistas que representan son la humanidad?  Una junta de representantes designados por los accionistas, está compuesta por miembros que representan claramente y sin ambigüedades los intereses de los diferentes grupos de accionistas. El organismo mundial también está compuesto por representantes, pero estos sin embargo pudieran tener una interpretación diferente de los intereses de la mayoría de los ciudadanos de los países que representan.

En una junta de accionistas o propietarios, los diferentes miembros reciben los resultados, análisis, casos y propuestas, para tomar las mejores decisiones concretas para el beneficio de sus accionistas.  Lel grupo puede utilizar recursos para hacer sus análisis lo más objetivos posible, y decidir y tomar acciones concretas a ejecutar por los mandatarios. La asamblea de accionistas tiene la potestad de decidir y ordenar acciones que sean ejecutadas por los ejecutivos que manejan la empresa y que, si no rinden los resultados esperados o cumplen los objetivos, pueden ser despedidos.

El organismo internacional de representación de Naciones es un organismo que también tiene la capacidad de oír a todos sus miembros, representantes de los habitantes de los países que han decidido voluntariamente pertenecer al organismo, elaborar todos los análisis y estudios necesarios para conocer y documentarse sobre una situación específica, su impacto y proyecciones. Sin embargo y a pesar de la capacidad de investigación y levantamiento de información concreta sobre hechos que afectan la convivencia y progreso de la humanidad, sus resoluciones y acciones son básicamente diplomáticas, no se transforman en resoluciones verdaderamente ejecutivas en el sentido literal de la palabra.    En otras palabras, el parecido de una “asamblea de países” ONU, a pesar de las esperanzas de muchos pueblos de ver en el organismo un ente de decisiones y acciones que realmente encaucen el accionar de los países hacia el bienestar de la mayoría, no pasa de ser una aspiración. Esta aspiración no es sin fundamento, está  alimentada por los roles definidos en el Capítulo 1 que define el propósito de “mantener la paz y seguridad internacionales” y el Capítulo 7, de su carta de funcionamiento, que le indica la “Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión” Probablemente no se puede culpar a los directivos o trabajadores asignados permanentes, a pesar de los deseos de la humanidad de ver en el un cuerpo “solucionador, rector y ejecutor”, sino al comportamiento y aporte a la paz mundial y convivencia, de algunos de sus miembros, que alentados con la tendenciosa y errónea interpretación de “igualdad soberana de todos sus miembros” como patente, hacen su voluntad  y perpetran acciones a todas luces delictuales aun en contra y olvidando sus obligaciones y compromiso de actuar de “buena fe”, como dice la carta,  sin sufrir ninguna consecuencia.

Oyendo las intervenciones pareciera una repetición descriptiva, a veces tendenciosa por los mismos actores, de actos de agresión y quebrantamiento de derechos de otros. Temas como la agresión en forma de invasión de otros países, violación de los derechos humanos, violación a los principios de funcionamiento democrático, complots para ejercer o apoyar acciones criminales y manipulación de la justicia y desprecio por principios como la independencia de poderes, por “miembros representativos” de sociedades, son parte del “menú” normal de las reuniones del organismo sin que se aprecien acciones que realmente ayuden a solucionar. Años de represión de pueblos, emigraciones masivas, guerras prolongadas como resultado de invasiones, son apoyadas y gozan de la simpatía de otros “miembros soberanos” diferentes a los perpetradores directos.  Ya es de consideración normal el hecho que un miembro agresor y violador de derechos forme parte del consejo de seguridad, que tiene derecho a veto de cualquier acción de fuerza para poner orden. También es posible que un miembro destacado, demandado y reportado en informes de comisiones de derechos humanos, forme parte del comité que regula las acciones y pronunciamientos sobre este vital aspecto. ¿Puede esperarse un juicio y pronunciamiento contundente contra este miembro?

Hay algunos comportamientos y discursos casi que dignos de considerar como comedia o tragedia simultáneamente dependiendo de quien lo interprete. Uno de ellos en la reunión de esta semana, exige que la asamblea solucione la crisis actual de invasión, colocando en igualdad de condiciones al invasor y al invadido, extrapolando las acciones de su presidente en el país que representa, promueve la necesidad de reemplazar las acciones de la autoridad por abrazos, accede a liberar un detenido importante ante la amenaza de su clan de atacar el ejercito si no lo hace y se niega a pronunciarse contra las dictaduras violadoras de derechos humanos con la prédica de “no injerencia” pero cobija a expresidentes que abiertamente han violado la ley hasta ordenado el cerco por hambre de un pueblo por no apoyarlo en una reelección prohibida por la constitución pero aprobada por el “independiente poder judicial” a su servicio.

La situación por la que pasa el mundo, convulsionado por problemas de derechos humanos, sostenibilidad, ambiente y salubridad requiere un esfuerzo real y efectivo de la humanidad para su superación.  ¿Puede darse la humanidad el lujo de tener organismos para la solución de sus problemas existenciales como la ONU de hoy? ¿Puede el mundo darse el lujo de tener países, en total contravía de lo que la humanidad necesita y violando los principios mínimos de convivencia? ¿Puede el mundo darse el lujo de tener países que exijan cínicamente un tratamiento de igualdad y no injerencia en su “soberanía” cuando hace todos los méritos con el comportamiento de sus mandatarios, de ser países que atentan contra la paz y el orden mundial?  ¿Estaremos utilizando erróneamente, o permitiendo utilizar en forma desviada, malintencionada y tendenciosa, conceptos como “democracia”, “soberanía” e “igualdad”?   

Recuerdo un presidente “demócrata» que hace apenas unos años exigía a los demás países que lo trataran de igual a igual y sin injerencia y estaba utilizando su capacidad económica para lograr “la simpatía” (y de paso los votos) de otros países soberanos (pero vulnerables económicamente) para formar otro organismo regional. Según su pensamiento y accionar, porque el organismo existente, aunque tibiamente, pretendía aplicarle “injustamente y en forma injerencista la carta democrática por su ejercicio del poder y autocracia, además de tratar imponer sus candidatos en otros países, también con el patrocinio económico, en su momento de bonanza antes de quebrar el país.  

Probablemente según mi entender, el mejor concepto de igualdad, y que no se presta a malas interpretaciones es el asociado al mérito y al modelaje.  

El deporte es un ejemplo y a pesar de las pretendidas manipulaciones y actos de corrupción que no faltan de algunos dirigentes, está muy claro que las oportunidades están asociadas a los méritos y la disciplina y regularidad que demuestren los actores. Difícilmente un país logra participar en una gesta mundial olímpica si sus representantes no han hecho las marcas suficientes para competir de igual a igual con otro representante calificado. ¿Se sienten los países, vulnerados en su soberanía porque sus representantes no clasifican si no obtienen las marcas mínimas?  ¿Declararán que tienen el derecho a ser tratados como iguales, aunque no hayan hecho méritos? ¿Estarán dispuestos a medirse antes de reclamar derechos en los que no han trabajado u obtenido logros?

Cualquier organismo representativo y con ánimo de trabajar conjuntamente para lograr beneficios para sus “accionistas o dueños” de los países, que son los pueblos, tiene que tener claro que la representatividad debe ganarse. Los intereses individuales de los diferentes países miembros no deben estar por encima de los intereses colectivos es cierto, pero también es cierto que las divisiones geográficas ya traen condiciones que exigen más o menos esfuerzo a las comunidades a la hora de competir, como en el deporte. Difícilmente la exigencia de capacidad pulmonar es la misma para atletas de países de diferentes latitudes y condiciones geográficas. Pero ningún atleta podrá reclamar que a la hora del disparo de largada le den unos metros o kilómetros de ventaja, porque viene de un país de mayor o menor exigencia climática o donde el mar es menos apropiado para competir o el régimen alimenticio es más difícil de cumplir.  Difícilmente los países bajos pueden reclamar a los organismos internacionales un tratamiento diferencial porque deben luchar permanentemente contra el mar y conquistarle tierras. O difícilmente los países cercanos a los polos pueden exigirles un subsidio a los países tropicales para compensar la falta de variedad de climas y disponibilidad de tierras cultivables. Tampoco un país con múltiples riquezas naturales puede declararse en desventaja porque debe extraer esas riquezas para poder comercializarlas. O exigirle a un país con mercado propio de un tamaño diez veces mayor que le compre sus productos sin importar el precio, solo por ser más pequeño.

Tenemos mucho que hacer trabajando los conceptos de igualdad, esfuerzo, mérito y productividad. De lo contrario si seguimos tratando de progresar conjuntamente empeñándonos en considerar una utopía integrarnos sin fronteras para sumar esfuerzos, exigiendo trato “ de igual a igual” pero comportamiento desigual, como pequeños reinos, de arena esperando que el mar no los destruyan mientras practican el “pan y circo”,  es muy   probable que tengamos en algún momento  que cambiar como humanidad nuestro plan de negocios y supervivencia, e invertir mucho más en la búsqueda de otros mundos para habitar, ante el peligro de destruir este en una conflagración que cada vez se ve más probable por los conflictos de convivencia. Claro, es más cómodo seguir reuniendo los pequeños reinos cada año, a presentar quejas y exigir ayuda sin intereses y compromiso, mientras nuestros representantes con algunas excepciones viven en palacios rodeados de miseria, creada por ellos mismos. Como diría un comediante, todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros.



Álvaro Ramírez
Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.   


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One comment

  1. La ONU, OEA , Human Rights Watch,etc. son organismos inservibles que estan representando a ideologias comunistas. Ha sido mas que demostrado que los puestos existentes en esas organizaciones es para dilapidar dinero de los impuestos que pagan los ciudadanos de este Mundo.Es una estafa mas que han logrado los politicos sinverguenzas.

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