¿Cuánto hay pa eso?

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 253.-


En el mundo animal, todos conocemos de las migraciones. Del regreso a desovar, o el desplazamiento a sitios donde haya mejor comida o un clima más propicio. Sus actuaciones están dominadas por intereses primarios como animales que tratan de conservar su vida. Una vez superados esas necesidades primarias, las necesidades secundarias pasan a dominar las actuaciones. Después de la caza, la posesión asociada a la supervivencia es clave en el comportamiento animal. Los animales acumulan dependiendo de la estación, “esconden” presas para dosificar su consumo. También la dosificación de su esfuerzo es muy importante para su supervivencia. ¿Hibernación por ejemplo? El interés por la recompensa y el instinto de posesión, lo mismo que, por deducción, la llamada ley del menor esfuerzo: maximizar los resultados por esfuerzo aplicado, son tres características claves que se dan naturalmente en los animales: El llanto es el esfuerzo para obtener la satisfacción de su necesidad logrando que se ponga a su disposición la ubre. Sentirse propietario de la ubre que lo amamanta y lograr su satisfacción con el menor esfuerzo posible son manifestaciones claras de esos instintos. Son tan poderosos que hasta luchan entre sí para saciar sus necesidades, aunque como comunidad, colaboran para satisfacerlas, cuando la presa, o el obstáculo que impide alcanzarlas, es mayor que la capacidad de un individuo solitario. Manadas, cardúmenes, rebaños, o familias suman esfuerzos y cazan juntas, se desplazan, protegen de terceros y cuidan a sus crías conjuntamente, aunque eventualmente tengan conflictos internamente. Es decir, si el reto es suficiente, los miembros de un grupo están dispuestos a sumar esfuerzos para lograr el objetivo, supervivencia.  

En ese mundo animal, el ser humano no es una excepción. Por el contrario, aplica su inteligencia como ser superior, para saciar sus necesidades individuales, cualquiera que estas sean, no solo las primarias, colocándolas por encima de las de sus congéneres. Pareciera a veces gris la frontera entre necesidades y simples deseos que se convierten en ellas. Lo que si es cierto es que cada individuo, define y establece sus necesidades, cómo las valora y, en consecuencia, como actúa, y hasta dónde llega, para satisfacerlas.

En su libre albedrio actúa individualmente, o se asocia para lograr su cometido. En algunos casos, esa actuación y asociación puede ir contra los valores y deseo de supervivencia de la comunidad en la cual se cuenta y de la cual depende, cuando el reto es alto. 

En todas las comunidades, aun en las asociaciones para delinquir, supuestamente se condena ese comportamiento contra el bien general y, en consecuencia, legislan, definen líneas de transgresión y establecen penas para lograr que el individuo coloque el bien común por encima de sus necesidades y deseos particulares. Se convierten así, las actuaciones individuales y asociaciones para lograr un fin, en delictuales si el objetivo individual perseguido es definido por la legislación como contrario al bien común y preservación de la especie. Conceptualmente, se pretende que, con el uso de su inteligencia y percepción, cada individuo coloque el bien de la comunidad por encima de su bien personal. En otras palabras, que valore sus necesidades de cara a las necesidades de su comunidad, bien sea por temor al castigo o por convicción reflexiva. La comunidad premia o juzga al individuo.

Como hemos dicho en ocasiones anteriores, pareciera que cada vez se legisla más. Bien sea para dar la ilusión a la sociedad por parte de los legisladores, de su gran preocupación y adecuada interpretación del bien común, o porque no está dando resultado ese mecanismo para promover la actitud y se trata de demostrar que con más leyes hay mejores resultados.

¿Qué está pasando en nuestro entorno regional? 

Una isla caribeña está tomada por pandillas que expulsaron el gobierno. No se trata de confrontaciones ideológicas. Se trata de bandas delictivas enfrentadas por repartirse las magras propiedades de una sociedad depauperada que pareciera que habita un país inviable. Miles de evadidos de las cárceles, asesinatos y amenazas públicas, de las pandillas que tienen tomado el país. Un poco más al sur, otros países también están sufriendo la revolución de las cárceles. Delincuentes privados de la libertad, desde las cárceles dirigiendo sus prosperas pandillas. Asociaciones criminales extorsivas con el apoyo de supuestos servidores públicos están exportando su experticia a otros países. Gobernantes en abierta violación a las constituciones de sus países, atentan contra cualquier actividad crítica que trate de mantener la institucionalidad realmente independiente, y por el contrario, buscan por cualquier medio tomar el control y sumisión de los órganos de contrapeso y control, mientras pregonan formalmente ante organismos internacionales su caricatura de talante democrático. En ninguno de los casos descritos, solo como muestra de las últimas semanas y de la región, se está hablando de acciones asociadas a la satisfacción de las necesidades primarias. El solo uso de armas y herramientas sofisticadas y costosas lo corrobora.

¿Qué dicen las estadísticas a nivel de Latinoamérica por lo menos?

(Ver reporte de la ONU 2023) Extracto sobre tendencias (Traducción libre):

HOMICIDIO Y CRIMEN ORGANIZADO EN LATINOAMERICA Y EL CARIBE Las Américas tienen la más alta tasa de homicidio regional en el mundo, y altas tasas de violencia homicida relacionada con el crimen organizado. 

Pareciera que no se está teniendo éxito en la lucha contra el crimen, especialmente el organizado, en nuestra región.

¿Estaremos utilizando el enfoque correcto? ¿Penalizar la utilización de los instintos naturales para satisfacer los deseos individuales cuando estos se ponen por encima de los deseos de la sociedad interpretados como bien común?

En primer lugar, filosóficamente, pareciera contra natura impedir cualquiera de los instintos básicos de, supervivencia, propiedad y menor esfuerzo. Sin embargo, no es menos ciertos que la valoración entre necesidad y deseo (bendito léxico) empieza a hacerse muy importante. ¿Quién y cómo se declara el bien común? ¿Acaso no difiere según el grupo al cual perteneces? ¿Nos acordamos de los diferentes enfoques y tratamientos de la vacuna durante la pandemia? ¿Dónde puedo empezar a legislar en forma de mandato restrictivo punitivo? ¿Acaso no puede un individuo o pequeño grupo para la satisfacción de alguna creencia o deseo individual poner en peligro la existencia de toda la sociedad?

¿Dónde se debe aplicar acciones punitivas y dónde se debe aplicar motivación positiva?

Pensemos por un momento en algunas situaciones ilustrativas de la vida real:

La tasa de nacimientos por mujer en algunos países, especialmente desarrollados y con tasa de educación alta, está cayendo por debajo de la tasa de reemplazo. En los grupos más educados es más marcada la tendencia al descenso de la tasa de nacimientos. Por debajo de 1.8 hijos por mujer contra una tasa de reposición teórica de 2.1 nacimientos por mujer. Especialmente interesante es el caso de Singapur.

¿Podríamos, en estos casos, castigar a las mujeres que solo tienen un hijo, por atentar contra la supervivencia de la especie humana?

El secuestro y la extorsión están muy presentes en las estadísticas criminales. Hace unas semanas un grupo, incentivado y exaltado, mantuvo retenida la corte suprema de justicia de un país latinoamericano. En ese mismo país, otro grupo también secuestró al padre de una estrella deportiva, obligando al gobierno a satisfacer sus demandas económicas.

Extorsión (Según RAE): Presión que se ejerce sobre alguien mediante amenazas para obligarlo a actuar de determinadas maneras y obtener así dinero u otro beneficio.

¿Podríamos ofrecerles un premio, o incentivo, económico a los secuestradores y extorsionistas para dejar de hacerlo, a pesar de ser un ataque directo a la búsqueda de la supervivencia de los demás miembros de la sociedad?

¿Dilema?

No es especulación o retorica. En la búsqueda de la anhelada paz que pudiera potenciar el desarrollo y subsistencia de la especie, más de un autoridad regional o local ha tratado y está tratando de negociar con bandas criminales. Algún mandatario ha llegado al extremo de utilizar estas bandas para imponerse a otros grupos. Otro se ha hecho de la vista gorda y aceptado que no puede reprimirlos y acepta sus demandas. Otro plantea que con los adecuados gestores intermediarios las bandas van a dejar de ejercer su lucrativo negocio.

Aunque en la mayoría de las sociedades se caricaturiza por lo indeseable, la conducta del “¿COMO VOY YO AHÍ?” o “¿CUANTO HAY PA’ ESO? Se interpreta como ejemplo claro de corrupción.  La realidad es que puede ser de plena aplicación para la solución de las necesidades primarias. Nadie puede darse el lujo de renunciar a la retribución de su esfuerzo real y honesto, para satisfacer necesidades primarias.

Sin embargo, las asociaciones delictivas que amenazan y extorsionan a la sociedad están muy por encima de las necesidades primarias. Basta con observar las herramientas utilizadas al plantear a la sociedad como víctima, la macabra frase de PLATA O PLOMO 

Personalmente creo que no puede ponerse en duda la necesidad de aplicar los instintos primarios para asegurar la supervivencia de las especies. Pero su uso como excusa para permitir la extorsión y sometimiento de la sociedad, no puede ser aceptable porque se convierte en arma de doble filo. Las sociedades se convierten en no sostenibles cuando aceptan como normal, las acciones extorsivas por parte de algunos de sus miembros. Ejemplos tenemos hoy en países de Latinoamérica y el Caribe. 

Utilicemos y premiemos el uso de los instintos naturales desde la primera infancia. Retribuyamos adecuadamente cualquier esfuerzo de superación, ejercicio y respeto del derecho de propiedad, trabajo en equipo y aplicación de la ley del menor esfuerzo para sobrevivir. Eso hará a nuestros descendientes más emprendedores y justos ciudadanos. Así mismo y con igual énfasis condenémosles también, desde edad temprana, cualquier conducta extorsiva que pretendan utilizar con los demás miembros de la sociedad. Así hacemos una sociedad más fuerte y sostenible en el tiempo.

Mientras esta concepción y acciones dan sus frutos, no renunciemos a nuestro instinto de supervivencia y, como sociedad, apliquemos todo lo que esté a nuestro alcance, para evitar la repetición de actos extorsivos de cualquier naturaleza. 



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.   


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