FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO V – N° 206.-
La primera orden que lanzan los mandatarios de izquierda elegidos por vía democrática es consentir la invasión cubana.
Esa invasión, o entrega del territorio nacional al régimen tiránico totalitario castrista se ejecuta permitiendo la entrada de unas “misiones de paz”, conformadas por supuestos médicos, fisioterapeutas y deportistas cubanos.
En realidad, son tropas cubanas con camuflaje de monjitas de la caridad. Estas misiones tienen un efecto táctico muy similar al de un ejército de vanguardia y ocupación. Se produce una ocupación territorial encubierta con batas blancas, y trajes deportivos; es una invasión silenciosa. Es el lobo con disfraz de ovejita.
Es el nuevo proceso de conquista, colonización y saqueo de América. Quizás solo estemos analizando el efecto. Tal vez Cuba sea un peón dirigido por otras fuerzas de respaldo, y solo estemos viendo la punta del iceberg.
Estas misiones tienen varios objetivos. El primero es tomar control del territorio, avanzar sobre él, luego, vigilar, observar, analizar el territorio, informar, después, acostúmbralos a la presencia del invasor y que no los perciban como enemigos, así el pueblo baja la guardia, los aceptan como integrantes de su comunidad y luego viene la dominación. Ellos actúan sobre la población más pobre, la más vulnerable, la cual constituye la porción más numerosa en nuestro continente.
Mediante el ofrecimiento de servicios gratuitos en salud y deportes logran que las masas más vulnerables y susceptibles de ser manipuladas, dirijan su atención hacia actividades que reducen cualquier intención de agrupamiento subversivo. Ellos se integran con los miembros de las comunidades por medio de los comités vecinales del partido del gobierno, lo cual allana el camino para establecer lazos de fidelidad, agradecimiento, simpatía y apoyo a la causa revolucionaria.
En Venezuela, el presidente HRCHF construyó una extensa red de ambulatorios por todo el territorio nacional, asignando, además, ayudas económicas a las madres solteras, a los ancianos, repartiendo cajas de alimentos, ofreciendo educación y asistencia médica gratuita a cambio de lealtad política. Lo mismo que siempre ocurrió en la cuarta república.
Grandes grupos de cubanos fueron enviados a los más recónditos pueblos de nuestro país en cantidades que no guardaban proporción con las pequeñas poblaciones donde eran asignados. Su presencia era abrumadora, tóxica y asfixiante.
Muchas quejas sobre el comportamiento antiético de los enviados cubanos hicieron eco en los medios alternativos y en sus comunidades. Es vox populi que los consultorios de los ambulatorios fueron usados para la lujuria y la manifestación de sus bajos instintos.
Al mismo tiempo, otros grupos de cubanos colonizaban instituciones en toda la estructura, e instancias del gobierno, incluyendo empresas del estado, organizaciones militares y policiales.
Igual procedimiento se está llevando a cabo en México, Chile y Bolivia. El presidente Petro está usando su poder para poner en marcha en Colombia esta nueva forma de invasión silenciosa. Seguramente Lula Da Silva también querrá hacer lo mismo en Brasil.
Es lo que he llamado «la neo conquista, y la neo colonización del siglo XXI», perpetrada desde la Habana con la complacencia entreguista, cobarde y traicionera de la izquierda latinoamericana, y la connivencia de los populistas y oportunistas de una oposición prostituida (Caso Venezolano).
El objetivo verdadero de todo este proceso, el cual ha sido encubierto, es controlar territorios en toda américa para formar un bloque que sirva de base de operaciones para el terrorismo, y hacerse de enormes fondos y riquezas para financiar dichas operaciones contra occidente.
Para ellos, la clase media, profesionales, y el pueblo económicamente activo son una amenaza, por tanto, son considerados como «enemigos», y como tales, deben ser exterminados.
Ejecutan el exterminio por dos vías; provocando el éxodo masivo de esas clases, creando condiciones de inseguridad y terror. El resultado de esa práctica ha sido la expulsión de más de 7 MM de venezolanos, y la otra vía es el exterminio por medio del corte del suministros y alimentos, es decir, por medio de hambrunas, y a través de la negación de asistencia médica, electricidad, agua, educación, combustibles, el saqueo a la propiedad privada, la ausencia absoluta de los derechos individuales y la violación del estado de derecho.
Pero no han podido doblegarnos. El pueblo los repudia. En el alma de cada venezolano palpita la semilla de la libertad, lista para brotar y florecer.
Todos esos hechos delictivos han sido documentados y hoy forman parte de un juicio en curso en la CPI.
Volveremos a levantar a Venezuela, pero no desde la visión populista, socialdemócrata, y socialista fuera de lugar, germen y génesis de esta situación que ya lleva más de 60 años.
Los políticos de la verdadera derecha, el pueblo, los empresarios, y los organismos que defienden la libertad y la democracia en el continente deben oponerse a esta nueva forma de colonización, destrucción y saqueo.
Levantaremos una nueva Venezuela desde los cimientos del pensamiento liberal en lo económico, y desde el republicanismo en lo político y social. Llegó la hora de la gran rebelión.
Necesitamos al hombre emprendedor, al hombre creativo e inteligente; ellos deben conducir el nuevo país. No queremos más Juan Bimbas destruyendo al país como lo hicieron a partir de 1958. La meritocracia es la clave. No puede un país alcanzar el desarrollo si está controlado y dirigido por los peores.
Venezuela tiene quien la quiera y la sacaremos adelante.