VALORES – ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO III – N° 124.
En estos días seguí en los noticieros el vuelo al espacio del Sr Branson de Virgin, pionero en los vuelos privados comerciales al espacio. Ayer fue el turno del Sr Bezos de Amazon. Y también en la carrera, aunque con un alcance y objetivo diferente, se encuentra el Sr Musk de Tesla. Empresarios privados multimillonarios que están cada uno patrocinando proyectos diferentes para esa aventura de hacer ampliamente accesible el espacio. Proyectos que requieren sumas de dinero que difícilmente podemos entender, y organizaciones de cientos de personas sumando su esfuerzo para lograr un objetivo, impensable hace unos años fuera de las películas de ciencia ficción y para algunos increíble, al punto de ser capaces de pregonar que todo el avance se trata de una mentira. Sin embargo ya se han vendido “boletos» para personas que quieren vivir esa experiencia y se han inscrito en lista de espera.
Cuáles pueden ser las motivaciones de estos empresarios y de los accionistas que apuestan con ellos? Crear un nuevo tipo de negocio lucrativo con el turismo espacial? Satisfacer el ego personal pasando a la historia como los primeros? Abrir camino a la humanidad para que ampliando sus horizontes tenga mayores probabilidades de supervivencia? Demostrar y contagiar a la humanidad de confianza en sus capacidades para crear soluciones a problemas aparentemente insolubles? Todas las anteriores?
Es de considerar que su éxito, no está asegurado. Demás está recordar que el capital, independiente de la cifra, es finito. En este caso la fuente está asociada a operaciones de empresas que están sometidas a los vaivenes del mercado.
Estos proyectos son solo una continuación de lo que ha sido la historia. Esfuerzos de actores enfocados hacia un objetivo, que no cejan en su empeño y que han conducido a la humanidad a donde se encuentra hoy en día. Difícilmente los hermanos Wright se imaginaron el alcance de su deseo de “volar”, lo mismo que el inventor de la pólvora, el del telégrafo, la electricidad, por mencionar solo algunos. No era un estado arriesgándose o investigando. Han sido generalmente, individuos soñadores que han arriesgado no solo su capital o riqueza, sino hasta su propia vida, tal como lo es hoy con la exploración privada del espacio. Se trata de traspasar fronteras, descubrir, inventar, partiendo del conocimiento acumulado, con el tesón y disciplina de líderes dispuestos a arriesgarlo todo, y no como un esfuerzo concertado racionalmente por la sociedad.
Que tienen de común todos estos esfuerzos y logros? Hambre de aprender?
Leyendo mensajes de las redes sociales, me encontré con algunos que critican el esfuerzo de la exploración espacial y lo plantean innecesario y ven como mejor inversión conocer más la tierra antes de explorar oportunidades en el espacio. La pregunta que me hago a ver los acontecimientos, los comentarios y la situación actual de la humanidad es: Hay alguna forma de parar el hambre de aprender? y.. Hay alguna forma de regular a qué dedica el hombre su esfuerzo? Hay alguna forma de regular la CURIOSIDAD HUMANA?
Existe una “historia” que vale la pena traer a colación para ilustrar. Un niño pregunta a su padre porqué el cielo es azul. El padre le contesta: “porque ese es el color del cielo”. Al día siguiente le vuelve a hacer la misma pregunta. Obtiene la misma respuesta del padre. El tercer día el niño repite la pregunta. El padre ahora le contesta: “Ya te he dicho, que ese es su color”. El niño nunca volvió a preguntar.
El hambre de aprender, de alimentar el conocimiento, de aplicarlo para seguir en una espiral creciente, es lo que ha llevado la humanidad a donde está. Hace apenas dos siglos la expectativa de vida promedio del ser humano no llegaba a 50 años. Hoy es mayor de 75 años. Ese solo indicador desvirtúa la duda de si vale o no la pena indagar, explorar, estudiar, para saciar el hambre de conocimiento. ¿Sería posible al ser humano vivir hoy en día sin los adelantos de la medicina? ¿Sin electricidad? ¿Sin computadores, aviones, internet, motores, y sin consumir combustibles? Para mí la respuesta es un categórico NO. La única salida de la especie humana es INCENTIVAR LA CURIOSIDAD y seguir desarrollando conocimiento. No hay vuelta atrás, no hay retorno. ¿Riesgos? Claro que los hay. El dilema permanente de la humanidad y todos sus emprendimientos, es el balance entre “Gastos e Inversión”. ¿Consumimos todo el producto de nuestro esfuerzo colectivo como sociedad en vivir hoy? o.. ¿invertimos parte de ese esfuerzo en ampliar nuestro futuro?
Uno de los brillantes Físicos Teóricos que ha tenido el mundo, Stephen Hawking manifestaba en una de sus publicaciones, confiar mucho en la inteligencia humana y los desarrollos de la tecnología, pero pensando que el futuro de la humanidad probablemente exigirá que la raza humana, busque otros mundos donde vivir, ante el agotamiento de la tierra.
Renunciar a los logros alcanzados es, como vimos, virtualmente imposible. Sabremos encontrar el balance? Nuestro vivir está destruyendo la tierra. Los incendios de la costa oeste de Norteamérica, las cicatrices de la Amazonía, las inundaciones nunca vistas en Europa nos lo demuestran. ¿Tendremos que encontrar otro mundo donde vivir?
La única salida es encontrar el balance y eso se logra con el desarrollo y aplicación del conocimiento que nos permita vivir sin destruir, aumentar la producción de alimentos, multiplicar la eficiencia con que utilizamos la única energía que nos viene de fuera, evitar la destrucción de la naturaleza. La opción es INCENTIVAR LA CURIOSIDAD, convirtiéndola en un valor que como un motor nos impulse.
Hasta aquí parece lo suficientemente complicada la situación como para esperar que solo el conocimiento técnico nos pueda salvar. Sin embargo nuestro futuro, a pesar de las esperanzas y confianza de Hawkings, no reposa solo en el conocimiento técnico aunque, sin pecar de soberbios, la aplicación del esfuerzo a investigar y aprender es lo que ha salvado de desaparecer hasta ahora, a la humanidad. Pensemos solo por un momento en las vacunas que han logrado erradicar enfermedades mortales que diezmaron la población en su momento.
¿Esa tradicional dedicación a la investigación y desarrollo tecnológico es suficiente para garantizarnos la supervivencia de la especie? Desde hace tiempo circula una caricatura que dice que si hay tercera guerra mundial, la cuarta será con piedras y palos. El desarrollo tecnológico también ha sido lo suficiente veloz y eficaz como para estar en capacidad de acabar con la humanidad solamente con el pulsar de unos botones, o la liberación de elementos invisibles, a la atmosfera.
Probablemente no se necesita hoy en día una tercera guerra mundial como nos ha enseñado la historia que se desarrollan convencionalmente, para igual llegar en el futuro a una con piedras y palos.
El incremento de desplazados emigrantes en el mundo. Las guerras entre pueblos. La destrucción de infraestructura, capacidad productiva y la inversión creciente en material bélico ofensivo y defensivo, nos dicen algo? Si. Que el conocimiento “soft” también ocupa un lugar, y muy importante. El conocimiento asociado al comportamiento humano probablemente es la clave para continuar haciendo útil el conocimiento técnico que venimos desarrollando a toda velocidad.
Hasta ahora, en muchos ambientes el conocimiento “técnico” es la solución a todos nuestros problemas, y lo que nos puede “asegurar futuro” individual y colectivo. Hasta la generación de “baby boomers” que ya va de salida y que ha sido tan exitosa a partir de la posguerra, el mejor consejo de un padre o amigo ha sido estudiar carreras técnicas para lograr el éxito, concebido como poder crecer individualmente y lograr la prosperidad. Sin embargo pareciera que la realidad nos está diciendo que no es posible “vivir feliz” y crecer como sociedad, en medio del caos, la destrucción y el daño de unos a otros. La capacidad de destrucción del ser humano también es muy grande y es la que puede llevarnos a la cuarta guerra mundial sin pasar formalmente por la tercera.
De nada nos sirve ser los reyes de la creación, alcanzar las estrellas, asegurarnos 500 años de vida, si no mejoramos nuestra capacidad de “funcionar” como sociedad. Pareciera que el conocimiento sobre el comportamiento humano es lo que falta para poder capitalizar todo lo que somos capaces de desarrollar con el conocimiento técnico. Ese conocimiento, que en algunos casos se conocía como el conocimiento “Soft”, antagónico del conocimiento tecnológico o “Hard”, es lo único que puede complementar lo que necesita la sociedad para garantizar su supervivencia.
¿Qué se puede hacer?
La pandemia que tantas cosas malas ha traído, también trae cosas buenas a capitalizar. El aprendizaje virtual, las “clases virtuales” de nuestros hijos, han obligado de una u otra forma a involucrarse a los padres. Los ha obligado a entender que deben buscar respuestas que de otro modo no tendrían, para los porqués de sus hijos, o para complementar la información que vía remota su profesor le suministra y le despierta dudas. Los profesores no cuentan con todo el tiempo para atender virtualmente a todos sus pupilos y si un padre no complementa investigando para poder suministrarle respuestas y ayuda en su aprendizaje, lo que va a lograr es que su hijo se quede atrás y desperdicie su capacidad de aprender. De saciar su HAMBRE DE CONOCIMIENTOS.
Que se puede hacer? Entender que no podemos sacarle el cuerpo a la necesidad de aprender de nuestros hijos. Antes por el contrario INCENTIVAR LA CURIOSIDAD. Con una diferencia, ahora. Debemos promover esa curiosidad y hambre de aprender, en todos los ámbitos del conocimiento y de forma muy especial en el correspondiente al comportamiento e interacción humana que es lo único que puede salvarnos. El trabajo en equipo, el respeto por los derechos de otros, la necesidad de sumar, la pérdida de destruir, la recompensa por el esfuerzo colectivo, las formas de organización de las sociedades, la responsabilidad por el cuidado de los semejantes. Como lo llamamos? Catedra de “Comportamiento Humano”? No es solo un cambio de nombre, es de contenido y esencia y con alto contenido práctico, aplicado al día a día. Desde niños, los seres humanos deben encontrar la forma de interactuar apropiadamente, de lo contrario no habrá supervivencia de la especie ni siquiera porque encontremos otros mundos donde vivir.

Manos a la obra, promovamos la revisión de los pensa. Así como hemos propuesto lo mismo para aspectos como la historia y su impacto y la organización política de la sociedad en lo que antes llamábamos “Educación Cívica”, hagámoslo desde las primeras letras con el “Comportamiento Humano”. Reforcemos desde la primera infancia los valores que nos permitirán mantener viva la especie integrando el conocimiento Soft con el Hard. No permitamos que en el futuro, también posibles visitantes de otros mundos, encuentren material arqueológico mostrando cómo la especie de inteligencia superior se extinguió en la tierra.
Bogotá – Colombia
