Doctor y master en economía

EL ARTE DE COMBINAR EL SI CON EL NO – RICARDO BULMEZ – EL CANDIL PEDREGALERO – AÑO II – N° 105.

A mi madre con cariño.

Uno de los “Títulos Académicos” que he obtenido y el que me ha dado más satisfacciones es el de Doctor y Master en Economía, este logro se lo debo a mi profesora Fidelina, insigne especialista en Ciencias Sociales y Económicas, Magíster en Matemáticas y Summa Cum Laude en División y Multiplicación con mención en Aritmética que es el arte de contar… esa señora es mi mamá. Me gradué de Economista cuando tenía apenas seis años de edad.

Mi mamá antes de repartir la comida enumeraba a todos sus hijos: “uno, dos, tres, cuatro…” por si faltaba alguno. Éramos doce bocas para comer, doce estómagos para llenar y doce gritos de doce hermanos para chillar y protestar.

Es decir, entre las bocas, estómagos y gritos sumaban 36 aspiraciones y necesidades básicas que cubrir, eso si multiplicamos 12×3, y ella tenía sólo una arepa. Mi mamá se las arreglaba para multiplicar esa arepa y dividirla entre todos sus hijos en partes iguales, porque lo bonito no está en dividir sino en igualar: tocaba un pedazo de pan de maíz igual para cada uno, ningún trozo salía más grande ni más pequeño que otro y ninguno de nosotros comía más ni menos, a todos les tocaba su parte justa, ¡Cuidado si mi mamá se equivocaba!, si alguno se quedaba sin nada o con menos que otros se oían voces de protesta… por algo alguien compuso aquella canción infantil: “Los pollitos dicen pío, pío, pío cuando tienen hambre, cuando tienen frío…” porque los niños no sólo quieren pan, exigen también igualdad. Dale a uno de tus hijos un caramelo y al otro le das dos… a ver qué pasa.

No conozco una universidad en el mundo que enseñe que la sana economía tiene que ver con la igualdad y la justicia, sustentada en el bien común; y si lo enseña, no se aprende porque no se cumple. Si, porque el aprendizaje se mide por la capacidad de practicar lo aprendido. Ninguna teoría económica cumplirá con su verdadero propósito si no hay sentido del amor, del arte de contar y de la distribución equitativa de los bienes y de las oportunidades.

Se trata de dividir: un pan entre doce… no partir a doce niños para que sobre pan para unos cuantos. ¿Por qué no dividimos las riquezas de nuestras naciones como si fueran una arepa? Si, repartir un país en partes iguales, tantas como habitantes. Es fácil, primero hay que contar los habitantes… un millón, dos millones, tres millones… diez, veinte… por si falta alguno… porque la “arepa” ya está lista… Luego… se cuentan las riquezas y después a repartir se ha dicho en partes iguales, porque la sana economía comienza por la gente, no por las cosas.

-Eso es muy difícil.

– ¿Es muy difícil? Entonces por qué no preguntamos a nuestras madres cómo lo hacen, ¿Cómo hacen ellas para que ninguno de sus hijos se quede sin comer? Ellas son especialistas. Las grandes decisiones del mundo deberían estar en manos de las madres, porque el patriarcado ha fracasado.

La aritmética es el arte de contar y el amor el arte de repartir en partes iguales: Sigamos el ejemplo de nuestras madres

Los Teques – Estado Miranda – Venezuela

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

Tu opinión cuenta. Nos permite valorar contenidos.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.