ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 238.-
Interesante cómo en nuestros países se puede aplicar plenamente el aspecto pragmático de la frase: “la culpa no es del mono sino de quien le da el garrote”.
Los pueblos deciden basados en sentimientos. Eso es más que conocido por los “expertos” vendedores de imagen y promotores de campañas electorales. Los sentimientos, están asociados al conocimiento, la herencia cultural y el impacto de creencias religiosas asociadas a la capacidad de explicar fenómenos que pueden llegar a parecer sobrenaturales.
Con los sentimientos, los pueblos no siempre eligen a quienes pueden ser sus líderes. Lo que sí es probable es que, al elegir a sus autoridades o líderes, se convierta en una selección representativa de las necesidades del pueblo y su capacidad de vislumbrar las potenciales soluciones y su complejidad. En la medida que el pueblo crea que la soluciones están más asociadas al solo deseo, que al conocimiento; en esa medida, el pueblo elegirá mesías.
Recuerdo las frases, grabadas para la historia, de miembros prestantes de gobiernos revolucionarios, de cambio, de algunos países suramericanos. “Si sacamos al pueblo de la pobreza se convierten en burgueses. Necesitamos mantenerlos pobres para que sigan siendo revolucionarios”. “Si sacamos la gente de la pobreza, querrán vivir como en Miami y comprar carro y ser consumistas”.
Oyéndolos y apreciando la realidad de cómo es utilizado el pueblo como arma de amenaza, o herramienta, se podría concluir que, en la medida que el pueblo es educado, y esté debidamente informado, elegirá líderes que se aproximen a verdaderas soluciones posibles, no solo milagros o hechos sobrenaturales.
Factor clave: La educación del pueblo para la supervivencia de la sociedad.
Los problemas o cambios complejos a nivel de sociedad no son cambios que se pueda pretender lograr como el accionar de un interruptor, solo a voluntad de alguien que decida activarlo según el deseo de quien lo opera. “Hágase la luz” y pasa el interruptor. Ejemplos abrumadores los tenemos a la vista en nuestros países: La supuestamente simple eliminación de la pobreza. El reemplazo de las fuentes de energía. La eliminación de malos hábitos alimenticios. La eliminación de la corrupción.
Cada uno de los ejemplos anteriores y a ellos podría sumársele el factor común educación, requieren soluciones que significan un verdadero reto y la continuidad del esfuerzo en el tiempo, mientras se construye una solución estable, permanente. ¿Como remplazar los combustibles fósiles mientras se sobrevive con lo que tenemos establecido? ¿Cómo se hace la transición? ¿Cómo se logra la educación y formación de un pueblo mientas se sobrevive con las consecuencias de no haberlo hecho mejor antes?
¿Cómo hacer compatible la inmediatez con el futuro? ¿Cómo mantener el nivel de gasto o racionalizarlo, mientras invertimos y hacemos el cambio gradual?
Tal como debemos hacerlo con los combustibles fósiles y lo han empezado a hacer las sociedades, estados y empresas del sector, es indispensable acometerlo. La educación debemos reforzarla, a pesar del convencimiento manifestado por supuestos líderes. La brecha, entre el nivel de educación y conocimiento para el uso eficiente de herramientas o capacidad de innovación, puede tender a aumentar especialmente por la velocidad del desarrollo tecnológico y la lentitud de la formación. No podemos pensar que puede ser permanente la brecha entre educados y no educados, al punto que se vuelva una bomba de tiempo porque los líderes continúen eligiéndose por la instrucción e formación promedio y siga siendo una carga para frenar la búsqueda de verdaderas soluciones a largo plazo.
Se ha mencionado en muchos ámbitos que “las locomotoras son las que mueven el tren, no los vagones” Entre más locomotoras tenga el sistema ferroviario, más flexible será. Se debe aumentar paulatinamente el número de locomotoras si queremos sobrevivir y progresar. Debemos invertir en capital de trabajo, locomotoras. La educación son la locomotora en la ruta hacia el progreso.
En educación debemos aumentar el número de personas educadas, para mejorar el promedio de formación y de allí el resultado en la elección de líderes. Se debe evitar DARLE EL GARROTE A CUALQUIER MONO.
La propuesta es mejorar la inversión, para tener un mejor capital productivo.
El elemento motivador, positivo o negativo, para buena parte de la humanidad es la satisfacción de sus necesidades, reales o aparentes. Los menores se pueden percibir como una carga para las comunidades menos desarrolladas si se refuerza en ellas el cumplimiento de las leyes que los protege en su derecho a no participar en las labores directas de producción como apoyo a la familia. En tiempos no tan lejanos, especialmente en trabajos intensivos en mano de obra, los menores eran utilizados convirtiéndoles desde temprano en “aprendices” que contribuían participando con su capacidad productiva directa.
Se ha avanzado atacando la práctica, legislando y pregonando sobre la necesidad de respetar el derecho de los menores a la educación y a no ser “explotados”. En algunos países se ha reforzado, inclusive mostrando en la constitución, la “gratuidad de la educación”. Sin embargo, esa legislación en la realidad no asegura, que habrá los fondos por parte de los padres para sufragarles la educación, además de dejar de percibir su ayuda productiva como jóvenes. El impacto tanto cultural como económico de la ayuda de la mano de obra familiar joven, no es un aspecto de menor importancia. Si a lo anterior se le suma que hay países que promueven, mediante la distribución de bonos, tener más hijos que ayuden a producir más, (y a aportar más votos para permanecer en el poder) difícilmente se podrá alcanzar el objetivo de lograr un grado alto de educación en la mayoría de la población, basados solamente en la gratuidad de la educación como elemento motivador.
Una verdadera motivación pudiera ser mantener en los jóvenes un rol productivo, aunque asociado a su necesidad de educarse y contribuir a reforzar el nivel educativo de la sociedad a que pertenece.
Recuerdo una expresión de nuestros antepasados al reconocer la utilidad de la educación en sus descendientes: “Su trabajo es estudiar”, cuando con tesón lograban patrocinar la educación de sus descendientes.
¿Empezamos a invertir mejor en la educación? ¿Empezamos a hacer la transición educativa? (¿No solo la transición energética?) ¿Decimos que la transición energética puede tomar 30 años? La educativa puede tomar otro tanto. La amenaza si no lo hacemos es continuar eligiendo supuestas locomotoras, bajo el criterio de pensar como vagones. La mayoría democrática no puede ser compuesta por vagones “manejables”, debe ser constituida por una mayoría informada y no una fácilmente manipulable, que elija lideres cuyo resultado previsible es el fracaso como sociedad que no planifica por sus soluciones, a mediano plazo siquiera.
El reto es grande.
Hay países que empezaron a desarrollar soluciones hace 40 0 50 años a problemas graves para su supervivencia. Esa dedicación temprana de esfuerzos ahora les permite utilizar zonas desérticas para producir alimentos, utilizar en forma comercial agua de mar, para cubrir necesidades, manipular genéticamente a animales y multiplicar a más del doble la producción de leche, además de automatizar buena parte de la producción industrial. Hoy están cosechando su previsión.
Hagamos que el trabajo de los niños sea estudiar y que además de ser una inversión a futuro, ese estudio les solucione sus necesidades inmediatas. El mecanismo debe ser relacionado con el mérito, los resultados obtenidos. PAGUEMOSLE A LOS ESTUDIANTES POR LOGRAR RESULTADOS.
Es pagarles por estudiar y aportar al desarrollo de sus grupos familiares y ahorrar para su formación futura según su esfuerzo.
A quien mejores resultados brinde mejor se le retribuye. No es gratuita igual para todos, independiente de los resultados. Es aplicarle mérito. Quien dé mejores resultados con su esfuerzo, obtiene mejor remuneración y mejor fondo para su formación futura. Sus padres estarán interesados en que hagan bien su trabajo. Que estudien y obtengan buenos resultados. No se trata de altruismo o filantropía. Se trata de inversión para beneficio personal y de la sociedad, con resultados a muy corto plazo.
Álvaro Ramírez
Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan. Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.