JESS GILL – EL CANDIL – AÑO IV – N° 174.-
Al igual que los cangrejos, los anticapitalistas desean mantener a la sociedad dentro de una cubeta, incluso si los lleva a finales desastrosos.
Si pones un cangrejo dentro de una cubeta, saldrá arrastrándose. Sin embargo, si pones a varios cangrejos en una cubeta, todos se quedarán dentro de la cubeta. Si algún cangrejo decide intentar salir de la cubeta, será arrastrado de nuevo por sus compañeros.
Se cree que el razonamiento de los cangrejos para no dejar escapar a ningún otro del cubo puede describirse mejor como «si yo no puedo tenerlo, tú tampoco». Incluso si esto hace que se vuelvan en sopa de cangrejo, los cangrejos permanecerán en la cubeta; De ahí el término mentalidad de cangrejo
Al igual que los cangrejos, los anticapitalistas desean mantener a la sociedad dentro de una cubeta, incluso si eso conduce a finales desastrosos. Esto puede verse en los proyectos socialistas a gran escala, como el de la Unión Soviética o el de la China maoísta, que se empeñaban en castigar a los ricos, aunque eso significaba que los pobres tuvieran que sufrir con ellos. Además, en los regímenes socialistas se castiga la realización personal y la ganancia, ya que va en contra del colectivismo y la solidaridad de los trabajadores. No importa si sus planes quinquenales conducen a la escasez de alimentos y a la ineficiencia económica. Mientras todos estén dentro del cubo, los cangrejos pueden sufrir todos juntos.
Esta mentalidad también puede verse a través de los anticapitalistas modernos a escala personal. El capitalismo permite ascender a aquellos que son hábiles y trabajadores, dejando al individuo la decisión de su propio destino.
Como afirma Ludwig von Mises en La mentalidad anticapitalista «El imperio del principio, a cada uno según sus logros, no permite ninguna excusa para las deficiencias personales. Todo el mundo sabe muy bien que hay gente como él que tuvo éxito donde él mismo fracasó. Todo el mundo sabe que muchos de los que tienen envidia son hombres que se formaron a sí mismos. Y, lo que es peor, sabe que los demás también lo saben. Lee en los ojos de su mujer y sus hijos el silencioso reproche: «¿Por qué no has sido más inteligente?» Ve cómo la gente admira a los que han tenido más éxito que él y mira con desprecio o lástima su fracaso»
Este individualismo lleva a la responsabilidad personal y los que no son capaces de aceptar la responsabilidad personal intentan culpar a los demás de sus fracasos personales. Tal vez el cangrejo esté preocupado porque sería incapaz de salir de la cubeta, aunque lo intentara. Tal vez esté resentido porque el otro cangrejo pensó en salir de la cubeta antes que él. Proyecta sus inseguridades y se pone celoso de cualquiera que lo haga bien. En lugar de reflexionar personalmente sobre cómo alcanzar sus objetivos, la anticapitalista tira de todos los demás hacia abajo. Lo hace asumiendo que cualquiera que tenga éxito lo ha conseguido mediante la maldad y el engaño. Enmarca la obtención de ganancias como egoísmo. Aboga por políticas que arrastren a los que tienen éxito en aras de la igualdad.
Esto se puede ver sobre todo a través del impuesto sobre la renta, que le quita dinero a los miembros productivos de la sociedad y lo utiliza para financiar al Estado de bienestar. Esto castiga a las personas exitosas para proporcionar servicios y fondos a las personas que no se ganaron la riqueza por sí mismas.
¿Por qué alguien que trabaja duro para salir de la cubeta debe ser empujado hacia abajo porque otros no pueden hacer lo mismo? Los anticapitalistas se pasan el tiempo buscando excusas de que esas personas no merecen sus ingresos, ya sean propietarios, banqueros o empresarios. Les encanta desprestigiar a quienes contribuyen a la sociedad más que ellos.
A través de la mentalidad de cangrejo, los anticapitalistas están dispuestos a utilizar el Estado para arrastrar a los que tienen éxito, abogando por una legislación invasiva que los castigue.
Se burlan de los que quieren salir adelante por sí mismos y promueven la dependencia al Estado con beneficios. El problema es que, al eliminar el incentivo para trabajar duro, perjudican la productividad y la innovación y todo el país lo resiente.
Por desgracia, no hay final feliz para los cangrejos que se quedan en la cubeta.
NOTA DEL EDITOR: Este artículo fue publicado originalmente en la página de la Fundación para la Educación Económica (FEE) y es compartida en El Candil con la autorización de sus administradores.