El Chamaco y la sotana del seminarista

CUENTOS DE A LOCHA EN UNA CUARTILLA – LUIS RAMÍREZ SÁNCHEZ – EL CANDIL PEDREGALERO – AÑO I – N° 1.-

El padre Fuguet durante su memorable sacerdocio procuró por siempre la formación de un pedregalense en las filas cristiano-católicas que en su misión sacerdotal representase como un suvenir dedicado al viejo pueblo del Pedregal para la posteridad.

En aquella tarea pertinaz de poco éxito, convenció a Don Manuel Ramírez para que su segundo hijo; el adolescente Francisco José (Kiko), se enrolara en la lista de “iniciados” en el Seminario Diocesano de la ciudad de Coro y el mismo lo trasladó a su ignota carrera, presentándolo ante el obispo Iturriza como su tocayo con grandes aptitudes para el sacerdocio del futuro.

Francisco José (Kiko), tras largos meses en aquel laberíntico internado contiguo a la iglesia San Gabriel y sometido a normas semejantes a las implementadas en los conventos medievales, al tiempo que memorizaba los juegos de pelota en la playa de béisbol y  los chapuzones en el pozo de Antonia Quero  no sólo abandonó  los hábitos como se dice en el argot eclesial, sino  que en la premura por hacerlo se vino a casa con la impoluta sotana blanca de doce botones de hueso en color gris, que los instructores le habían asignado para los didácticos rituales en las aulas silentes de aquel claustro católico.

Al no más llegar al pueblo desempacó la sotana y la llevó bajo el brazo a recorrer las cantinas y mostrarle a los amigos que, en serio, había abandonado los hábitos y se dispuso a celebrar en aquel  parrando dominguero con sus amigos de siempre, entre ellos: Rafael Salima, Vitico Gutiérrez Arévalo, Jaime Adrianza, Pastor Manzanares y el no menos célebre Marco El Chamaco García, quien dejó de lado el armonioso violincito de tantas andanzas, para pedirle al seminarista que le permitiera la blanquísima sotana para mirarse como sería él si algún día decidiera ser el sacerdote oficial del pueblo.

La parranda tomó brillo pues El Chamaco comenzó a tocar magistralmente las piezas musicales: Tucusito, El Manguero y La Perica interpretadas por Pastor con su inconfundible voz de pueblo, y Nicolás Leal se animó y colocó como centro de mesa una 070 de Carta Roja que le mereció los aplausos compartidos con los destacados intérpretes.

Al padre español que despachaba aquella tarde noche en la Casa Parroquial le llegó el tuit de que había un cura ebrio tocando violín en el botiquín de Nicolás y para allá se fue en su Jeep pero al llegar la parranda se dispersó y el falso cura huía con el verdadero detrás lanzándole improperios por el Callejón  de Doñana hasta que la noche oscura ocultó su silueta, la sotana  apareció en los solares de Don Delfín y el padre español , en vista de que nadie delató al Chamaco atribuyó aquello a las apariciones cuaresmales de aquellos tiempos.     

Luis Ramírez Sánchez.

«Permaneced unidos como hermanos o pereced dispersos como idiotas.» – Martin Luther King  

Coro-Estado Falcón-Venezuela

Domingo, 16 de febrero de 2020

       

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