El falso origen del petroestado

Por Rafael Gallegos

La palabra petroestado resulta de acuñar estado y petróleo. Se aplica a la mayoría de los estados de países petroleros caracterizados por enriquecerse y concentrar mucho poder, debido al usufructo de las cuantiosas rentas del negocio.

Estados más ricos que el pueblo, al revés de lo que sucede en los países productivos. Concentra mucho poder en pocos individuos, o mejor en el hombre fuerte, lo que hace al país proclive a gobiernos de corte autoritario, verbigracia Venezuela.

Como el gigantesco petroestado que padecemos los venezolanos se originó en la época de la nacionalización del petróleo, muchos analistas falsifican inconscientemente la partida de nacimiento de éste, y plantean que es hijo de la nacionalización.

Pero yendo al fondo de las cosas se observa que el Petroestado se origina es por las cuantiosas rentas del negocio de los hidrocarburos. Por los impuestos y la regalía, que en el supuesto que no hubiera habido nacionalización, también hubieran ido a parar al Fisco.

Siempre fue así. Cuando Juan Vicente Gómez las transnacionales disfrutaban de su paraíso y el Bagre de sus cuantiosas rentas. El estado se fue haciendo más poderoso que el país. La agricultura y la ganadería se vinieron al suelo mientras la renta petrolera ascendía hacia su cima. En este caso no sólo el estado se hizo rico, sino Gómez. Su mismo Congreso electo a dedo lo condenó – claro a la familia del dictador y después de muerto – a devolver 400 millones de bolívares… cuatro veces más que el presupuesto nacional, ¿Petrogómez?

A partir de López Contreras el estado se fue enriqueciendo vertiginosamente. Generaciones completas disfrutamos de la renta. El desarrollo se basó en un Estado poderoso. Venezuela fue durante cincuenta años el país de mayor crecimiento sostenido del mundo.

ENFERMEDAD HOLANDESA

Sin embargo, el modelo seguido por Venezuela no escapó de lo que se ha sintetizado como Enfermedad Holandesa: país petrolero mono productor que le aumentan significativamente los ingresos de divisas por exportación de petróleo, crece el Estado, se revalúa la moneda, es más negocio importar que producir por lo que casi todo es importado. Crece la demanda del país y se satisface con importaciones. El Estado se agiganta, absorbe las divisas y las reparte. Las empresas se acostumbran a vivir a la vera de Papá Estado y el pueblo de manás. Buena parte del país vive a un nivel de países desarrollados y viaja por el mundo (tabaratos) con un poder adquisitivo de suecos, cuando en el fondo su productividad es la de un país africano. La población se acostumbra a vivir de la renta y no del trabajo. Llega un momento en que las importaciones no cubren la demanda y hay que devaluar la moneda. Comienza la inflación que se puede transformar en hiperinflación. Y colorín colorado.

Bajo este modelo, Venezuela creció durante décadas. Educación, vivienda, infraestructura, democracia. Se decía que habíamos avanzado 500 años en 30. Fuimos paradigma de América latina. Sin embargo, el modelo encerraba en su seno el germen de su propia destrucción: revaluación, importaciones desmedidas, facilismo, consumo suntuario, corrupción… petroestado.

EFECTO VENEZUELA

Adicionalmente la Guerra del Yom Kipur en 1973 y la revolución de Irán en 1979, contribuyeron a multiplicar por decenas el ingreso petrolero. En Venezuela el último presupuesto de Caldera I fue de 14.000 millones de bolívares y el primero de CAP un año después 42.000. Y comenzó la Gran Venezuela.

Pérez Alfonzo observó que esos grandes ingresos Venezuela no los podría digerir. Que le iba a pasar como a un indigente que se ganara el premio gordo de la lotería y comenzara a comer siete veces al día y se descompensara. Que Venezuela se iba a indigestar, descompensar y que ese fenómeno iba a ser conocido en el mundo como Efecto Venezuela.

Sugirió bajar la producción a 1 millón de barriles diarios. El gobierno de CAP tal vez comprendiendo la advertencia creó el Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV) al objeto de represar los excedentes. Pero eso no sirvió de mucho. Al acabar su gobierno la burocracia se había duplicado y la deuda pública abarcaba decenas de miles de millones de dólares.

La abundancia indigestó a Venezuela. Comenzó la gran decadencia, políticos y empresarios enriquecidos a la sombra del estado, se aflojaron los resortes morales y se multiplicó la corrupción, creció la marginalidad (se hablaba de pobreza 60%) y se exacerbó el Petroestado. Nos convertimos en una sociedad descompensada.

En 1998 llegó el comandante y mandó a parar. Supo navegar un barco que se hundía. Luego le tocó un largo boom petrolero que hizo parecer un niño al de CAP. Se repitió la historia…

¿DÓNDE SE ORIGINÓ EL PETROLESTADO?

El Petroestado se hubiera generado con nacionalización del petróleo o sin nacionalización. Ya existía con Gómez, Betancourt, Pérez Jiménez, Caldera. De todas maneras, los precios se hubieran multiplicado en los años setenta. Sin nacionalización, ante los elevados ingresos del primer boom petrolero, las transnacionales de todas maneras le hubieran cancelado al Fisco gigantescos impuestos y éste igual se hubiera abombado (no crecido), y los políticos hubieran dispuesto de pingües cantidades de divisas.

Es decir, el origen del petroestado no estuvo en la nacionalización del petróleo, ni en las concesiones, su origen estuvo en los crecientes impuestos que recibían los gobiernos y… manejaban a su discrecionalidad.

La gigantesca renta petrolera se utilizó en el crecimiento del gasto público, en la moneda revaluada, en el proteccionismo, en la centralización y en el aflojamiento de los resortes morales. Claro, hubo Ayacucho, Sidor, Caroní, universidades, etc. Pero las consecuencias del mal uso pesan más a la hora del balance.

¿QUÉ HACER?

En materia de hidrocarburos la solución al problema del Petroestado es mucho, pero mucho más complejo que simplemente privatizar como algunos plantean. Si mañana por un improbable acto de realismo mágico se regresara al sistema de concesiones y se multiplicaran los precios del petróleo, volvería un gigantesco petroestado, porque el gobierno cobraría muchísimos impuestos.

Entonces, ¿qué hacer para evitar la perpetuación del petroestado en un escenario de prosperidad petrolera?

Ir a las causas que lo generaron. Acabar con la discrecionalidad de los gobernantes en el uso de la renta petrolera, sacar los impuestos de hidrocarburos y la regalía del gasto público, descentralizar la regalía. Comenzar a federalizar a Venezuela. Maximizar las libertades económicas, minimizar el proteccionismo y el que se practique hacerlo con sentido de productividad. Dejar que la moneda flote. Re institucionalizar.

Una solución sistémica para un problema sistémico.

En la Ley Orgánica de Hidrocarburos se debe contemplar la despolitización de la industria y la generación de las condiciones para la llegada de capitales privados; pero también es muy importante planificar de manera integral la utilización de los Beneficios de la industria: impuestos petroleros y regalía sólo en inversiones, descentralizar la regalía, planificar la Economía Conexa, Responsabilidad Social, Petroquímica y Energías Alternas.

 En el fondo nuestras empresas petroleras no han fallado (excepción del desastre de hoy), el problema ha radicado en el uso estratégico de los Beneficios que de ellas emanan.

Hay que utilizar estratégicamente los hidrocarburos, ¿cómo?: creando una industria de primera y orientarla a impulsar un país de primer mundo.

Todavía queda una generación para convertir los hidrocarburos en desarrollo nacional. Para ello es necesario atacar al Petroestado desde su verdadero origen y actuar en consecuencia. Lo demás es seguir utilizando parches para detener inundaciones.

 Y la verdad es que hace rato estamos haciendo glub, glub, glub

Caracas-Venezuela

Domingo, 09 de febrero de 2020

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