Por Eugenio Montoro

Quizás suene raro el título de esta nota pues los escritos sobre el tema generalmente se refieren a la enorme pobreza que existe en el mundo y los venezolanos, en particular, bajo este régimen de incapaces, la sentimos en carne propia. Pero lo cierto es que la pobreza a nivel mundial disminuye cada día y nos atrevemos a pronosticar que en unas cuantas décadas dejará de existir. Veamos las tendencias que lo respaldan.
La primera es un impactante gráfico que muestra la pobreza durante los últimos siglos. Solo con leer algún libro de cómo se vivía en 1700, por ejemplo, o ver alguna película moderna que reproduzca ese pasado, nos daríamos cuenta de las muchas carencias y calamidades que existían. En las primeras páginas de la novela “El Perfume, historia de un asesino”, casi se puede “oler” a las ciudades antiguas, llenas de aguas negras corriendo por las calles, los mercados llenos de tripas y desperdicios podridos, la gente joven sin dientes y sin bañar, vestidos con el único trapo que quizás le quitaron a algún pariente antes de enterrarlo.
En esos tiempos, el 80% de la humanidad vivía en gran pobreza. Con la revolución industrial y la creación de riqueza con ayuda de las máquinas, el nivel de pobreza bajó rápidamente al 20% y continúa en su tendencia, no solo en porcentaje sino también en cifras cuantitativas.
Otro número importante es la esperanza de vida. En 1600 era de 30 años, pero con las mejoras a la salud que trajo el mundo moderno la expectativa actual se acerca a los 80 y los pronosticadores afirman que vivir cien años será bastante común en el próximo futuro. También la tasa de mortalidad infantil ha bajado intensamente en relación con las espeluznantes cifras del pasado.
Así que, por donde se mire, la cosa va bien y cada vez irá mejor pues lo avances tecnológicos la impulsan a velocidades nunca vistas. Por ejemplo, la invención y el uso masivo del internet es el suceso tecnológico más importante de los últimos siglos. Esta democratización de la información de todo tipo y la capacidad para que viaje a cualquier punto del planeta está ayudando a solucionar miles de problemas y a vivir mejor.
Esto ha sucedido gracias a las personas y compañías que en su afán de emprendimiento han perfeccionado innumerables formas de crear riqueza y por lo tanto de bienestar. El número de patentes en las últimas décadas es un gráfico que parece un cohete disparado al cielo. Por otra parte, ya no hay duda de que la inteligencia artificial está próxima a lograrse y eso será otro salto enorme en la transformación de la humanidad. La pobreza dejará de serlo más por estos creativos inventores que por la caridad y la buena voluntad de las muchas personas piadosas que hoy alivian y ayudan a sus semejantes.
Dentro de este mundo que busca las soluciones y el futuro mejor, estamos los venezolanos inmersos temporalmente en una especie de pantano de arenas movedizas sin poder movernos y donde todo va hacia abajo. Pero que nadie dude que se trata de un hueco en el claro camino de la humanidad hacia el progreso. Pronto saldremos de este atolladero rojo para reconstruir el País y volver a engancharnos al veloz y maravilloso tren del progreso.
El cómo evitar que caigamos nuevamente en el futuro en la fosa del populismo paralizante es algo sobre lo que deberemos reflexionar. Sin duda la educación es clave para lograrlo pues un pueblo culto es menos poroso a los envites estos engaño-parlantes promételo-todo. Valga recordar la conocida frase “El propósito de la educación es enseñar a la gente cómo aprender por sí mismos. Lo otro es adoctrinamiento». Unos ciudadanos con propio criterio serían refractarios a los centenares de habla paja que, merecidamente, quedarían sin oficio.
Pero por lo pronto ocupémonos de sacar a estos malandros piratas de Miraflores. Dicen que ya están a punto de caramelo.
Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
11 de mayo de 2019

Excelente articulo sobre la ‘pobreza’/ Con tu permiso Eugenio Montoro, lo voy a compartir en mi muro…