ENFOQUE LIBERAL – ENFOQUELIB – EL CANDIL – AÑO III – N° 128.
El crecimiento económico mundial suscitado en los últimos doscientos años es, por un gran margen de diferencia, el mayor de la historia del hombre. Es a partir del s. XIX cuando las distintas economías del planeta fueron adoptando las ideas de la libertad económica que los niveles de producción, de empleo, de acceso a servicios básicos, y, consecuentemente, de calidad de vida, empezaron a crecer a un ritmo nunca antes visto. La apertura de los mercados fue clave en este proceso debido a que es el mercado, es decir, el conjunto de agentes económicos y los procesos de intercambio que estos llevan a cabo, quien crea riqueza.
En este contexto, los países que mayor progreso han logrado son aquellos cuyo índice de libertad económica es más elevado, pero, a su vez, los que más protegen y hacen valer los derechos de propiedad, así como los que menor gasto público procuran y que de mayor libertad para hacer negocios gozan, tal y como se puede observar en las listas publicadas al respecto (https://www.heritage.org/index/ranking).
Y dentro de todo ello, quizá el mayor logro sea el referente a la reducción de la población mundial en situación extrema pobreza. Se suele destacar el aumento del ingreso per cápita o el índice de desarrollo humano, pero es el acortamiento de la cuantía de población pobre lo más resaltante, pues en dos siglos se ha pasado de tener al 80 % de habitantes del mundo en dicha situación a menos del 10 % para el año 2015, y la tendencia sigue hacia abajo.
No es la búsqueda de la igualdad material la meta deseable, sino la reducción de la pobreza y, por ende, el incremento de la riqueza en el planeta. Siempre será mejor tener a más personas con un mayor acceso a servicios esenciales, trabajo, vivienda, entre otros, que naciones en donde la desigualdad en la riqueza sea casi nula pero la igualdad en la pobreza sea lo que predomine. Y dado que la riqueza solo es posible de ser creada con inversión, trabajo y ahorro, la clave del desarrollo es la libertad económica, en conjunto con el respeto de los derechos individuales y la limitación de las funciones gubernamentales. Una nación libre siempre tendrá mayores probabilidades de prosperar que una en donde su Gobierno aplique políticas dirigidas a centralizar la toma de decisiones y planificar e intervenir el mercado.

PD: El autor de este contenido ha autorizado su publicación en este semanario. Tomado de su blog personal «Enfoque Liberal» bajo la plataforma de Facebook.
Domingo 05 de septiembre 2021
