El pensamiento mágico

MANUEL HINDS – EL CANDIL – AÑO V – N° 214.-

“NO PARECE CASUALIDAD QUE DE AMÉRICA LATINA SURGIERA EL MOVIMIENTO LITERARIO CONOCIDO COMO REALISMO MÁGICO”

No parece una casualidad que el realismo mágico, como un movimiento literario, surgiera en América Latina. Esto se observa en la facilidad con la que los pueblos de la región eligen y apoyan a gobiernos populistas, que dan primera importancia a dar la apariencia de estar trabajando por su país y no a trabajar por él. Los que comienzan como populistas siempre terminan como tiranos, porque para dar la impresión de que van a resolver los problemas del país siempre piden poderes totales que al final usan para llenar su ambición de poder, que siempre, también, nace de problemas en el desarrollo psicológico del populista, que termina revelando su egolatría a diestra y siniestra.

Esto ha pasado por 200 años, desde la Independencia. En esta relación populista-pueblo, es fácil entender por qué aparecen los populistas. Ególatras existen en todo el mundo y a todos ellos les encantaría manejar el mundo. También es fácil entender que la primera vez los pueblos caigan frente a un populista. Lo que es más difícil de entender es por qué el pueblo caiga una y otra vez por 200 años en las garras de ellos. Ya he citado varias veces a Heinrich Jarnecke, un oficial del ejército alemán, que escribió: “¿Qué fue lo que nos llevó a seguir a [Hitler] al abismo como los niños del cuento del flautista de Hamelin? El enigma del rompecabezas no es Adolf Hitler. Nosotros somos el enigma”.

Afortunadamente, América Latina no ha tenido un tirano como Hitler, pero ha tenido muchos tiranos muy siniestros que la han privado de su libertad y de su desarrollo económico y político. Así, pues, América Latina, puede hacerse esta pregunta, sustituyendo caudillos por Hitler pero añadiendo, “y seguirlos buscando y eligiendo por 200 años a pesar de que todos han usado los mismos trucos para capturar votos y atar el desarrollo de los pueblos”. Uno puede culpar al populista si engaña una o dos veces al pueblo. Si lo engañan por dos siglos seguidos, la culpa es del pueblo. Hay sin duda debilidades terribles en el alma latinoamericana para buscarse siempre lo mismo que ya sabe que lo lleva al fracaso. Esto es algo que el pueblo tiene que reconocer si es que alguna vez quiere cambiar su destino.

Esta debilidad está ligada al pensamiento mágico que ha predominado y sigue predominando en América Latina. José Ortega y Gasset definió hace 100 años, sin usar ese nombre, dicho pensamiento con relación a su país en su obra maestra, España Invertebrada: “No queremos luchar, queremos simplemente vencer. Como esto no es posible, preferimos vivir de ilusiones”. Y en este mundo, en el que la gente busca ilusiones, como escribió Konrad Heiden, biógrafo de Hitler, “La gente sueña y un adivino les dice lo que están soñando”. Y le creen mil veces porque funcionan según lo dijo Ortega y Gasset, y quieren ver si triunfan sin tener que luchar. España salió hace décadas de este proceso, pero los latinoamericanos no han podido hacerlo. Cuando aparece alguien que les ofrece triunfar sin tener que luchar, lo eligen, esperando que, hoy sí, el nuevo populista va a darles el triunfo sin tener que luchar. Nunca eligen a quien les ofrezca educación para poder salir del estancamiento, sino al que ofrece quitar a unos para darles a otros. Y así por doscientos años, sin resolver el problema más fundamental del continente: la ignorancia.

El Salvador está a las puertas de una elección en la que el presidente está corriendo en contradicción de lo que manda la Constitución, que prohíbe la reelección en dos períodos sucesivos. El pueblo ha aceptado esto, lo cual es un síntoma muy serio de otra deficiencia asociada a la vida de ensueños, la de que el imperio de la ley no importa. Pero este no es el tema que quiero discutir en este artículo. Apartemos por un momento esta y todas las otras, numerosas, violaciones a la Constitución que ha cometido este gobierno y veamos hacia el futuro que le espera al país, gane o no gane el presidente estas elecciones. Nadie ha discutido esto. Nadie parece querer discutirlo. Ni el gobierno ni la oposición.

Nadie habla de los problemas de largo plazo, que incluyen el de mejorar la educación y los servicios públicos para integrar al país a la economía del conocimiento. Pero nadie habla tampoco de los problemas de más corto plazo que hay que resolver para recuperar el rumbo hacia el desarrollo económico y político y remendar los daños que se le han hecho al país en estos temas. Por ejemplo, nadie habla de qué se va a hacer con 100.000 presos, muchos de ellos apresados y mantenidos en prisión sin el debido proceso, sin derecho a defensa ni a justicia. Tampoco se habla de cómo evitar que, sin controles establecidos por el imperio de la ley, el ejército y la policía se conviertan en instituciones opresivas en vez de ser garantes de la ley al nivel de las comunidades y de la nación entera. Tampoco se habla de cómo evitar que venganzas personales y deseos de extorsionar usen los poderes de esos cuerpos para ventajas personales. Tampoco se habla de cómo debe procederse para regresar al camino de la democracia y el imperio de la ley. No en abstracto, sino ya, para presentarse como una opción para el pueblo. Tampoco se habla de cómo reactivar la inversión, que está cayendo.

Ya sabemos lo que hará el gobierno cuando los problemas revienten. Dirán que nadie los podía prever. Le echarán la culpa a alguien, seguramente a la empresa privada. Pero si la oposición no discute todos estos problemas urgentes y no hace propuestas concretas para resolverlas estará también contribuyendo a la eternización del pensamiento mágico: elíjanme a mí, que resolveré todos los problemas…por arte de magia. Insultar al presidente no hará el trabajo. Tienen que demostrar que entienden mejor que él los problemas del país y que tienen soluciones para los problemas que él ha creado, además de los que ya existían antes de que él llegara.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 18 de mayo de 2023



Manuel Hinds

Ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).


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One comment

  1. Excelente mensaje, y así es, todos los aspirantes dicen «Yo lo arreglaré», lo que no dicen es el»Cómo».….y en las actuales circunstancias es lo más importante. Gracias

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