El Perdón de los Pecados

Por Nervis Nava

“Su corazón era tan grande como el mundo, pero no había cabida en él para guardar el recuerdo de un agravio”

R.W.Emerson

Pecados

Es propicia la fecha para escribir sobre temas relativos al espíritu, a la esencia del ser humano, a la conducción de este, a sus obras y a sus consecuencias.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de Pecado? Porque, aceptamos esa palabra como si tuviera un significado absoluto, pero antes deberíamos preguntarnos lo que para nosotros significa “Pecado”.

Literalmente la palabra se define como “transgresión de la ley divina” y teológicamente como que “el pecado ocurre cuando el hombre está fuera de armonía con la fuente de su ser”.

Así pues, se entiende que el pecado es una separación de Dios; pero veamos que el término “separación” ocurre solo en el pensamiento del hombre, ya que lo finito está indisolublemente unido a lo infinito y el “pecado” viene a ser cuando el hombre, un ser espiritual y una expresión creativa de la mente Divina, no está consciente de su divinidad y actúa desde el nivel de su humanidad; por lo tanto el “pecado” viene a ser la mayor tragedia de la experiencia humana.

Cuando el hombre desconoce su divinidad, cuando no sabe de la profundidad de su propia e innata bondad, hace muchas cosas que son resultado de la frustración de sus potencialidades; piensa que vive una vida aislada, con un pensamiento egocéntrico y su experiencia se orienta hacia el plano egoísta, teniendo como resultado lo que se llama “el mal”; con lo cual se tiene que redefinir también la palabra “mal”; porque en este caso el “mal” es básicamente el encubrimiento del bien.

De hecho, puede definirse mejor como el encubrimiento de la profundidad de bien que hay en el hombre por cuanto Dios es en Él.

El “mal” no es inherente a la condición humana y cuando vemos cosas malas en el mundo, simplemente evidencian la confusión que prosigue a la ausencia de la actividad de Dios; y detrás de una mala condición se encuentra un hombre que está frustrando su bondad innata y actuando en la oscuridad de la conciencia humana; y en este estado humano de conciencia vivimos en un sentido de separación de Dios y de nuestros semejantes.

“Sabed esto, ¡Oh hombre! La única raíz del pecado, en ti, es desconocer tu propia divinidad!

Autor Anónimo

Pecar” es fallar o fracasar en lograr la meta de perfección; es el resultado de una forma de separación de Dios, del bien, de la armonía, de la justicia; entonces el castigo en que nos hemos desconectado de la fuente, lo cual conduce a la escasez y a la limitación; comprendiendo entonces que “pecar” es separarse de la actividad de Dios, y el castigo es el deterioro que siempre sigue a tal separación.

Es importante y vital grabar en nuestra conciencia, que Dios no sabe de “pecado”, nada de necesidad, y nada de escasez de ninguna índole; esto puede ser difícil de aceptar, por el lastre que arrastramos en nuestra conciencia sobre la vieja idea de Dios; pero cuando expandimos nuestra conciencia y nuestra visión para contemplar al Dios de la Mente Universal – Dios como Principio, Dios como Espíritu- comprendemos que Dios realmente no sabe de “pecado”.

“Muy limpio eres de ojo para ver el mal, no puedes ver el agravio”

Habacuc 1:13

Pensar o sentir que se ha pecado, es vivir en pecado, vivir en un error, entonces ¿Cómo puede el hombre encontrar liberación de sus sentimientos de culpa? La respuesta se encuentra en la cita Con Amor Eterno te he amadoJer.31:3…Si Dios es Amor, esta esencia universal que es omni-activa como la gravedad, Dios no puede tener nada menos para tí que  no sea Amo; no importa lo que haya o no hayas hecho, porque Dios es Amor.

Perdón

“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”

Marcos 11:25

El “perdón” del pecado se ha tenido como un factor de la religión, más podríamos hacernos la pregunta: ¿Cómo perdona Dios?

En realidad, parecerá sacrílego, pero Dios no puede perdonar pecados, no importa cuán grande sea la culpabilidad o cuál se crea que sea la ofensa.  Si comprendemos que “pecar” es separarse de la actividad de Dios, y el castigo es el deterioro que sigue a tal separación, y Dios es un Principio y como tal no sabe de pecado, ¿Cómo podría perdonar?Dios no puede  nunca ser menos que Dios. Dios es Amor, aunque yo sienta odio y amargura, es en el momento que yo me levanto sobre mi culpabilidad, y dejo de sentir lástima por mí mismo, en ese momento “Dios es Amor” y fluye a través de mí y me Ama; así pues, en un sentido real, Dios no perdona, Dios es Amor.

En el momento de yo aceptarme a mí mismo en un contexto más alto, en ese momento me he sobrepuesto o pasado sobre lo que considero “pecado”; es cuando “soy transformado”, “Soy Perdonado”, porque me he perdonado a mí mismo.

Es difícil comprender la acción del principio, es por eso que Dios está vestido de forma humana en las enseñanzas de los profetas, y por ello nos hemos entrampado en el concepto de un Dios de los cielos, un Dios que está por allá no sabemos dónde; y siendo que Dios es Amor y Él solo puede amar cuando tú amas; por tanto, si tú deseas perdón, tienes que expresar perdón, no hay otro modo.

Tú puedes expresar más amor, más comprensión y de este modo liberas el poder positivo del Espíritu que te limpia. Dios no puede hacer más por ti que lo que Él puede hacer a través de ti.

“Señor ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?. No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete”

Mt. 18:21

El “Perdón” es un estado de conciencia y tiene que ser perpetuo, no un gesto ocasional, porque la falta de perdón es un precio que el hombre no puede darse el lujo de pagar; perdona hasta setenta veces siete, ora por aquellos que te aborrecen, ama a tus enemigos, no por el bien de ellos sino por el tuyo propio.

Si quieres alumbrar un cuarto, tienes que encender la luz; nada ganas con permanecer en la queja  o sentarte en la oscuridad a lamentar quien haya faltado, si hay falta de perdón, si hay enemistad, si hay resistencia  a las relaciones humanas, hay que encender la Luz, y por nuestro bien …ama, perdona, bendice y libera.

“El perdón llega cuando comprendemos, que no hay nada que perdonar, sino algo que comprender”

El acto del “Perdón” constituye un baño mental, soltar y dejar ir algo que sólo nos puede envenenar por dentro, por eso cuando se está tratando de obtener el perdón de Dios o realmente una comprensión de uno mismo, todo lo que debemos hacer es voltearnos en la dirección correcta.

Una vez que hayamos vuelto en la dirección del Espíritu, porque estamos cansados de vivir en la materialidad, en la limitación y queremos levantarnos a un nuevo nivel de pensar y vivir, algo maravilloso ocurre, y ese algo es que comienza la actividad de la Ley Divina, y entonces el “Perdón” es instantáneo, en el momento que nos volvemos hacia Dios, la sabiduría, el amor, la vida y la Paz de Dios hacen llover sobre nosotros las bendiciones de su Presencia, al solo colocarnos en un nivel de aceptación.

Debemos ubicarnos y tratar de encontrar nuestro sitio en este plano, obviamente el “sitio” no es ningún lugar, sino una correcta actitud de mente; el estado de conciencia en que sabemos, y sabemos que sabemos, sobre nuestra unidad con Dios. Descubrimos nuestra propia divinidad; esto quiere decir que todos tenemos el potencial de ser una radiante expresión de luz, porque “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios Rom. 8:14

El poder que va con nuestra divinidad es nuestro solamente cuando actuamos de acuerdo con ese poder.

Podemos tener nuestra falta de “perdón”, amarguras y enojo si así lo elegimos, pero también tendremos nuestras úlceras, tensión nerviosa, problemas cardíacos y desórdenes físicos y mentales; por eso enciende tu Luz, no tanto por el beneficio de otros como por el tuyo.

Perdona y serás perdonado

Artículo realizado por las enseñanzas recibidas a través de 40 años, en los mensajes y textos de Unity, especialmente “Descubre Tu Poder Interno” de E. Butterworth.

Naguanagua- Estado Carabobo-Venezuela

Sábado, 14 de marzo de 2020

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