FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO VI – N° 270.-
Antesala
Hoy quiero compartir con ustedes este poderoso mensaje, capaz de transformar positivamente el curso de nuestras vidas.
Es una idea que vale la pena sembrar en nuestro subconsciente porque seguramente germinará y dará hermosos frutos para el bien de uno mismo y de quienes nos rodean.
Es uno de esos mensajes que vale la pena difundir por todas partes, ya que permite elevar hasta lo más alto, el espíritu y la esencia de los valores humanos positivos, por medio de los cuales expresamos a nuestros seres queridos el sentimiento supremo, el sentimiento más potente y vigoroso que haya conocido el ser humano.
No tiene autor conocido; Supongo, debe tener su origen de alguna enseñanza budista. Ayer, buscando en la internet sobre el autor de este escrito, encontré un libro con ese mismo nombre, y en el primer capítulo se describen unos conceptos que contiene trazos que guardan cierto parecido a la idea principal de esta metáfora. Supongo, tal vez, que alguien extrajo el principio oculto de ese párrafo y lo adaptó en forma de metáfora, cuya esencia hoy quiero compartir con ustedes.
La metáfora
Los diamantes en bruto extraídos de la mina son todos oscuros, cubiertos de una capa muy opaca, sin gracia, amorfos y sin valor. Solo el tallador de diamantes con su experiencia va descubriendo las posibilidades de cada pieza, visualizando el potencial oculto de cada piedra. Poco a poco va quitando la capa áspera que lo cubre, y poco a poco va labrando la forma simétrica que ayuda a resaltar su brillo y su belleza. Cuando el tallador da por terminado su trabajo, emerge una pieza hermosa, labrada, con mucha luz, mostrando el potencial que estuvo oculto por mucho tiempo.
De esa misma forma, cada uno de nosotros somos como esos diamantes en bruto. Gracias a la educación que recibimos en nuestros hogares y a la educación que recibimos en la escuela, cada cual va dejando ver su potencial oculto hasta quedar totalmente expuesto por su propio brillo.
Su poder transformador
Los seres humanos somos como esos diamantes en bruto. Creo que podremos reconocer fácilmente quienes, de alguna forma, fueron nuestros talladores. De no haber sido por ellos, tal vez aun estuviésemos atrapados en un mundo de oscuridad.
Estoy seguro que muchos de nosotros también tenemos algo del tallador. Lo hemos sido con nuestros hijos, y con nuestros nietos. ¿Lo hemos sido también con nuestra pareja? ¿Con nuestros empleados, hermanos, amigos? ¿Se imaginan como sería nuestro entorno, nuestro país, si cada uno de nosotros asumiera el rol del tallador de diamantes, ayudando a los demás a alcanzar su máximo potencial?
En cierta forma considero que las sociedades humanas que han alcanzado elevados niveles de progreso cultural, social, educativo, tecnológico y económico, lo han hecho aplicando programas educativos en los cuales se imparten conocimientos, principios y valores que permiten desarrollar al máximo el potencial de sus ciudadanos.
Ayudar a los demás a salir adelante es uno de los valores humanos positivos más elevados. El tallador de diamantes viene a ser una estupenda metáfora que aplicado al ámbito humano puede convertirse en una buena forma de enseñar a pescar.
Freddy Riera
Economista venezolano en el exilio. Consultor e instructor en logística de abastecimiento y cadena de suministros. Editor de El Candil.