NERVIS NAVA. El Candil Pedregalero – Año II – N° 72 – Sábado, 01 de agosto 2020.-
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia”
Jesús de Nazareth

Misericordia, término proveniente del latín y hace referencia a una virtud del ánimo que lleva a los seres humanos a compadecerse de las miserias ajenas. Religiosamente, la misericordia es entendida como un acto de consideración para con nuestros semejantes y así obtener la piedad de Dios, por los “pecados cometidos”. Sin embargo, debemos tener claro que las enseñanzas de Jesús no fueron en un sentido “religioso”, sino fue un mensaje claro hacia la forma en cómo debía ser nuestra “actitud de ser”, para con nuestros semejantes.
En este sentido, la misericordia está erróneamente relacionada a la lástima, y ésta no es misericordia, ya que el ser misericordioso no es el resultado de un sentir, sino de una acción; así tenemos que la misericordia es una manifestación exterior de piedad, no siendo lo que sentimos, sino lo que hacemos con base en el sentimiento; es el amor, la compasión o la caridad quien obra, es el producto de una actitud del Ser.
La lección de esta beatitud es fuerte para la mayoría de las personas, porque no estamos preparados para creer que se puede resolver los problemas con la gente y con el mundo a través de un ajuste interno. En este pasaje Jesús está enfatizando una actitud del Ser sobre que, lo que viene a nosotros es lo que nuestra conciencia ha atraído; y nos guste o no lo que vemos en nuestro mundo, son nuestras actitudes y reacciones, lo que por ley de atracción hemos generado.
Esta actitud revela la ley de conciencia, y Jesús vino a confirmar y a demostrar cuán verdaderos fueron esos principios; porque al estudiar su mensaje se confirma la relación directa que existe entre lo escrito hace milenios con sus enseñanzas; la historia de la evolución del hombre siempre ha sido cíclica y así continuará; si quieres ser amado, tienes que amar; si quieres amigos debes ser amigable; si quieres un trato justo, sé justo. La vida se vive de adentro hacia afuera y no siempre se podrá cambiar el mundo que nos rodea; pero siempre se pondrá a cambiar los pensamientos acerca del mundo, y al hacerlo, si cambiamos el mundo del pensamiento, cambiarán las cosas que vemos; así que va a depender que tan “misericordiosos” seamos en nuestra actitud, así será lo que recibiremos.
“Queda la sensación de que Dios, también está en el viaje con nosotros”
Teresa de Ávila
Puede que nos guste o no, lo que veamos en nuestro mundo, son nuestras actitudes y reacciones la fuerza de atracción que ha generado todo; es por ello por lo que al cambiar el patrón de atracción se pueden cambiar las cosas que vemos. A menudo, debido a un sentimiento de insuficiencia como persona, formamos nuestras actitudes después de evaluar nuestro mundo, y pensamos…hay peligro…tengo miedo…y así nos vamos elaborando un enfoque irreal de la vida. Es por ello por lo que, al estar consciente de esto, podemos decidir el mundo que deseamos experimentar, el éxito que queremos lograr y la clase de condiciones que nos gustaría ver manifestadas en todo nuestro entorno; es así como la clase de pensamientos son las que atraerán a nosotros la fuerza de conciencia.
En consecuencia, lo maravilloso de esta ley es que cuando se construye una conciencia de amor, justicia, amistad y paz, y al dejar de identificarnos con cualquier “aparente” injusticia y caminamos dentro de un círculo mágico de protección, atraemos la mejor clase de gente y lo óptimo de todas personas con quienes compartimos la vida; porque en la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias de nuestras actitudes.
Todo en el universo está creado por una causa, nada ha nacido de la nada y todo tiene su origen, absolutamente todo; y para ser feliz, hemos tenido que generar la causa de una correcta aplicación de los Siete principios que rigen el universo, y que han sido reconfirmados por Jesús en las Bienaventuranzas; por tanto, si hemos aprendido a ser misericordiosos, y conscientemente sabemos que todo está en nuestra mente, por ley universal recogeremos los efectos positivos que se traducen en misericordia, armonía y felicidad con quienes nos rodean.
Y actuando dentro de esta nueva conciencia, podemos construir una nueva actitud de ser afirmando desde nuestra esencia: “Sostengo mis pensamientos centrados solamente en aquellas cosas que deseo ver manifestadas en mi vida”
«Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios”
Jesús de Nazareth

En el nivel humano, el contacto del hombre con el mundo que le rodea es a través de los sentidos, especialmente la vista, y la vida es una totalidad, aunque el hombre solo vea una parte. Jesús nos dijo: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”, allí Jesús nos está diciendo, no permitas que lo aparente obstruya lo real, ni lo total.
El hombre defiende su evaluación de los hechos en la vida, y dice… las cosas son como son y no hay nada que yo pueda hacer al respecto, sin embargo, lo que los ojos expresan, está determinado por lo que la mente cree, y ya lo expresó Shakespeare al decir… nada es bueno ni malo, solo el pensar lo hace así; o en lenguaje coloquial….todo es del color del cristal con que se mire.
Esta es una actitud de ser que sugiere la gran percepción de la naturaleza interior, que será nuestra cuando desarrollemos pureza interna del pensamiento…” Levanta los ojos” y centra el pensamiento en lo bueno, lo verdadero, lo bello y entonces verás a Dios”. Para alcanzar esta actitud de ser, se requiere disciplina de pensamiento, porque no es fácil ver belleza en lo feo, vida en la enfermedad o abundancia en la pobreza.
No se puede ver a Dios con los ojos, en el sentido de localizarlo en un lugar, manifestándose como forma, porque Dios no es para ser visto con los ojos físicos, porque cada parte es una manifestación de Dios, una expresión de la Mente Infinita, una actividad de la substancia Divina; así toda parte contiene la esencia, y si el hombre está consciente del total dentro de sí mismo, comprenderá que fue en esa conciencia que Jesús declaró “El que me ha visto a mi, ha visto al Padre”.
Cuando el hombre aprende a ver en la conciencia-Dios, entonces ve más allá de las apariencias al potencial innato de todo lo que aparece; y es esto lo que significa “Bendecidos los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios”, es cuando estamos convencidos que “Hay una sola presencia y un solo poder, Dios, el bien omnipotente”.
“Lo que somos es el regalo de Dios para nosotros. En lo que nos convertimos es nuestro regalo para Dios”
Eleanor Powell
Los ojos físicos dejan de ser órganos de impresiones sensoriales, si nos creamos una visión interna y los convertimos en canales para la expresión del poder interno. El “ver” se convierte en una proyección del poder-de-Dios; es una bendición, y si somos “limpios de corazón” establecemos un principio espiritual y contemplamos todas las cosas desde la conciencia-Dios, esa fue la actitud de Jesús, él vio a Dios, o sea el bien en todos los hombres y se negó a aceptar la creencia en un hombre parcial, agobiado por la debilidad y la aflicción, viendo en su lugar un ser íntegro dentro de la parte y fue esa visión la llave de su Poder sanador.
El hombre no está en el mundo para corregirlo, sino para verlo correctamente y la visión correcta es el pasaporte hacia la ilusión del cielo del logro. Si queremos cambiar el mundo, o ser una influencia para el cambio, debemos comenzar por nosotros mismos, invirtiendo nuestra forma de ver el mundo, regresando al principio, a un Universo íntegro, mirando con pureza de conciencia y proyectaremos un poder sanador e integrante; practicando de ver la vida desde el punto de vista más elevado y no el más bajo.
El ser humano necesita ser entrenado para desarrollar una visión espiritual orientada que nos guie hacia una visión positiva, creativa y de una amorosa perspectiva, para proyectar esa conciencia de ver la profundidad en toda experiencia y tratar con lo más elevado del hombre; y entonces comenzaremos a ver el desenvolvimiento progresivo del Cielo en la Tierra.
Para desarrollar esta importante actitud de ser, podemos afirmar diariamente que: “Yo veo el mundo, no como es, sino Yo Soy, y yo estoy en unidad espiritual con Dios”.
Naguanagua – Estado Carabobo – Venezuela

Extraordinaria reflexión plasmada brillantemente a través de lo expresado en este artículo. Cada palabra nos lleva a un profundo análisis, no sólo del hermoso mensaje de Jesús , sino de nuestra conducta frente al mismo . Hacer introspección, “amaestrar “ nuestra mente y actuar en consecuencia.
Gracias de nuevo por compartir tan aleccionador escrito .
Muy buena orientación espiritual…..