El sermón de la montaña: Ser pobres…

Por Nervis Nava

“Bienaventurados los pobres de Espíritu: Porque de ellos es el Reino de los Cielos”

Jesús de Nazareth

Comenzaré esta semana con una serie de artículos dedicados al análisis filosófico de la esencia de las ocho “Maravillosas Beatitudes”, dejadas por Jesús de Nazareth en su inmortal mensaje anunciado en las praderas de Galilea y señalado por San Mateo en su evangelio, referentes al “Sermón de la Montaña”.

El Sermón de la Montaña” es un magistral escrito detallado, organizado e introducido en un poema en prosa que consta de ocho versos, y  han sido denominados “Las Bienaventuranzas” o “Beatitudes” ya que Jesús comienza ese mensaje con la palabra “Bienaventurados” derivado del latín «beatus«, que significa «bendecido»; donde Jesús nos dice cómo encontrar la felicidad; sin expresar algo como que “Tú debes hacer esto” o “Tú no harás aquello”, porque Jesús en su mensaje no fue impositivo, sino que nos  habló de transformación, al expresar: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” por lo que  nos estaba enseñando a …“qué ser y cómo pensar”…, todo indicado en esa serie de beatitudes, que reflejan “actitudes del Ser” estados de la mente que claramente prometen resultados a quien sigue ciertos cambios internos de conciencia.

Podemos decir que Jesús, no enseñó teología ni doctrina alguna; su enseñanza fue sencilla, directa y práctica; el resto de complejidades, formas, rituales, prácticas, vestimentas y ceremonias, fueron agregadas a través del tiempo en la evolución de la religión, pero Jesús no indicó ni habló de tales cosas.

Para muchos el “Sermón de la Montaña” contiene las disciplinas del cristianismo, y así es considerado por muchos pensadores morales como Tolstoi y Ghandi, entre otros; también Burner Hillman -erudito del Nuevo Testamento-, estableció que la enseñanza moral de Buda, tiene ciertas similitudes notables con el mensaje de Jesús en este Sermón, y establecemos aquí, que Buda estuvo en este plano 500 años antes de Jesús; siendo Jesús quien inició la era Cristiana, entonces es la enseñanza de Jesús la que guarda su similitud con la de Buda, en todo caso son los mismos principios; y ambos han sido en su momento, grandes Maestros para la humanidad.

¿En qué radica la importancia de este Sermón? Aclaremos que,  “El Sermón de la Montaña” no se refiere solo a las Beatitudes, ellas forman  parte, también está incluido dentro del mismo, el momento cuando Jesús enseñó personalmente a sus seguidores cómo debían orar al Padre, y fue en  el instante de una comunicación directa con Dios, instituyendo allí el  Padrenuestro; del mismo modo estableció en un simple mandamiento la que es considerada  “Regla de Oro” de la vida…”Traten a los demás como quieran ser tratados”…. En esos tres aspectos, las Bienaventuranzas, el Padrenuestro y la Regla de Oro, radica la extraordinaria enseñanza de Jesús y la importancia de su mensaje en este Sermón.

A continuación las ocho Bienaventuranzas enunciadas por Jesús en el Sermón de la montaña, siendo la primera de estas la que analizaremos en este artículo.

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

  • Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
  • Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
  • Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
  • Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
  • Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
  • Bienaventurados los que padecen de persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos

Jesús de Nazareth

Al interpretar lo establecido en esta primera Bienaventuranza; “Bienaventurados los pobres de Espíritu: Porque de ellos es el Reino de los Cielos”,  se puede indicar como una Beatitud, que no solo ha sido malinterpretada  y malentendida, sino en cierta forma estigmatizada, al haber sembrado en el pensamiento de la humanidad  que ser pobre es una virtud…. “sufre pacientemente tu pobreza hoy, porque en algún futuro cielo tendrás tu recompensa”…. ha sido una forma errónea de interpretación, ya que “pobres en espíritu” es traducible más exactamente como “pobres en orgullo” y el  “Reino de los Cielos”, debemos considerar que para Jesús, “cielos” no era un lugar en la bóveda celeste, ni una recompensa en una vida por venir, el cielo representa  un estado de conciencia.

Así tenemos que  literalmente, siendo “cielos” una palabra cuya raíz es griega y significa “en expansión” lo que  Jesús nos habló fue del potencial en expansión dentro del individuo, para Él “cielos” era el potencial del Espíritu que está envuelto dentro de la naturaleza humana y nada tiene que ver con vivir en pobreza.

Ser pobre en espíritu u orgullo significa, no desear más allá del ejercitar de tu voluntad personal en la búsqueda por la autorrealización, ya que no podemos tomar las puertas del cielo por sorpresa, ni lograr una comprensión de Dios a través únicamente del intelecto, ello ha sido intentado por múltiples estudiosos y filósofos a través de los tiempos y nadie lo ha logrado jamás. Bendecidos son aquellos que pueden abandonar el esfuerzo por comprender intelectualmente, aceptando las cosas profundas del espíritu con la inocencia de un niño…”De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”

Bendecidos pueden ser todos aquellos que son educables con mente  abierta y receptivos a la Verdad, dispuestos a renunciar a opiniones y prejuicios preconcebidos para abrigar un nuevo concepto de la vida, en otras palabras para ser “pobre en orgullo” hay que estar dispuesto a decir…”Yo no sé la respuesta, pero estoy dispuesto a aprender” y esta no es una actitud mental, fácil de asumir, porque saber la verdad va más allá de conocer sobre la verdad, ya que para saber la verdad , hay que ir más allá del final del libro, y  continuar hasta realmente “caer en cuenta”  que la Verdad no es algo hacia dónde vamos, sino una Luz, una guía que viene a uno en una revelación completamente interna.

Ejemplo de ello se encuentra en la parábola del joven rico a quien Jesús le dijo: «deja todo y sígueme”….el joven se retiró triste, porque no comprendió que Jesús se refería a todo el equipaje y posesiones mentales que tenia, o sea, que su problema no eran las posesiones de valor intrínseco, sino la mente llena de falsos valores.

“Bendecidos son los pobres en Espíritu” que están receptivos al  fluir del bien a través de ellos y reconocen a Dios como la Fuente de todo. Debemos cultivar prioritariamente nuestros dones y talentos que nos vienen de la fuente infinita, y nos permitirán vivir en una sobrada abundancia, para poder darla, y alcanzar ese “Reino de los cielos”, porque como es bien sabido…”nadie puede dar lo que no tiene”…e internalizar desde nuestra esencia que “Yo Soy abundancia infinita e ilimitada”, reconociendo ante todo que es Dios nuestra Providencia…..

Naguanagua-Estado Carabobo-Venezuela

Sábado, 4 de julio 2020

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2 comments

  1. Gracias Rukardia ! Tu reflexion es excelente acerca del mas siginificativo ‘Sermon’.. El Sermon de la Altura, el Sermon de la Montaña….

  2. Totalmente acertado tu análisis de este extraordinario mensaje de Jesús en su “Sermón de la montaña “. Se ha tergiversado, por las diferentes religiones, el verdadero significado de sus palabras. El cielo está a dentro de cada uno de nosotros , es nuestra esencia divina. Pobreza de espíritu no es igual a pobreza material , es dejar el orgullo, producto del ego , para realmente reconocernos como seres creados a imagen y semejanza del Todopoderoso y por ende adentrarnos en nuestro Yo para elevar nuestra conciencia desde esa chispa divina y proyectarnos espiritualmente.

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