FREDDY RIERA – EL CANDIL – AÑO V – N° 223.-
Las dictaduras militares surgidas en América Latina después de la segunda guerra mundial (1945) fueron impulsadas desde el gobierno de los Estados Unidos de América para impedir la propagación de la ideología comunista por el continente.
Muchos gobiernos, autodenominados como “democracias” en América latina, en realidad no lo fueron.
Casi todos esos gobiernos estaban conformados por militantes de los partidos comunistas de cada país. En Venezuela, al menos así fue cuando Rómulo Gallegos resultó electo presidente en unos comicios realizados después que los comunistas Rómulo Betancourt y unos militares infiltrados dieran un golpe de estado a Isaias Medina Angarita.
De ahí que, el objetivo primordial del gobierno de los Estados Unidos era librar a América de la amenaza comunista. No era una amenaza virtual, ni imaginaria – Era una amenaza real – Si no, veamos el estado en el cual se encuentra toda América hoy en día.
Pérez Jiménez en Venezuela fue una respuesta a esa amenaza. De inmediato se inició la expulsión de los comunistas enviándolos al exilio.
Se debió dejar bien claro que esos gobiernos militares serían temporales y que la misión era preparar el terreno para una transición hacia el republicanismo y el liberalismo, mediante unas elecciones populares donde el comunismo no fuera opción de gobierno.
Lamentablemente, esos gobiernos militares no cumplieron a cabalidad su papel, pues, no bastaba con enviar al exilio a los camaradas revolucionarios, sino que además debieron preparar y educar al pueblo para esa transición.
No completada la tarea, una vez los dictadores abandonaron el país, los comunistas en el exilio regresaron a tomar el poder e implantaron un sistema político socialista, al cual llamaron “democracia”, enmarcado dentro del sistema “socialdemócrata”, que en la práctica equivale a un socialismo democrático.
La socialdemocracia, lejos de convertirse en un puente hacia un sistema republicano liberal, en su lugar, sirvió para profundizar más y más el socialismo y la intervención del estado.
Con la socialdemocracia se abrieron las puertas a la marginalidad proveniente de los países vecinos. Todas las ciudades del país fueron invadidas paulatinamente por contingentes humanos de toda naturaleza.
El estado socialdemócrata promovió invasiones de terrenos sin ninguna clase de obras de urbanismo, ni de salubridad, ni educacionales, siendo los responsables directos de los llamados “cinturones de miseria”, colapsando todos los servicios de salud públicos.
Con la politización, la corrupción, el culto a la figura del presidente, y el excesivo intervencionismo del estado, el camino hacia el comunismo ya estaba bastante andado. La “renta petrolera” percibida por el estado no nos permitía ver las bases del sistema comunista levantadas ahí.
Cuando Chávez llegó al poder, ya la mesa estaba servida. Las estructuras del sistema comunista ya estaban construidas. El estado era el propietario de casi todo. En realidad, fue muy fácil apoderarse de casi todo, porque casi todo ya era del estado.
Ocho millones de venezolanos han abandonado ese sistema, y quienes aún viven allá, ya están cansados de la utopía (mentira socialista). No es extraño que los partidos políticos estén cohabitando con el régimen usurpador, ya que son “socialdemócratas”. Son lo mismo que el usurpador.
El pueblo ya se cansó de 60 años de socialismo socialdemócrata. Es la hora de crear las bases de un verdadero sistema republicano liberal.
El pueblo está reaccionado y respondiendo al nuevo llamado dentro del camino que señala la constitución.
Freddy Riera
Economista venezolano en el exilio. Consultor e instructor en logística de abastecimiento y cadena de suministros. Editor de El Candil
Está bueno el artículo.