Impuestos, estado y propiedad privada

La responsabilidad social de respetar a los demás (y los demás a uno)

ENFOQUE LIBERAL – EL CANDIL – AÑO V – 244.-


La mayor demostración de responsabilidad social que un individuo puede llevar a cabo solamente puede ir de la mano con un actuar estrictamente racional, lo que significa actuar acorde con los hechos de la realidad objetiva, basándose en una profunda comprensión de la misma que le permita a uno efectuar procesos de razonamiento lógicos que conduzcan a fines objetivamente benévolos.

Por supuesto, ese actuar «estrictamente racional» no implica que uno no «deba» equivocarse, pues la razón no es una facultad infalible; pero, en lo que respecta a la toma de decisiones, es decir, a aquello que uno efectúa consciente y voluntariamente, jamás podrá ser válida ni «comprensible» la causación de perjuicio hacia nuestros semejantes.

Ninguna persona puede tener el «derecho» de dañar a los demás, sin importar cuán grande sea la «urgencia» o «necesidad» que le llevó a decidir actuar de esa manera.

En síntesis, el ser socialmente responsable se puede resumir en una breve máxima: respetar a las demás personas, hecho que necesariamente conlleva el no iniciar el uso de la fuerza contra el resto en ninguna de sus formas, tanto física como psicológicamente.

La única forma válida y, en consecuencia, legítima de emplear la coerción contra otros es la defensa personal ante el inicio de la fuerza por parte de esos otros, ya sea que lo hagan contra uno mismo o alguien más.

Pero, así como no existe el derecho de dañar al resto, tampoco se puede hablar del «deber de ayudar».

Si bien el brindar una mano a quien lo necesita es un acto noble, siempre que tal acción no implique perjudicarse uno mismo o a terceros, tal ayuda adquiere legitimidad solamente en un contexto de actuar voluntario.

Partiendo del principio de que iniciar la fuerza contra nuestros semejantes es algo inmoral e ilegítimo, el forzar a otros a hacer «caridad» es algo tan miserable como el utilizar la fuerza para directamente dañar a alguien.

En ese sentido, todo aquel que alegue estar actuando «en beneficio de la sociedad» para así pretender coaccionar a otros y quitarles parte del fruto de su esfuerzo, se convierte inmediatamente en el mayor enemigo de la sociedad que alegan querer ayudar.

Ninguna sociedad civilizada puede fundamentar su bienestar en el perjuicio o la amenaza.

Tal situación solo puede ser «apropiada» para un ser tan perverso como los fines que persigue, los cuales no son precisamente los de ayudar.

Enfoque Liberal

Concebido con el objetivo de difundir las ideas liberales en los distintos campos que rigen la vida del hombre, tales como la Economía, la Política, la Ética y la vida en sociedad. Las publicaciones que se realizan en esta página se basan en el conocimiento adquirido del estudio del Liberalismo Clásico, el Objetivismo y la Escuela Austríaca de Economía.


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