Espectáculo, diversión o distracción

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO VI – N° 271.-


Esta semana como ya se está haciendo costumbre, hemos sido testigos de eventos que de una u otra forma con algún análisis, sin necesidad de ser profundo, muestran relación con comportamientos de nuestra sociedad, que pueden conducir a consecuencias posteriores importantes. 

Sin ser exhaustivos podemos mencionar solo algunos de esta semana: Se llevó a cabo la final de la Copa América. Se llevó a cabo la Convención Republicana en USA. Se han cumplido manifestaciones multitudinarias a lo largo de toda Venezuela promoviendo un cambio democrático de gobierno y en Europa se hacen los preparativos para 5 conciertos (19 al 28 de Julio) de Taylor Swift solo en Alemania, vendidos en su totalidad (sold out, como dirían en el ambiente internacional)

¿Qué pudiéramos encontrar en común en esos eventos de esta semana?

.-Todos han sido multitudinarios:

Final Copa América: 60 000 espectadores además de millones por Tv en vivo

Convención Republicana: 4000 delegados y cientos de millones por Tv

Concentraciones en Venezuela: Cientos de miles en vivo, y no es posible estimar millones en TV por estar bloqueadas las señales.

Conciertos de Taylor Swift: Mas de 100.000 por país en la gira Eras.

.- Todas mueven millones de dólares y miles de personas trabajan para llevar a cabo los eventos: (65 camiones transportan equipos de Taylor Swift, 17 vuelos “contratados” solamente desde Bogotá a la final copa América en Miami, miles de motociclistas escoltan a la candidata venezolana, Milwaukee espera recobrar 200 millones de U$ por la convención)

.- Todas las multitudes convocadas siguen a uno o varios líderes definidos (Ídolos?)

.- Todas tratan de canalizar con algún objetivo común, sentimientos así sean diferentes: Patriotismo, Admiración, Desencanto, Deseo de Justicia, Deseo de Evasión. 

Una de las primeras cosas que se viene a la mente de muchos observando el fenómeno, es la frase: “Pan y Circo para distraer al pueblo”. Frase muy conocida. Milenaria y comprendida por todos desde su origen como expresión satírica, del poeta, sacando a relucir la intención de perseguir el efecto distractivo en la población, mientras su emperador y “benefactor” se mantiene y maneja sin resistencia, los obstáculos que se le puedan presentar en su ejercicio del poder. 

Hoy miles de años después, sigue teniendo vigencia. Sigue siendo una herramienta, para mantener distraído al pueblo. Y no solo distraído, sino listo para el ataque a cualquiera que no sea del gusto del emperador, es decir, listo como arma y herramienta de destrucción del enemigo designado por el emperador. Como contraprestación anhelada, no solo se le distribuye el pan, como está claramente asociado a la necesidad de alimentarse, sino también, y eso se ha ido identificando y valorando progresivamente, se le da alimento “espiritual” al pueblo brindándole distracción.

Todos podemos mencionar ejemplos del uso de esas prácticas en nuestros países. Algunas de ellas muy recientes y casi que, de receta, reflejados en los decretos leyes y planes de gobierno.

Factor fundamental para la vigencia, es la utilización de los sentimientos del ser humano. En el pasado, a la distracción del pueblo también se asociaban los sentimientos de poder y triunfo si se sometía y destruía a un adversario que se le presentaba, en medio de un espectáculo circense. 

Hoy, ¿Dicen algo las frases de los mítines, invitando a los seguidores a respaldar al emperador de turno en la destrucción del enemigo escogido? ¿Todavía da resultados la destrucción de los monumentos a los colonizadores? ¿Todavía funciona el levantamiento del puño como elemento motivador para despertar los sentimientos de venganza como apoyo al líder? ¿Alguien menciona o recuerda al pueblo alemán y su caudillo? ¿Todavía se utiliza efectivamente el espectáculo circense donde unos se divierten y otros son víctimas de descalificación y destrucción?

Se aprecia que se hace o se intenta utilizar, aunque ya es más fácil de identificar la estrategia.  Posiblemente un cambio que se ha ido introduciendo es el remplazo del espectáculo propiamente circense, por los escándalos como elemento distractor y alimentador de sentimientos vengadores.  Se crean estadísticas para mostrar que el oponente es corrupto, que ser rico es malo, que los “blanquitos” son culpables, que los empresarios son esclavizadores, que la pobreza es virtud, que ser pobre es ser inocente, que a los pobres no les gusta trabajar, que quieren todo gratis, que destruyen lo que ha costado trabajo construir, que los otros son violentos, los otros países son culpables de la pobreza nuestra… Seguiremos creo yo, observando escándalos, reales o ficticios, porque todavía dan réditos para desviar la atención.

Sin embargo, hay algo que está sucediendo hace unos años, y es lo que mencionamos al comienzo del artículo. Aunque hay espectáculos que podrían catalogarse como circo, hemos estado observando una competencia de espectáculos que me parece, por lo menos a mí, algo que no se si pudo haber sido estimado por los planificadores en cualquiera de las diferentes áreas relacionadas. La tendencia creciente a disfrutar espectáculos se vio reforzada en la pandemia por una oferta creciente de emprendedores que han utilizado su ingenio para crearlos, independientemente de la capacidad el gobierno de turno o sus oponentes, para manipularlos. 

Las cifras por donde se le miren son casi increíbles en todos sus aspectos. Montos de dinero envuelto. Cantidad de personas movilizadas. Infraestructura, Tecnología, Cobertura. 

El espectáculo se ha convertido en un negocio sostenible. En una cadena global de abastecimiento alrededor de la diversión, que además de satisfacer sentimientos de los consumidores, está basado en la persecución de beneficios económicos para todos los actores que invierten en ella su esfuerzo tiempo o dinero. Eso hace que probablemente se salga de las manos de quien utilizaba el espectáculo como circo o distracción. Una industria de alto impacto con algunas características especiales que lo hacen atractivamente rentable, aunque retador por su dependencia directa de la satisfacción a corto plazo de los sentidos de los consumidores. El nuevo negocio depende de aspectos no fácilmente controlables o predecibles mediante cálculos y correlaciones directas. Depende de los sentimientos, pero no de los que cultivan la amargura y tendencias guerreristas que nos vienen causando tanto daño al pretender encontrar el mesías o ídolo caudillo con el poder de destrucción a enemigos, así sean imaginarios, para unir al pueblo a su rededor.

El Frankestein tomó vida propia. El emperador ya no es dueño de los espectáculos, como era en Roma la capacidad de construir y utilizar el coliseo y seleccionar enemigos o gladiadores.

Probablemente la proliferación de espectáculos se base ahora más sobre ilusiones asociadas a los sentidos. Los placeres de percibir en el instante, imágenes, sonidos, sin tener que ejercer la venganza o la capacidad de destrucción. A eso le apuntan los espectáculos hoy en día, aunque hay bochornosas excepciones como alguno de los eventos de esta semana, producto tal vez de años de siembra de resentimientos y amarguras, por parte de quienes han venido utilizando el espectáculo como circo, donde hacen parecer gladiadores importantes a marionetas, además de descerebradas, soberbias.

¿Qué sigue?

Con el efecto pendular que también nos caracteriza, hemos abrazado el espectáculo de shows en vivo, en recintos con capacidad para manejar multitudes, en una oportunidad de interactuar sin la presencia de la desconfianza y agresividad de los asistentes como característica principal.

Imaginemos por un momento que somos capaces de convocar, en cada capital de estado o departamento, a conciertos a la mayoría de sus habitantes, que paguen su boleta, con el solo deseo de pasar algunos momentos placenteros y no de elegir, darle el voto o extorsionar a alguien.

Utilicemos el espectáculo no como circos de distracción sino como eventos para disfrutar talentos más allá de los ya tan conocidos de embaucar, engañar, incitar, extorsionar o amenazar, donde el consumidor decida a quien premia con su simpatía y pago de boleto.

Tomemos la oportunidad, aunque con la precaución de no convertir la distracción en un fin en sí mismo donde todo se vale para lograr el objetivo de evadir. Tomemos el espectáculo como la oportunidad que es, de interactuar en forma pacífica alrededor de sentimientos y valores que no hemos debido dejar de lado nunca, aunque sin abandonar la responsabilidad asociada a las decisiones y la inversión de esfuerzos para sufragar la diversión que todos nos merecemos en lugar de la distracción o circo que nos “regalan”.

DISTRACCION (Rae): f. Desviación de la atención en algo.

DIVERSION (Rae):  f. Recreo, pasatiempo, solaz.



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.   


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One comment

  1. Buen artículo, cierto y tristemente es una realidad inocultable , el fin económico que todo ello encierra…. Gracias

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