Falacias que sostienen el referendo sobre el Esequibo

ÁNGEL ALBERTO BELLORÍN – EL CANDIL – AÑO V – N° 243.-  


El día 23 de octubre de 2023 fue la primera noticia que escuché y leí sobre el referendo del Esequibo.

Desde la Asamblea Legislativa la anunciaba Jorge Rodríguez, y fue presentada en estos términos. CITO. «El presidente de la AN, Jorge Rodríguez, presentó la propuesta del referendo “para que el pueblo de Venezuela, por vía del voto secreto y directo, tome decisión y refuerce los inalienables derechos de Venezuela y su pueblo sobre el territorio de la Guayana Esequiba”. FIN DE LA CITA.

Al día siguiente, escribí y publiqué mi opinión en un escrito que titulé «Caso Guyana y la corta memoria chavista». De ese escrito y en alusión a eso de «El pueblo tome decisión y refuerce inalienables derechos.» comparto el siguiente párrafo. CITO. «Hay que recordarle al utiliti chavista señor Jorge Rodríguez, ahora presidente del poder legislativo, que apelar al ultranacionalismo a lo «Galtieri con las Malvinas», no va a esconder ante el mundo que, para hoy, 23 de septiembre del 2023, el salario mínimo en Venezuela equivale a un poco más de tres dólares mensuales. Un referendo para reforzar ese derecho tendría mayor impacto ya que amor con hambre no dura y patriotismo con la barriga vacía no va a asustar a la crecida Guyana.» FIN DE LA CITA.

Por esas «extrañas casualidades numéricas», el día de ayer, también 23 pero noviembre del 2023, a propósito de ese sobrevenido referendo consultivo del Esequibo, se hizo público un comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre el cual prefiero no emitir opinión. Sin embargo, pretendo desarrollar mi escrito a partir de una solicitud que allí se plantea en los siguientes términos: CITO. «Por ello pedimos que todos los ciudadanos sean bien informados sobre el significado y las consecuencias del referéndum del próximo 3 de diciembre, para que puedan actuar con plena conciencia y en libertad. Dicho referéndum no debe ser ni manipulado por intereses meramente políticos ni como medio de presión para los ciudadanos.» FIN DE LA CITA.

Actuar con conciencia, tal como lo plantean las autoridades de la iglesia implica comprender lo que en realidad significa ese referendo consultivo a realizarse el 03 de diciembre, («sin que nadie pueda impedirlo») y sus probables consecuencias, en nuestro histórico derecho sobre la Guayana Esequiba. Para tal fin, aclarando que no me paga la ExxonMobil y que no conozco a la Sra. María Corina Machado, aunque coincido con sus posturas sobre el daño que pudiera causar el referendo, pretendo explicar tal postura. Al ser así, es necesario enfrentar la realidad de la actual situación del conflicto con Guyana, desmontando en forma didáctica mentiras que circulan por las redes cómo verdades categóricas, que se multiplican alimentando en muchas personas ese «Ultranacionalismo a lo Galtieri en las Malvinas» y que sostienen la justificación del referendo.

Veamos. PRIMERA FALACIA… ¡EL LAUDO DE PARÍS DEL 03 DE OCTUBRE 1899 ES NULO !

En derecho eso es mentira. Desde hace años Venezuela ha presentado ante la ONU suficientes pruebas que el Laudo de París de 1899 fue un fraude y eso alimenta la falacia, pero no implica que sea nulo.

De haber sido nulo y decretado como tal no tuviéramos 124 años clamando justicia. Eso hay que asimilarlo para entender lo que enfrentamos. Repetir esa babosada no nos hace más venezolano, aceptar una verdad de Perogrullo, no nos convierte en traidor a la patria.

Para ese juicio de 1899 no se presentaron los títulos suficientes sobre el territorio en reclamo. Muchos de los más importantes y que hoy mostramos aparecieron después y formaron parte de la denuncia ante la ONU en 1962.

A pesar de toda la indignación que ha causado y sigue causando, ese arbitraje reflejado en el Laudo de París tuvo consecuencias jurídicas en el derecho internacional. Por tal razón, los límites geográficos allí trazados aún son válidos y son los que determinan las fronteras entre Venezuela y Guyana. Es por ello por lo que la zona en reclamación ahora más que nunca está ocupada por Guyana.

Para los venezolanos que no gustan de leer, no quieren o no pueden entender está dolorosa realidad, hay que expresar y demostrar con claros argumentos la verdad. Para ello hay que centrarse en el contexto mundial en que sucedió ese laudo y toda la situación política que para ese momento padecía Venezuela.

Para esa época, no existía la ONU, ni tecnología avanzada en comunicaciones y transporte, eran tiempos más lentos y muy diferentes. La verdad y la justicia eran conceptos más difíciles de entender y las potencias y los poderosos sin moral tenían más libertad para el abuso. En esencia eso no ha cambiado mucho, aunque las oportunidades para probar y demostrar tales abusos son infinitas.

En 1892 el presidente de Venezuela Raimundo Andueza Palacios intentó modificar la Constitución para perpetuarse en el poder (suena a deja vu) y por tal razón, Joaquín Crespo inicia la Revolución Legalista y lo derroca.

Crespo toma el poder y gobierna hasta que en 1898 a causa de otra rebelión por ser acusado de fraude electoral (otro Deja vu) muere en batalla, siendo sustituido por Ignacio Andrade quien el 23 de octubre de 1899 también es desalojado del poder por Cipriano Castro. Al erigirse en presidente, el nuevo caudillo recibe un país destruido y con una inmensa deuda externa con acreencias a varias potencias, entre ellas el propio Reino Unido. No olvidar que en 1902 la huella insolente de los acreedores mancilló el suelo patrio tratando de cobrar lo que le debían. Debe entenderse en ese contexto que, el 03 de octubre de 1899, mientras en Venezuela había una guerra interna con Cipriano Castro avanzando contra Caracas para derrocar a Andrade; en París, un tribunal (hoy irritó) en aquel momento con autoridad legal, sentenciaba el despojo territorial ante la inexistencia fáctica de un Estado Venezolano atento y competente para sus relaciones exteriores.

Un débil Estado a merced de potencias imperiales que actuaban con libertad de acción, y para colmo molestas con Venezuela por viejas deudas que no sabían cómo cobrar. Según los archivos y múltiples escritos sobre el juicio de arbitraje, la posición del Reino Unido se basaba en un irrito mapa de 1840 elaborado por Robert Schomburgk cuya línea fronteriza estaba trazada desde Punta Barima en las bocas del río Orinoco hasta los montes de Upata abarcando un área aproximada de 203.310 km² al oeste de río Esequibo.

La ilegitima representación de Venezuela en Paris no presentó títulos suficientes. Por tal razón, y múltiples más, se perdió la oportunidad de restablecer los verdaderos límites que implicaba el río Esequibo.

En rio revuelta ganancia de pescador y en ese momento esos límites otorgados por el laudo bien pudieron despojarnos del delta del Orinoco y parte de Upata, más allá del despojo estimado en 159.500 Km cuadrados. Esa es verdadera historia, confirmada, escrita y comentada.

Una inclemente propaganda chauvinista y chavista para provocar histeria colectiva de patriotismo no la va a modificar. El resultado de un oscuro referendo que el mismo gobierno califica de interno y no vinculante nada modificará.

Al ser así ¿Que objeto viene su realización?

SEGUNDA FALACIA: ¡EL ACUERDO DE GINEBRA EXPRESA CLARAMENTE QUE EL LAUDO DE PARÍS ES NULO!

Eso también es mentira. Esta es una falacia que se observa hasta en profesionales que, sin atreverse a leer en forma acertada el acuerdo y sacar conclusiones racionales, repiten como suyo los que otros erróneamente afirman hasta hacerse una información común en muchos comentaristas contagiados de «patriotismo».

Puede observarse que la errónea lectura del Artículo primero del convenio genera comentarios que no son ciertos. Estos se multiplican por ese fervor emocional que lo sean. El artículo en cuestión claramente expresa que se establece una comisión mixta con el encargo de buscar soluciones con motivo a la controversia surgida como consecuencia de la «contención venezolana«. Esto significa que el reclamo y denuncia que hizo Venezuela ante la ONU en 1962 solicitando la nulidad del Laudo arbitral de Paris surtió un efecto, pero únicamente en el ámbito diplomático. Al ser admitida la solicitud de Venezuela, el prestigio diplomático de «La Pérfida Albión» (Reino Unido) queda en evidencia. Por tal situación comienza a desarrollar sus movimientos siendo el más notorio preparar la independencia de su colonia.

Cuatro años más tardes de lucha diplomática por parte de Venezuela, surge el Acuerdo de Ginebra. Fue una jugada maestra de la diplomacia inglesa, Allí no se afirma que el laudo es nulo, y el hecho que Venezuela hiciera el justo reclamo acusando de nulidad, no implica que el Reino Unido hubiese aceptado que cometió fraude ni que el laudo sea nulo. Para mayor certeza que la interpretación de dicho acuerdo no puede concluir que en su texto exista aceptación expresa o tacita de reconocimiento de dicho fraude, se debe complementar con lo que más adelante establece el Artículo V sobre la forma como debe interpretarse dicho acuerdo.

Invito a los que gustan de opinar o criticar motivados por la soberbia ignorante, o por fervor emocional, que busquen, lean e interpreten ese artículo. Nada de lo que aquí escribo sobre el Acuerdo de Ginebra de 1966 es novedoso; anteriormente grandes venezolanos emitieron opinión que hoy, gracias a la tecnología, son más fáciles de consultar para valorar en su justa dimensión. Me quedo con una atribuida al Doctor Lara Peña dónde comparó dicho acuerdo con un tornillo de tuerca y rosca aislada que por más que lo giren nunca apretará.

Por lo antes expresado es categóricamente cierto que El Laudo de París, sentenciado por un Tribunal Internacional instalado en 1999 es completamente válido según las reglas del derecho internacional.

También queda demostrado que el Acuerdo de Ginebra no lo anula.

TERCERA FALACIA: ¡DEBEMOS RETOMAR EL DIÁLOGO CON GUYANA!

Para bailar tango se necesitan dos. El Acuerdo de Ginebra de 1966 fue una oportunidad temporal para intentar lograr una solución negociada entre las partes. Hay que entender que luego de 67 años nunca se logró. Este tiempo transcurrido siempre ha corrido a favor del que tiene la posesión.

Es doloroso admitir que a largo de todos esos años, cada vez que un venezolano pensante se atrevía a manifestar una propuesta para repartir ese territorio, por aquello de mejor algo que nada, surgían las voces chauvinistas de la sinrazón gritando al unísono «El Esequibo es nuestro y punto».

En este gobierno Chavista la cesión otorgada en febrero del año 2004 allá en la capital de Guyana, fue casi fulminante para nuestra mentada soberanía, sin embargo aquellas voces estridentes, en su mayoría ahora en funciones de gobierno, no se escucharon, callaron y aplaudieron.

Hoy, sin pertinencia, y desafinados vuelven a retumbar por todos los rincones con aquella vieja consigna. Sin embargo, a diferencia del pasado, el eco de esa consigna, mejor afinado, y con fondo musical, ahora retumba de regreso desde el este, pero en idioma inglés.

Guyana no quiere bailar tango con Venezuela y también grita que el Esequibo es suyo. Al respecto, recomiendo la lectura de mi escrito anterior sobre el tema, titulado «Uso goce y disfrute del Esequibo». Con respecto a ese escrito se ha de notar que no utilicé el término «Disposición» que junto con los tres verbos anteriores comprenden el póker de la propiedad.

Para mejor comprensión de las implicaciones del referendo, debo señalar la contradicción política y moral de un gobierno que, sin juicio previo ni justa indemnización, hizo política de gobierno la confiscación y expropiación para disponer arbitrariamente de la propiedad privada de los venezolanos.

Recordemos aquello de «Expropiar es Robar». Hoy, ese mismo gobierno emprende una feroz y costosa campaña a favor del referendo por el Esequibo, defendiendo el derecho a la propiedad mediante analogías con bienes que, en la rebuscada comparación de propaganda, son usurpadas o robadas por terceros.

Casi todas las costosas propagandas finalizan con el mensaje «No te dejes robar lo que es tuyo, el Esequibo es nuestro, asiste al referendo y vota cinco veces si» Si no fuera tan grave, sería chistoso eso de la propiedad de un territorio que en 24 años ni ocupó ni preocupó a este gobierno ahora defensor de todo lo que significa ser propietario. Un Esequibo que en realidad solo ha sido de los venezolanos en antiguos papeles legados por aquel «odiado y genocida Imperio español».

En lo particular, en estos momentos creo más importante que el gobierno me devuelva la propiedad de mi justa jubilación y la calidad de vida, que ordena la Constitución, cuyos títulos de propiedad los obtuve en forma legal, aportado las cuotas exigidas durante toda una juventud y una vida de casi 40 años de trabajo con la promesa de una vejez digna.

Son títulos más recientes que los del Esequibo y que sin escrúpulos de ninguna naturaleza me fueron despojados en forma abusiva y arbitraria sin poder apelar ante ninguna corte. Por esa misma razón, también he perdido o visto deteriorar mis propiedades materiales, como vivienda, vehículo, enseres domésticos y muchos de esos bienes materiales, que, en su afanosa campaña publicitaria, utiliza como ejemplo de propiedad que se pierde por ladrones y abusadores.

Comparar tal situación con la incierta propiedad del territorio Esequibo debe generar el enojo de todos los que por múltiples razones atribuidas al gobierno, hemos perdido nuestras propiedades ciertas, tangibles y que alguna vez disfrutamos sin poder reemplazarlas. Por todo lo anterior, es un hecho irremediable que Guyana, al manifestar que se acabó la negociación bilateral, considera que el Esequibo es de su propiedad y asume la vigencia del Laudo de París como título .

Con esta posición pública, de hecho y derecho, Guyana da por finalizado la utilización de los diferentes medios pacíficos bilaterales previstos en el Acuerdo de Ginebra. Ante tal realidad, queda como última y única opción la vía judicial. Así de sencillo.

CUARTA FALACIA. ¡LA CORTE INTERNACIONAL NO TIENE COMPETENCIA!

Falso, ya la tiene. El Acuerdo de Ginebra de 1966 en su Artículo IV, numeral primero, establece en forma precisa plazos para intentar solucionar de mutuo acuerdo la controversia. De igual forma, se plantea que en caso de no lograrlo. «Escogerán sin demora los métodos de solución de conflicto previstos en el Artículo 33 de la carta de las Naciones Unidas». Ahora bien, ¿Que establece esta norma? CITO. » Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección. El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen sus controversias por dichos medios. FIN DE LA CITA.

Al ser así, desde 1966, se activan los intentos por parte de la comisión mixta bilateral original a la que el acuerdo le otorgaba un plazo de 4 años para dar solución. Al no lograrlo, las partes de mutuo acuerdo firmaron en 1970 un protocolo para congelar las discusiones por 12 años y prepararse para escoger el método siguiente que como es sabido fue el del buen oficiante.

Al particular recomiendo dos escritos anteriores sobre cómo llegó Guyana a activar su posición de solucionar el conflicto mediante «Arreglo Judicial». Ante la negligencia (por no decir otra cosa) de Venezuela.

Esta instancia de arreglo judicial hoy está representada por la Corte Internacional de Justicia. Al estar señalado en el citado Artículo 33, es una de las vías que autoriza el acuerdo de Ginebra.

Por lógica simple, al no coincidir las dos partes en retomar negociaciones bilaterales, el acuerdo deja de tener eficacia y la vía Judicial pasa a ser la última instancia. Es decir, la Corte Internacional de Justicia también está prevista en el Acuerdo de Ginebra y al ser así, también cancela su vigencia y obliga Venezuela. Hay que aceptar que Guyana le dio un peligroso jaque a Venezuela, aunque el juego no ha terminado.

Ahora bien, el lector acucioso vuelva a revisar las cinco preguntas del referendo, y haciendo énfasis principal en el número tres, saque sus propias conclusiones para determinar si ese referendo puede o no, ser un problema para nuestro reclamo.

Tome precauciones con esa conclusión ya qué sobraran «amigos» y hasta familiares contaminados, que pueden acusarlo de traidor a la Patria. También corre el riesgo que el tal Ratti solicite que le quiten la nacionalidad.

Caracas 24 de octubre del año 2023.


Ángel Alberto Bellorín

Coronel Retirado del Ejército Venezolano. Abogado Magna Cum Laude. Lic en Ciencias y Artes Militares. Magister y Doctor en Derecho Constitucional. Estudios Doctorales en Educación y en Seguridad y Defensa. Profesor Titular en institutos de postgado de la Universidad Militar y Universidad Simón Rodriguez.


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