LUAN SPERANDIO – EL CANDIL – AÑO IV – N° 183.-
La explicación comúnmente dada al hecho de que los individuos forman el Estado para crear una especie de orden y estabilidad institucional es el Contrato Social.
Es, según la teoría, un acuerdo entre los miembros de la sociedad, en el que se reconoce por igual sobre toda la autoridad de un régimen político o de gobierno. Sin embargo, los propios autores contractualistas -Thomas Hobbes, John Locke y Jean-Jacques Rousseau- afirman que se trata de un ejercicio de ficción. Esto se debe a que el contrato social es una teoría filosófica.
Por lo tanto, no está de acuerdo con la teoría del bandido estacionario. Elaborada por Mancur Olson, uno de los principales politólogos del siglo XX, es una teoría histórico-fáctica.
Olson describe el origen del Estado a partir de sociedades muy primitivas. Estaban organizados en pequeños grupos, con decenas o a lo sumo cientos de personas. Sin embargo, cuando los diferentes grupos entraron en conflicto, los grupos compuestos por cazadores y nómadas se impusieron en el conflicto frente a los sedentarios y agricultores, dado que las habilidades desarrolladas para la guerra son las mismas necesarias para la guerra. De esta forma, los grupos saqueados tuvieron muchos contratiempos: perdieron animales, comida, se quemaron edificios y mucha gente murió.
Sucede que, poco a poco, los cazadores se dieron cuenta de que, tras un saqueo, buscar otros grupos para saquear no era la forma más eficaz: lo más ventajoso era saquear al mismo grupo. En este caso, el saqueo tuvo que ser parcial para mantener algún nivel de productividad para estos grupos saqueados. Esto permitió una estructura gracias a la cual el saqueo siempre podría ser posible. En este caso, el nivel de violencia utilizado se hizo más bajo, con menos muertes, menos pérdidas de bienes y suministros, etc.
Esta nueva situación, si bien degradante, fue menos grave para los propios grupos saqueados. Al fin y al cabo, era mejor ser saqueado siempre por el mismo grupo, de forma constante y “más ligera”, que por varios grupos de forma irregular y más violenta.
Así, Olson describe que hubo una migración paulatina del bandolero nómada e itinerante al bandolero estacionario: sería el agente que monopoliza y racionaliza el saqueo a través de los impuestos. Así, poco a poco se llegó a un equilibrio más eficiente para los dos grupos.
La consecuencia lógica de la teoría de Olson es que el Estado surge sobre la base de un acuerdo, pero un acuerdo basado en la amenaza, la violencia y la coerción.
Con la evolución institucional del Estado, el bandolero estacionario pasó a prestar algunos servicios a la población. Si bien se alardea de que esta era una forma de promover “el bien común”, lo que incentivaba esta postura de acción positiva por parte del Estado era la pacificación de las víctimas, además de ser una forma de aumentar la productividad y maximizar el saqueo.
El mérito de la teoría del bandido estacionario es que solo es descriptivo. No hay valoración sobre él, a diferencia de la Teoría del Contrato Social. Y entender que el Estado es, desde su origen, creado a partir de la violencia y la coerción, es importante para sedimentar una vigorosa oposición a eventuales intervenciones impuestas por el Estado Contemporáneo.