Por Elías Martínez

Frida Kahlo nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, al sur de Ciudad México, su nombre completo: Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón. Falleció por causa de una trombosis pulmonar el 13 de julio de 1954 en Coyoacán.
En 1913 sufrió un ataque de poliomielitis que afectó permanentemente su pierna derecha.
A los 16 años conoció a Diego Rivera, que estaba pintando su mural la creación en la escuela donde ella estudiaba. Durante su juventud tuvo un accidente de tranvía donde resultó gravemente herida lo cual ocasionó que estuviere postrada en cama por largos periodos y pasó por mas de 30 operaciones quirúrgicas. Durante su recuperación es que se inicia en la pintura, luego le presentó a Diego Rivera algunos de sus trabajos y éste la animó a seguir pintando. El 21 se agosto de 1929 contrajeron matrimonio.
Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y profundamente metafórica al mismo tiempo, derivada de su exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
En su búsqueda de las raíces estéticas de México, rasgo que compartió con Diego Rivera y los muralistas David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, Frida Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las telas que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
Durante la convalecencia del accidente, sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo principal. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico. En una ocasión afirmó: «Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco.» En poco tiempo Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio; con él acompañaba sus retratos para representar metafóricamente sus experiencias y sus pensamientos.
De las pinturas de Frida 55 son autorretratos exponiendo fundamentalmente aspectos dolorosos de su vida.



Autorretrato con collar de espinas, 1940







Deland, Florida, EEUU
18 de mayo de 2019

EXELENTE !!!
Tarso R. Vidal