SIN SECRETOS – NERVIS NAVA – El Candil Pedregalero – Año II – N° 86 .-

Existe un factor de gran importancia en el ámbito de las relaciones humanas y al cual, literalmente se le presta poca atención, y se trata de la forma como nos expresamos, y es que la gran mayoría de las personas al  hablar y dirigirnos a los demás,  debemos poner especial interés en el tono, el léxico y la expresión corporal que utilizamos, cuando nos estamos relacionando con nuestros semejantes.

Aún cuando han sido establecidas ciertas normas para ser un buen hablante y un buen oyente, como por ejemplo, pensar bien lo que se va a decir, ser amable con lo que se dice, escuchar sin interrupciones y mirar de frente a nuestro interlocutor, entre otras; no es menos cierto, que  la gran mayoría hace caso omiso a esas indicaciones y generalmente se imponen los estados emocionales cuando estamos comunicándonos con los demás. 

Se debe aprender a utilizar correctamente el lenguaje, y no hablar por impulso ya que los medios que tenemos para expresarnos son inmensos, directos e indirectos y es un tanto complicado estar conscientes de cada palabra, de allí la importancia de practicar la “prudencia” al hablar, por eso las personas que se detienen en medio de la conversación para pensar y reflexionar en lo que están diciendo son personas apreciadas por ello, no así aquellas que irreflexivamente hablan sin detenerse, y sin medir las consecuencias de lo que dicen; de allí la gran cantidad de personas que se ven obligadas a estar pidiendo disculpas, por eso de que “eso no era lo que yo quería decir”…pero lo dijiste.

Las palabras tienen más fuerza de la que a menudo les atribuimos ya que con ellas podemos crear discursos inofensivos o dolorosos, establecer desacuerdos o fortalecer relaciones, motivar o desmotivar hasta puntos insospechados, que fortalezcan o debiliten una relación, y algo que puede contribuir para ello es “leer”  ya que la lectura es una forma accesible para formarnos un pensamiento crítico y manejar un correcto lenguaje.

“El ignorante ataca con la boca; el sabio se defiende con el silencio”

Gandhi

La lectura nos da sabiduría y como lo expresó Baltazar Gracian …”los libros nos hacen personas” y gracias a ellos ejercitamos  y cultivamos la mente.  Ser impulsivos al momento de hablar, es hablar sin reflexionar y sin pensar en las consecuencia, lo cual lleva a muchas personas a meterse en grandes y complicados problemas; se debe tener claro, que somos dueños de lo que callamos, pero esclavos de lo que decimos. Otra practica que debe observarse es hablar siempre en primera persona; yo opino, yo siento, yo creo; y sin ser desafiantes mirar de frente a las personas.

Según Platón, debemos aprender a dominar todo el asunto sobre lo que se esté platicando, en primer lugar para hablar con propiedad, y sin utilizar “recursos decorativos” expresar conocimientos sobre el tema que se trate; por algo también señaló Cicerón, que para ser un buen orador se requiere hablar con convencimiento, de manera ordenada, todo acompañado de dignidad no solo en expresión sino en gestos, tomando en cuenta valores éticos y morales para expresar una idea; teniendo como primera norma, que lo que se dice tiene que ser algo verdadero, y no estar colocándonos “fuera de lugar” con lo que expresamos.

Se tiene también que en las conversaciones que mantenemos a menudo nos tropezamos con personas muy “emocionales” o que con frecuencia están presas de sentimientos de resentimientos y envidias, que no miden, ni el fondo, ni la forma, ni el tono del leguaje que utilizan, y van por la vida destilando veneno; y en cualquier frase que emiten hieren, ofenden, sin tener conocimiento que cuando calificamos a otras personas o situaciones, nos estamos definiendo a nosotros mismos; por lo tanto debemos evitar en todo momento, la sátira y el sarcasmos cuando emitimos criterios.

“Para tener enemigos no hace falta declara la guerra, solo basta con decir lo que se piensa”

Martin Luther King

Existe un componente emocional que nos une a los seres humanos y que siempre de una forma u otra influye en nuestra forma de expresarnos, así por ejemplo  cuando una persona se siente feliz sus comunicaciones tendrán otro “toque” muy diferente a cuando alguien está colmado de resentimiento, es una emoción totalmente negativa y puede llevarnos a expresarnos siempre con pinceladas de sarcasmo o ironía; de allí la importancia de aprender a controlar las emociones y la forma en que reaccionamos; ya que sabemos que un resentimiento o un enojo puede destruir amistades y transformar a los mejores amigos en enemigos.

Otras figuras dentro del lenguaje es lo que conocemos como “ironía”, que consiste en querer dar a entender lo contrario de lo que se dice e igualmente que el “sarcasmo” que se traduce en una burla mordaz y cruel con la finalidad de ofender y maltratar a alguien. La similitud entre ambos conceptos se debe a que el sarcasmo es un tipo de ironía, ya que en ambas figuras se da a entender algo diferente a lo que en realidad se está diciendo, pero que el sarcasmo se utiliza directamente con la intención de herir los sentimientos de alguien, lo que siempre tendrá a estas personas en un “fuera de lugar” todo el tiempo; ya que cuando las personas usan este tipo de comentarios con frecuencia probablemente van dejando una estela de malestar a su paso.

“Pensar es el trabajo más difícil que existe, quizás sea esa la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen”

Henry Ford

Naguanagua – Estado Carabobo – Venezuela .-