Gran oportunidad para Latinoamérica

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO IV – N° 171

He estado leyendo y escuchando opiniones, declaraciones, promesas, amenazas y peticiones a raíz del resultado de las elecciones en Colombia. Desde indicarle a USA que le van a fijar su agenda, pasando por reescribir la historia, hasta «aceptar» con humildad y 11 millones de votos la representación y liderazgo de toda América ante el mundo. Desde declaraciones de oposición y vigilancia férrea, pasando por acusaciones penales, hasta caídas fuerte de valores por desconfianza a pesar de las «señales» de normalidad y verbo tranquilizante de algunos líderes.

Me pregunto el porqué de esas diferencias tan marcadas. El punto de partida de la situación es común. Creo que un porcentaje muy alto, 70, 80, 90%? de los votantes y el 100% de los candidatos de la carrera presidencial, coincidían en la necesidad de un cambio en el país. ¿Qué sucede después de la jornada electoral? ¿Será que una parte de esa abrumadora mayoría está convencida que tiene la fórmula para hacer el cambio que el país necesita, pero la otra parte cree que no es posible cambiar el país a la velocidad que se promete y eso le produce desconfianza?

Veo algunas señales positivas: Las inconformidades puestas de manifiesto con destrozos a la infraestructura se pueden dar por terminadas. La pérdida de tiempo de nuestros jóvenes que ya no se verán ocupados apoyando a sus lideres educativos en el deseo de «tomarse el poder», también son cosas del pasado. La indignación por la necesidad de recaudar más impuestos ya no existe por la comprensión de la población ante el cambio y su deseo de aportar impuestos. Las manifestaciones de felicidad de la mayoría en forma de festejos y emotivas congregaciones abrazando la llegada del cambio, pueden ser la envidia del mundo.

Me pregunto si todas estas manifestaciones serán suficientes para enrumbar el país desde el mismo momento de la llegada del cambio.

Parece que buena parte de los líderes piensa que no se necesita mucho más que desearlo, para superar una campaña que se hizo difícil por la exacerbación a los votantes (No es promoción  del odio, es solamente hacer lo que se hace con las banderillas a los toros), la polarización (yo soy bueno “los demás son malos”), la destrucción de reputaciones (nada personal, es solamente la aplicación de estrategias modernas), la búsqueda de capitales patrocinadores (solo es solicitar invertir en las convicciones para convertir la hoja de ruta en realidad), los cambios de posiciones inicialmente irreductibles (solo es reaccionar y adaptarse al mal tiempo transitorio en la hoja de ruta), el uso de expresiones insultantes (simplemente adaptar el léxico al contexto), en fin… difícil pero no imposible de superar, con la sapiencia que aparentemente tienen los líderes colombianos.    

La mayoría de los líderes piensan que no es necesario mucho tiempo para regresar a la situación de normalidad alterada con la campaña, nada que no se pueda decidir en tres días. El país, todos, debemos aunar esfuerzos y adoptar posiciones “racionales” guiados por quienes seguimos y que aparentemente son dueños de los votos. Debemos movernos a un mundo de amor y paz, después de limpiar todas las cosas que pudieran ser interpretadas erróneamente como inaceptables o irracionales, durante la campaña. Me acuerdo de las acciones de mi abuelita que prescribía un purgante antes de cada inicio de año escolar para poder tener un nuevo periodo de sesiones, o de estudio, tranquilo. En conclusión, todos debemos seguir a los líderes en un gran “ACUERDO NACIONAL”.

Suena una decisión acertada, que pareciera que solo tiene ventajas para nuestra sociedad que podría, a pesar del paso de las generaciones rescatar el famoso slogan y simbología de “Amor y Paz” de los 60. Creo que se debería pensar en una presentación para festejar el cambio y el inicio de sesiones en el congreso, animada por un cantante venezolano, con su “agárrense de las manos”.

Se debe celebrar cómo fue posible, casi que, por arte de magia en menos de una semana, que todo el país estuviera de acuerdo con que se necesita recolectar mucho dinero con una reforma tributaria. Que se requiere un aumento del salario mínimo en 10 o 20%. Que la actividad petrolera debe disminuirse en forma acelerada. Que se debe “democratizar” la tierra. Que se debe integrar las voces y armas hasta ahora disidentes y pedirles que regresen al país a contribuir con su esfuerzo. Que se acabará con el flagelo de la droga por la aceptación voluntaria de dejarla de quienes “trabajan” en su cadena de cultivo y distribución. Que la mayoría declarará la renta y pagará lo que le corresponda.

Es hasta emocionante pensar que en 150 días y para celebrar la llegada del nuevo año, y gracias al arduo y desinteresado trabajo de quienes son faro y guían el pueblo, Colombia va a tener un esquema de recaudo y distribución del gasto e inversión, acordado con la gran mayoría de la población enrumbándose en esa forma hacia “país potencia”. Gran Oportunidad para Latinoamérica de copiar el modelo.      

Pareciera que solo voces altisonantes, pesimistas y desconocedoras de la realidad pudieran oponerse a esta acción de concertación y esfuerzo conjunto. Afortunadamente como son minoría, la gran mayoría les podrá enseñar el camino del progreso y la vida en armonía.

Sin embargo y en mi afán de perfeccionar el logro, y a pesar de correr el riesgo de parecer que estoy manejando en contravía, o de ser catalogado de profeta del desastre, pesimista, u obstruccionista, me preocupa no tratar de validar humildemente con mis lectores algunas cosas que para bien o para mal, he aprendido del ejercicio de mi profesión y que parece que indudablemente no aplican en el mundo de la administración de la cosa pública. Aclaro que soy totalmente ignorante de la especialidad “gerencia pública”, o “ciencias políticas”. Yo por ejemplo me sentiría mal de saltar cada cierto tiempo de empresa en empresa, competidoras, según el éxito de su “plan de ventas”, por tanto, yo también solicito su absolución anticipada por lo que voy a plantear: 

.- En la administración de la cosa pública, como en la privada o mixta, ¿no se puede aprobar contratos marco para evitar la repetición de solicitudes de aprobación?  

.- ¿Si estamos claros con el programa y hay acuerdo completo, para qué se necesitan cuerpo deliberantes compuestos por representantes de los intereses de los mandantes o electores? ¿No nos podemos ahorrar ese dinero indemnizando a los legisladores aprobadores y tener solo poder ejecutivo, con ministros plenipotenciarios que funcionen dentro del “contrato marco” aprobado como programa?

.- La tasa de interés sobre inversiones para lograr que el pueblo disfrute de control de precios y fondos de pensiones rentables, ¿no debe formar parte del gran ACUERDO NACIONAL y transmitido al Banco de la Republica?

.- Me imagino que el objetivo de la empresa de la cual todos somos accionistas, es compartido. ¿El “ACUERDO NACIONAL” es para no tener desacuerdos? ¿Es decir, para no discrepar?

.- Con la premura, ya se habrá firmado el GRAN ACUERDO NACIONAL, para que no haya duda de interpretaciones y cambios de reglas de juego?

De pronto en ese afán perfeccionista y en el tiempo ahorrado de discusiones estériles que ya no se van a presentar, de aquí a diciembre sería posible introducir en este gran ACUERDO NACIONAL, el concepto de “asesoría independiente”. Este papel lo podrían adoptar y ad honoren por ser para el bien del país, algunas entidades técnicas adecuadamente seleccionadas, especializadas cada una en tópicos de conocimiento específico, de manera de ayudar a los “acordantes”, a perfeccionar algunos detalles del programa que lo haga más presentable, como caso ejemplo a nivel mundial y a prueba de algunas preguntas impertinentes. Por ejemplo, algunos profesionales de ingeniería podrían ayudar a calcular aspectos que formen parte de las decisiones de construcción de obras e infraestructura para estrenar miles de kilómetros de red vial.  Algunos grupos de economistas podrían hacer los cálculos relacionados con la factibilidad y sostenibilidad de algunas decisiones asociadas a inversión o gasto. Las sociedades científicas podrían ayudar con el conocimiento vinculado a temas relacionados con decisiones asociadas a salud, ambiente, tecnología, educación y justicia. La asociación de educadores podría diseñar nuevos pensa para introducir conceptos modernos de interpretación de la historia. (Cónsono con la nueva historia se podría hacer un programa de cambio de Monumentos, Estatuas y Murales  en material reciclable, de manera que en caso de cambio de proceres sea fácil acometer la tarea sin tanto gasto).    

Claro, seguramente a raíz de esas asesorías independientes y basadas en evaluaciones “objetivas”, se podrían generar algunas discrepancias, pero que podrían neutralizarse si están en desacuerdo con los deseos del ACUERDO. En esa forma se preserva el orden y se “cumplen” las formas de tener instituciones, reglas y “opiniones diversas”. La situación ideal. Envidia del resto del planeta.

Al plantearme las preguntas anteriores no sé porque me vienen a la mente las estampidas de elefantes o búfalos siguiendo al líder de la manada enloquecido al ser atacado por un moscardón, vecino implacable o imaginario cazador enemigo.

También me vienen a la mente algunos países conocidos por todos donde hay una unidad y ACUERDO entre los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, (Tres poderes distintos y un solo rey verdadero). La unidad es por demás sólida y duradera y permite planes consistentes y estables por muchos años. No se conoce el nivel de aceptación de los súbditos, por cuanto no se necesita, ni usa ese indicador, pero sí se conoce que es irrestricta la lealtad y motivación de las fuerzas encargadas de defender el orden.

Creo que se abre, como todo el mundo lo dice después de las elecciones, un nuevo capítulo en la historia de Colombia. El cambio que va a convertirla en “potencia” en medio de la paz y orden, como se oye en algunos discursos que me parece haber oído antes.

Creo que llegó el momento que si Ud. tiene un grupo que lo sigue, su familia, por ejemplo, tiene que hacer la apuesta muy pronto. La soledad y especialmente si pudiera prolongarse, es muy dura. Eso lo saben muchos “dueños de votos” y líderes de países cercanos, en el exilio. Por otro lado, pastar apaciblemente hasta la estampida es inicialmente atractivo. ¿Será muy difícil ser independiente?   



Álvaro Ramírez
Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.


   

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