ALEXANDER C. R. HAMMOND – EL CANDIL – AÑO VI – N° 269.-
EL DDT –
Hoy presentamos la edición No. 18 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada «Héroes del Progreso». Esta columna presenta una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la edición número 17 de la serie aquí.
Nuestro Héroe del Progreso Paul Hermann Müller, un químico suizo del siglo XX que descubrió las características de insecticida del dicloro difenil tricloroetano (DDT). La efectividad del DDT para matar mosquitos, piojos, pulgas y moscas de arena que portan malaria, tifus, la plaga y algunas enfermedades tropicales, respectivamente, ha salvado innumerables millones de vidas.
Müller nació el 12 de enero de 1899 en Solothurn, Suiza. A los 17 años, Müller dejó la escuela y, un año después, empezó a trabajar como un químico asistente para Lonza –una de las empresas de biotecnología más grandes del mundo.
En 1918, Müller volvió a la escuela. En 1919, empezó a estudiar química con una mención en botánica y física en la Universidad de Basilea. Luego de completar su título de pre-grado en 1922, Müller se hospedó en la Universidad de Basilea para estudiar para obtener un doctorado en química. Müller completó su doctorado en 1925. Ese año, empezó a trabajar para J.R. Geigy, una empresa especializada en «químicos, tintes, y drogas de todo tipo». Allí Müller haría su gran descubrimiento.
En 1935, Suiza empezó a experimentar una gran escasez de alimentos debido a la infestación de dos cultivos, y la Unión Soviética experimentó la epidemia más extendida y letal de tifus en la historia. Estos dos eventos tuvieron un impacto profundo en Müller. Antes de la década de 1940, los insecticidas eran o productos naturales costosos o baratos pero elaborados con compuestos de arsénico que los hacía venenosos para los seres humanos y los mamíferos.
Alentado por la necesidad de crear un agente que proteja a las plantas, sea barato, dure mucho tiempo y que no sea perjudicial para las plantas o los animales de sangre caliente, Müller decidió desviar su el enfoque de su trabajo en J.R. Geigy desde la investigación de tintes vegetales y agentes naturales de curado hacia la investigación de agentes que protegen las plantas.
Para 1937, Müller había desarrollado un desinfectante exitoso de semillas llamado Graminone, el cual, cuando se lo aplicaba a las semillas, las protegía de patógenos e insectos provenientes de la tierra. Luego de este éxito inicial, Müller se enfocó en los insecticidas. Luego de cuatro años de trabajo intenso y de 349 experimentos fracasados, Müller encontró el compuesto que había estado buscando en septiembre de 1939.
DDT había sido sintetizado por primera vez por el farmacólogo vienés Othmar Zeidler en 1874. Desafortunadamente, Zeidler no reconoció el valor de DDT como un insecticida. J.R. Geigy sacó una patente suiza para el DDT en 1940 y a esta le siguieron las patentes británica, estadounidense y australiana a principios de la década de 1940.
El descubrimiento del DDT llegó en un momento importante en la historia. Este jugó un papel especial protegiendo a los soldados aliados en el Lejano Oriente, donde las camisetas de los soldados británicos muchas veces fueron impregnadas con el compuesto. En 1943, DDT fue utilizado en Nápoles para controlar una epidemia de tifus en tan solo tres semanas. Entre la década de 1950 y 1970, DDT fue usado para erradicar la malaria de muchos países, incluyendo a EE.UU. y gran parte del sur de Europa.
El uso del DDT cayó después de 1972, cuando fue prohibido debido a preocupaciones ambientales por parte de la Agencia para la Protección Ambiental de EE.UU. Como Richard Tren del grupo partidario de la salud pública llamado Africa Fights Malaria señaló, «mientras que hay evidencia de que el uso amplio y prácticamente no regulado del DDT…si perjudicó al medio ambiente, ningún estudio…ha mostrado que el DDT sea la causa de cualquier problema de salud para los seres humanos».
En 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) revirtió su posición respecto del DDT. La OMS ahora recomienda «el uso del [DDT en] las aspersiones residuales puertas adentro» dado que «el DDT no presenta riesgo de salud alguno cuando es utilizado de manera adecuada».
Luego de su descubrimiento, Müller llegó a ser el sub-director de investigaciones sobre protección de plantas en J.R. Geigy. En 1948, Müller recibió el Premio Nobel en Fisiología o Medicina. El hecho de que Müller recibió este premio aún cuando no era un fisiólogo ni un investigador de medicina resalta el impacto inmenso que el DDT tuvo en la lucha contra las enfermedades.
Posteriormente, Müller recibió muchos premios y doctorados honorarios. En 1961, Müller se retiró de J.R. Geigy, pero continuó realizando investigaciones en su laboratorio en casa. En 1965, Müller murió a los 65 años en Basilea.
Gracias al trabajo de Müller, miles de millones de personas han sido capaces de evitar ser expuestos a enfermedades mortales que han plagado a la humanidad desde el inicio de nuestra especie. Por esta razón, Paul Hermann Müller es nuestro dieciochoavo Héroe del Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 17 de marzo de 2019.
Alexander Hammond
Analista de Políticas Públicas en el Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Titular de African Liberty y ex-investigador del Instituto Cato