Héroes del progreso, Parte 3: Edward Jenner

ALEXANDER C. R. HAMMOND – EL CANDIL – AÑO VI – N° 254.-


“LA PRIMERA VACUNA DEL MUNDO”

Desarrollada por el médico inglés Edward Jenner para combatir la viruela.

Hoy presentamos la tercera parte de una serie nueva de artículos de HumanProgress.org titulados, «Héroes del progreso». Esta columna destaca brevemente los héroes desconocidos, que han hecho una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la segunda parte de esta serie aquí.

Nuestro tercer héroe del progreso es Edward Jenner, un médico inglés del siglo 18 que fue pionero descubriendo la vacuna contra la viruela —la primera vacuna del mundo.

Antes de ser erradicada en 1979, la viruela era una de las plagas más antiguas y devastadoras de la humanidad. Se estima que el virus, que puede rastrearse hasta el Egipto faraónico, ha matado entre 300 y 500 millones de personas hasta el siglo XX.

Conocida como el “monstruo manchado” en la Inglaterra del siglo 18, la viruela era altamente contagiosa y dejaba al cuerpo de la víctima cubierto con abscesos que causaban cicatrices gigantes. Si la infección viral era lo suficientemente fuerte, el sistema inmunológico del paciente colapsaba, y la persona moría.

La tasa de mortalidad de la viruela era de entre 20 y 60 por ciento, y de aquellos con suficiente suerte de sobrevivir, un tercio quedaban ciegos. Entre los niños, la tasa de mortalidad era de 80 por ciento.

Hasta que llegó Edward Jenner.

Nacido en Gloucestershire en 1749, Jenner fue exitosamente vacunado en contra de la viruela a los 8 años. Entre los 14 y 21 años fue un aprendiz de un cirujano del condado de Devon. En 1770, se inscribió como estudiante en el Hospital St. George en Londres.

En el hospital, Jenner se interesó en algunas cosas: estudió geología, realizó experimentos con la sangre humana, construyó y lanzó dos veces sus propios globos de hidrógeno, y dirigió un estudio particularmente extenso acerca del pájaro cucú.

En mayo de 1796, Jenner enfocó su atención en la viruela. Durante muchos años Jenner había escuchado historias de que las damas lecheras eran inmunes a la viruela porque ya habían contraído viruela de ganado —una enfermedad ligera de las vacas que se parece a la viruela— cuando eran niñas.

Jenner encontró a una joven lechera con el nombre de Sarah Nelms que recientemente había sido infectada con viruela de ganado de Blossom, una vaca cuya piel todavía está colgada en el hospital médico de St. George. Jenner extrajo pus de una de las pústulas de Nelm e insertó esto en un niño de 8 años llamado James Phipps —el hijo del jardinero de Jenner.

Phipps desarrolló una pequeña fiebre, pero ninguna infección. Dos meses después, Jenner inoculó al niño con viruela fresca y no desarrolló enfermedad alguna. Jenner concluyó que el experimento había sido exitoso y nombró el nuevo procedimiento «vacuna» en alusión a la palabra en latín ‘vacca’ que significa vaca.

El médico estadounidense Donald Hopkins ha notado que “La contribución única de Jenner no era que vacunó a pocas personas con viruela de ganado, sino que luego comprobó que eran inmunes a la viruela”.

El éxito del descubrimiento de Jenner rápidamente se esparció alrededor de Europa. Napoleón, que estaba en guerra contra Gran Bretaña en ese entonces, hizo que se vacunaran todas sus tropas, le otorgó una medalla a Jenner, e incluso liberó a dos prisioneros ingleses a pedido de Jenner. Se dice que Napoleón dijo que no podía “negarle nada a uno de los benefactores más importantes de la humanidad”.

Jenner no realizó intento alguno de enriquecerse a través de su descubrimiento e incluso construyó una pequeña choza de un cuarto en su jardín, donde vacunaba a los pobres sin costo alguno —lo llamaba el “Templo de Vaccinia”. Más adelante en su vida fue designado Médico Extraordinario del Rey Jorge IV y fue nombrado alcalde de Berkeley, Gloucestershire. Murió el 26 de enero de 1823, a sus 73 años.

En 1979, la Organización Mundial de Salud oficialmente declaró como enfermedad erradicada a la viruela.

La vacuna de la viruela sentó las bases para otros descubrimientos en inmunología y para la mejora de enfermedades tales como sarampión (rubéola), influenza, tuberculosis, difteria, tétano, tos ferina, hepatitis A y B, polio, fiebre amarilla y rotavirus.

El trabajo de Jenner salvó incontables millones de vidas de una enfermedad que ha plagado la humanidad durante milenios y es por esta razón que Edward Jenner es nuestro tercer Héroe del Progreso.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 13 de octubre de 2018.


Alexander Hammond

Analista de Políticas Públicas en el Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Titular de African Liberty y ex-investigador del Instituto Cato


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