ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO IV – N° 197.-
Últimamente y a propósito del comienzo del nuevo año y de la relevancia que están adquiriendo temas muy importantes a nivel mundial y también, a propósito de eventos regionales que predicen consecuencias tanto inmediatas como a mediano y largo plazo, se presentan oportunidades de conversar sobre estos temas, asociándolos con los deseos y propósitos de los cuales hablábamos en algún otro artículo.
A nivel del nuevo continente se presentan variaciones de las condiciones climáticas con picos de calor, frio e inundaciones, que han hecho casi rutinaria la expresión, “el clima está loco”. A nivel mundial, el acostumbrarse a la guerra (finalmente aceptada como tal por el jefe de estado de la nación atacante) ha llegado al punto de hacer treguas para alguna festividad y a que los noticieros casi que ni la mencionen como noticia. La migración casi que masiva en diferentes latitudes, así como los ensayos de armamentos, son también comunes hoy.
A nivel más regional, un presidente “reconocido por más de 150 países” terminó siendo desconocido por una aparente mayoría parlamentaria que necesita seguir viviendo de lo que sabe hacer. Otro presidente, que aparentemente intentó dar un golpe de estado, terminó preso porque el parlamento finalmente dio el paso casi obligatorio de desconocerlo sin tratar de obtener algo a cambio. El mandatario tras bastidores de un país vecino, a su vez previamente procesado por fraude electoral, y con la “no injerencia” de otro mandatario que le dio cobijo cuando huía, tratan de lograr sacar de prisión al golpista investigado, después que no pudieron utilizar el “derecho de asilo” aunque lo intentaron. En otro país, el mandatario electo por una mayoría de 3% de los votantes, en un pretendido “audaz” movimiento, mintió al mundo declarando regalo de nuevo año, que el país estaba en tregua de 6 meses de su guerra intestina de ilegales y muy cerca de la ansiada puerta de su imaginado oasis de paz total prometida. Sin embargo, los honrados y bien intencionados negociadores declararon que no habían acordado nada y seguirían cobrando extorsiones y asesinando inocentes en su ley de “plata o balas” y se pasean libremente por algunos pueblos mientras le ordenan a la policía estar encerrada. En el país de la no injerencia a pesar del declarado “abrazos y no balazos” a los ilegales, el mandatario que supuestamente dirige al ejército, le pidió que patrullara y evitara que los inocentes salieran de sus casas mientras los “abrazados” incendiaban. Parece que en esta oportunidad van a encontrar una “mecanismo legal” para liberar al detenido que representa la verdadera autoridad del estado, sin ordenarle públicamente al ejército que se rinda y lo devuelva a su casa sano y salvo y le presente disculpas.
De una u otra forma las conversaciones de estas épocas terminan considerando entre otras las realidades mencionadas.
Es interesante conocer y compartir los enfoques de diferentes personas especialmente tratando de enmarcarlas en sus vivencias y ambiente personal. Uno de los factores importantes entonces es la edad. Otro es la educación. No se puede dejar de lado la situación socioeconómica y composición familiar. Todo ello a su vez, en medio de un sistema de redes sociales e inmediatez de la información.
Representantes de jóvenes en su 30s, y 40s, educados, informados y trabajando en busca de su bienestar y el de su familia, tienden a entender la complejidad de los temas que enfrenta la humanidad a nivel global. Jóvenes en sus 20s en etapa de educación superior también entienden el impacto de los temas, y tratan de encontrar y definir causas, muy probablemente pensando en culpables intencionales y descuidos de anteriores generaciones, percibiendo que la carga que están recibiendo es muy alta, un poco escépticos de las soluciones tradicionales y el marco de ideologías definidas también tradicionalmente por aspectos económicos. Algunos son radicales en la necesidad de encontrar culpables e introducir cambios igualmente radicales que, según su forma de ver las cosas, no son aceptados por las generaciones anteriores.
Por otro lado, adultos mayores, a partir de sus 60s, también ven con preocupación lo que está sucediendo, como tópicos muy importantes para la humanidad. Si conversamos con ciudadanos de condición económica precaria o difícil, entienden por lo general, que lo que está sucediendo a nivel mundial y regional no es bueno y que probablemente vendrán situaciones más difíciles porque los dirigentes del mundo no hacen lo que tienen que hacer para que la situación mejore.
Se podría pensar que, para muchos de nuestros conciudadanos, medianamente informados gracias a las redes de comunicación, los problemas que tiene por resolver la humanidad no son fáciles. Aunque difieren los grupos en cuanto a la asignación de responsabilidad por haber llegado a esta situación, pareciera que existe un factor común en el entendimiento de la mayoría de las personas al conversar sobre estos tópicos:
Es muy difícil hacer algo para solucionar o cambiar la situación.
Todos hemos oído probablemente más de una vez y en el entorno familiar o laboral las frases siguientes:
“A la gente le gusta la riqueza fácil”. “Todos los políticos buscan satisfacer su ambición personal”. “Los ricos son malos”. “Los pobres no quieren trabajar”. “El pueblo se empeña en elegir mal”. “La corrupción nunca se va a acabar”. “Hoy todo el mundo quiere la gratificación inmediata”. “El pueblo no aprende”. “La juventud no quiere estudiar”. “El imperialismo nos tiene sometidos”. “La distribución de la tierra es injusta e imposible de corregir”. “La justicia es para quienes tienen dinero, o poder, o están enchufados”.
El siguiente paso lógico de cualquier interlocutor medianamente sensato, y mentalmente sano, ante la evidencia abrumadora es DECLARARSE IMPOTENTE: no puedo hacer nada, esperemos las elecciones próximas a ver qué pasa, pero yo no puedo acabar mi vida pensando cómo solucionar algo que no tiene arreglo. Esperemos que un loco no acabe con el mundo.
Esta conclusión pareciera cada vez más común y casi que se vende como recomendación entre amigos y familiares como una vacuna contra el stress con el fin de resguardar la salud en un mundo cada día más exigente de mayor velocidad, competitivo y lleno de compromisos y tareas por cumplir.
Pareciera que es la única ocurrencia a título individual sobre lo que se puede hacer para dejar un mundo mejor es esperar que las elecciones (de lideres, representantes, mandatarios o simplemente empleados públicos como administradores) en algún momento van a ser la solución a los problemas de la humanidad y de cada una de sus atomizadas sociedades, deseando, soñando, que algún día esa elección va a ser acertada para empezar a solucionar los problemas de la humanidad.
¿Será esta la mejor definición actual de democracia? ¿Esperar las elecciones a ver qué pasa y luego esperar qué queda de país después de cada período y repetir indefinidamente el ciclo?
Si ese es el caso, creo que hemos encontrado el mejor suplemento para la conservación de la salud individual a corto plazo. Solo basta con cambiar el nombre del sistema hasta ahora conocido como el mejor para el funcionamiento de las sociedades y en vez de llamarlo DEMOCRACIA, llamarlo RESICRACIA y definirlo como: sistema de alta aceptación popular para seleccionar mandatarios (Aquellos que deberían obedecer) basado en la resignación a priori de los electores con el resultado y grado de cumplimiento de promesas cualquiera que estos sean. (Viene de resignar: renunciar a un beneficio, someterse a la voluntad de otro y cracia: poder)
No hacer el cambio para este nuevo suplemento para la salud podría ser contraproducente ya que la sociedad podría estar tentada a tratar de introducir cambios a lo actualmente conocido como democracia y esa acción traería contraindicaciones o efectos secundarios para el mantenimiento de la salud a mediano plazo. tales como consumo adicional de energía, movimiento de la zona de confort, mayor escrutinio de resultados y reducción del tamaño del estado y administración pública en general.
Creo que los días de la Democracia como es hoy conocida y aceptada están contados, está naciendo la RESICRACIA en nuestro continente. ¿Pasaremos a la historia como Grecia?