ENFOQUE LIBERAL – EL CANDIL – AÑO IV – N° 175.-
El acto de pensar es el punto de partida de todas las acciones que un individuo puede realizar. Cada persona, en su calidad de ser racional, tiene la capacidad de efectuar procesos de pensamiento, y en un sentido literal puede afirmarse que todos pensamos a diario; sin embargo, no todos optan por hacerlo cuando más lo necesitan. A pesar de los importantes avances logrados en el campo de la cognición, el número de personas que prefiere rendirse ante la pereza mental y aceptar de manera pasiva y servil los edictos de los demás sigue siendo muy alto; los indicadores de tal estado se pueden advertir en las tendencias políticas, morales y culturales que predominan en nuestros días.
Para algunos puede parecer inofensivo el que uno o unos cuantos conduzcan sus vidas de esa forma; después de todo, cada quien es libre de decidir cómo vivir. Pero lo que a ese nivel parece inofensivo, se convierte en una grave amenaza para la vida en sociedad y, consecuentemente, la de cada uno cuando se considera que, mientras más numeroso es el conjunto de dependientes intelectuales, mayores serán las posibilidades de que una casta de tiranos llegue democráticamente al Gobierno y, desde la privilegiada posición que otorga el poder político, trastoquen los principios en los que se funda una sociedad sana para convertirla en una desgracia. Hago énfasis en ello pues es lo que lamentablemente viene aconteciendo en diversas partes del mundo, sin que el hecho de que algunas sociedades estén constituidas por sujetos académicamente mejor preparados que otros haga alguna diferencia, pues no son personas a las que se les haya enseñado cómo pensar sino qué pensar. El acumular conocimientos no garantiza que uno vaya a pensar y actuar apropiadamente. Y si se parte de principios que representan la antítesis de la moralidad, la lógica y la razón, todo el bagaje cognitivo se torna en algo no menos útil que una cisterna de gasolina para apagar un incendio.
¿Alguna vez te has preguntado por qué este tipo de gente rechaza radicalmente a todos aquellos que los cuestionan, que no les dan por su lado, que los contradigan? Si una persona se ha habituado a vivir dependiendo del producto del pensamiento de otros, si ese es su patrón de vida, es comprensible que su reacción ante un cuestionamiento sea de fastidio y repulsión. Dado que ha aceptado una serie de principios de distinta índole, no porque haya reflexionado al respecto, sino por otro tipo de motivaciones, como puede ser la búsqueda de aceptación social, el aparentar ser lo que a otros les agrada, el seguir alguna moda, entre otras, cualquier cuestionamiento le va a generar un conflicto interno que lo paralizará mentalmente y lo conminará a responder al nivel de un troglodita, pudiendo a duras penas balbucear lo que accidentadamente logró memorizar, mientras que complementará lo que no sea capaz de fundamentar con ataques personales y falacias de todo tipo. Cuando un ser humano ha caído a tan ínfimo nivel, nada menos puede esperarse.
Cultivar y fomentar el pensamiento independiente no es meramente importante, sino que es clave y vital tanto para el desarrollo personal como para el logro de una sociedad mejor.
NOTA DEL EDITOR: Artículo publicado originalmente en la página «Enfoque Liberal» y es compartida en «El Candil» con autorización de su administrador.
Buenísimo, de allí en parte la importancia no solo de leer y culturizarse, sino pensar y discernir lo que se Lee. Gracias