La Calle Comercio de Pedregal – Primera parte.

RAFAEL ALBERTO HERNANDEZ CASARES – EL CANDIL PEDREGALERO – AÑO II – N° 50.-


Pedregal, como centro de intensa actividad comercial, dentro de sí mismo tuvo su núcleo de concentración de las transacciones y desarrollo de las prácticas propias de la dinámica económica mercantil, esto estuvo concentrado en la calle que se denominó Del Comercio y hoy se llama calle Comercio. La febril actividad comercial también se amplió, con considerable movimiento y fragor mercantil, a las calles que se fueron conformando adyacentes y en paralelo que fueron denominadas calle Sucre al este, y calle El Calvario al oeste.

La calle Comercio es nuestro tema de hoy en razón de ser en Pedregal la calle representativa, por tanto, emblemática, icono del emporio comercial que fue la población en el Occidente falconiano. Observar la arquitectura de sus casas, lamentablemente muchas demolidas por ruinosas, y otras para ser suplantadas por otros espacios de vivienda familiar con diseños y materiales modernos, es aproximarse a conocer la condición del emporio comercial al cual hemos hecho referencia, es LEER la ciudad y aprehender, en cuanto interpretar, la dinámica económica y también la dinámica social que en esa calle se desarrolló como motor de progreso de ese conglomerado humano.

La referencia que en ésta ocasión tratamos es en cuanto a las casas que la conforman en la actualidad y a las que fueron emblemáticas en el lugar donde actualmente están edificadas construcciones modernas. Nos referimos a quiénes fueron sus dueños, comerciantes de alto desempeño en su campo de acción, no es una relación exhaustiva del devenir histórico, patrimonial o de la tradición legal de los inmuebles, es una aproximación a la identificación de quienes fueron propietarios de los mismos en diferentes épocas, sin pretender establecer una relación exacta en su cronología.

Les cuento: la calle Comercio se fue conformando en sentido norte – sur, desde el lado este de la capilla de la Iglesia Católica ubicada en lo considerado como centro del pueblo y fue extendiéndose hasta la orilla del río de cauce transversal a la orientación de la calle.

Por su lado este la calle Comercio comprende la casa de José B. Riera, luego de José G. Riera, la Sucesión Riera Morales, César Moisés Riera Morales, María Josefa de Riera y hoy, de la Sucesión Riera Barroso; esta casa fue edificada con el frente hacia el sur, contrario a la orientación de las casas por la dirección de la calle. Al lado de la casa Riera y con frente hacia el oeste, estuvo una casa que fue muy conocida y nombrada como El Peinetón propiedad de la Sra. Ludiminia Riera de Calles, quien la dio en venta al Presbítero Miralles, Cura Párroco de Pedregal y entonces funcionó en ella el Despacho Parroquial y también residencia del Párroco por lo que se convirtió en Casa Parroquial; muchos años después, ya en ruinas, fue adquirida por Jacinto Hernández Romero y su esposa Celia Hernández de Hernández, las ruinas fueron demolidas. Se dice que fue llamada El Peinetón por haber tenido en la pared frontal unas molduras en forma de arcos invertidos, muy agudos, que el ingenio popular asimilo a los dientes de una peineta y por su tamaño y en proporción a ello, le llamó El Peinetón.

Contiguo se encuentra la casa de la Sucesión de la familia Basalo Graterol, adquirida por Don Liberato Basalo a la Sucesión de Santiago Rincón, es un casona en razón de sus dimensiones en alto y ancho de sus estancias o ambientes y aún conserva elementos propios de la arquitectura colonial española, tales como amplios ventanales y altas puertas de doble hoja, celosías, romanillas, tabiques y paravanes con el propósito de dividir ambientes en lo amplios y largos corredores; éstos elementos estuvieron, y aún están presentes en casi todas las casas de la calle Comercio, así como la construcción de mampostería de las paredes perimetrales de las viviendas y el patio español en el centro de la vivienda. La casa de la familia Basalo Graterol hace esquina con la actual calle Bolívar y, en el frente donde actualmente está la sede del Concejo Municipal, de la Alcaldía y del Destacamento Policial, estuvo una casona que perteneció a Felipe Romero, luego a Fernando Biaggi y más tarde a Juan Biaggi quien la vendió en 1.943 al Gobierno del Estado Falcón para ser demolida y construir el Palacio Municipal como sede de la Cámara Edilicia.

Continuaba otra casona propiedad de Don Abigail Morales donde funcionaba su negocio y la sastrería de mayor prestigio en el occidente falconiano, también fue adquirida por el Gobierno Nacional, demolida y en el lote de terreno que ocupó, se construyó el Comedor Escolar. Contigua a ésta la casa de José Latuff y Carmen Genoveva Graterol de Latuff en esquina con un callejón en V hacia el este (actual calle Sucre) conocido para entonces como «el callejón de Doñana», la casa fue adquirida por Nicolás Leal y Asunción de Leal; fue vendida por sus sucesores y el nuevo dueño la demolió para construir, con materiales modernos, nuevos locales comerciales.

Con el callejón de Doñana de por medio sigue la casa que fue de Don Antonio Latuff y Doña Ana de Latuff (de ella derivó el nombre del callejón), luego perteneció a Don Alberto López y actualmente es propiedad de la Cooperativa Mixta Constancia y Esperanza. Seguía la casa que fue de Antonio Latuff hijo (Antonito Latuff), ubicada con esquina de la calle Falcon, se dice que ésta casa en el ala posterior al norte constaba con una segunda planta, lo cual no fue característico de la arquitectura de Pedregal. Ésta casa pasó a ser propiedad de Ángel Chirinos, ya en estado ruinoso fue demolida y cercado el lote de terreno con paredes de bloques de cemento, fue vendido a Fidias Riera López, quien construyó, con materiales modernos, un local comercial.

En la esquina de enfrente, la casa de Efraín Calles, luego de Carlos Alvarez, Pedro José Ferrer y actualmente de Fidias Riera López. Sigue la casa que fue de Adán Leal y hoy es propiedad de la familia Leal Delmoral; ésta propiedad incluía el terreno que se extiende hasta la esquina de la calle Colina, donde funcionó, o aún funciona, un garaje municipal.

Con la calle Colina de por medio, en la esquina estaba la casa donde funcionó el negocio de Don Pedro Graterol Arrieta, donde actualmente está el Bar Restaurante Rosalinda, la casa fue adquirida por Carlos Alvarez y hoy propiedad de la Sucesión Alvarez Meléndez. Sigue la casa que fue residencia de Don Pedro Graterol Arrieta y su familia, inmueble que hoy también tiene la misma tradición legal de la anterior propiedad Graterol Arrieta. Seguido estaba la casa de Tonino Gutierrez,  fue demolida y se construyó una casa moderna de dos plantas propiedad de Gustavo Alvarez Meléndez.

Siguen dos casas que fueron propiedad de Pedro Garcia, la primera hoy pertenece a la Sucesión Meléndez Musset y la siguiente a la Sucesión Meléndez Romero (casa Mamá Gollita). Luego está la casa que fue de Enmanuel Henriquez, luego de Manuel Kock y de Manuela Zarraga de Kock, de Víctor Chirinos, de Moisés López Fonseca y hoy, de la Sucesión López Graterol.

Con callejón de por medio, sigue la casa que fue de Moisés López Fonseca y hoy también propiedad de la Sucesión López Graterol. A continuación, estaba la casa de Joaquín Ferrer, de frente muy ancho con portón central de dos hojas en el zaguán, y a los lados dos amplios locales comerciales con cuatro puertas de doble hoja cada uno; no había ventanas porque los aposentos para la vida familiar estaban hacia la parte posterior; fue conocida como «la casa de las nueve puertas»; ya en ruinas, fue demolida y hoy, en su lugar, está una cancha de usos múltiples.

Contiguo sigue la casa que fue de Adelfo Chirinos, luego de Nemesio Reyes y hoy, de la Sucesión Pérez Perozo; con callejón de por medio, está la casa que fue de Juan Pedro Pereira y hoy propiedad de Juan Pedro Navarro Hernández. Sigue la casa que fue de Antonio Delmoral y hoy pertenece a Elsa Delmoral; a continuación, estaba una casa que denominaban «La Panda», por haber cedido hacia adentro la estructura de horcones de madera y haber quedado inclinada hacia atrás, fue demolida y en su lugar se construyó una nueva casa a la cual se le siguió llamando «La Panda», fue propiedad de la familia Prado; adquirida por Gustavo Prado Tigrera fue demolida y en su lugar se ha levantado una construcción moderna.

Finalmente, por el lado este de la calle Comercio, cruce con final de la calle Sucre de por medio, y adyacente a la margen izquierda del río Pedregal, estaba la casa de Cipriano Vargas, construida como todas para entonces, con paredes de barro y techo también de barro recubierto con tejas de arcilla, era una casa alta, solariega de la familia, existió hasta mediados de los años setenta, cuando la última inundación del río la anegó y debilitó su añosa estructura y fue demolida al declararse el lugar como no apto para construcciones de viviendas.

Para el próximo encuentro, el cuento será sobre las casas del lado oeste de la calle Comercio de Pedregal.

Lima, Perú

06 de abril de 2019

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5 comments

  1. Excelente descripción. Gracias. Felicitaciones. Espero el próximo capítulo. Saludos, Mirela Quero de Trinca,

    • Muchas gracias, MIrela Quero de Trinca, tu comentario para mi, es muy valioso y estimulante en razón de venir de quien viene: una pedregalera especialista en Historia; mi respeto para tu obra También mi saludo para ti. Éxito.-

  2. Todo perfecto…hice un turpor mi amado pueblo…recorde mucha gente…los Calles…los de Leon calles…a Dn Mencho Reyes…mi compadre Moises Lopez F…Q.E.P.D.Que hermosura de gente…mi gente pedregalera…DIOS bendiga mi pueblo querido.

  3. Buenas Tardes Sr. Luis. Mi nombre es Carlos Latuff. Mi padre Jacobo Latuff es hijo de Antonito Latuff. Por lo tanto mis bisabuelos fueron Antonio Latuff y Doña Ana de Latuff. Quisiera preguntarle si tiene conocimiento donde se registraban los immigrantes extrangeros que llegaron a Pedregal o si existe en esa localidad algun registro legal que pueda dae cuenta de la llegada de mis bisabuelos a Venezuela. Gracias y saludos.

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