VALORES – ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO III – N° 129

Leyendo una definición sobre “Estadística” y pensando un poco sobre el papel que juega en la vida hoy, es fácil llegar a la conclusión que el mundo como lo conocemos no funcionaría sin ella. Basta pensar un poco en la salud y las decisiones asociadas, soportadas en el análisis de la data y los indicadores. Pienso que pudiera decirse que es la herramienta que soporta la toma de decisiones “especulando técnicamente” sobre el futuro, a partir de información sobre hechos cumplidos.  

Hay palabras asociadas a la Estadística, sin las cuales tal vez sería imposible vivir. Por lo menos en la era moderna, si no existiera la palabra probabilidad, no podría haber políticos, ni campañas, ni mercadeo, ni encuestas de opinión. Claro, el verdadero impacto está en el uso que se le dé a ese término. Su cálculo puede ser exacto, pero el uso dirigido con un fin es lo que puede generar diferentes respuestas. Es muy probable que si Ud. no ahorra para la vejez, cuando deje de trabajar no tendrá para vivir. Es probable que si Ud. no tiene un seguro no va a poder cubrir sus necesidades de salud. Es probable que si Ud. no tiene un seguro, no va a tener para pagar los daños que cause con su carro. Es probable que si Ud. decide tener un hijo y no tiene como sostenerlo, no podrá darle educación. Claro, hay otras probabilidades: Si Ud. ahorra es probable que le roben sus ahorros. Si Ud. tiene seguro es probable que no le responda. Es probable que Ud. no se enferme porque Ud. es fuerte. Es probable que Ud. no cause daños con su carro porque Ud. es muy buen chofer. Luego, hay probabilidades “combinadas”: Si Ud. no ahorra para cuando deje de trabajar, es probable que el estado cumpla con su deber de no dejarlo morir. Es probable que su hijo sea próspero y cuando Ud. deje de trabajar se encargue de Ud. Es probable que si Ud. causa un daño con el carro, no le obliguen a pagar. Es probable que Ud. pueda obligar al estado a que eduque a su hijo porque es su derecho. Es probable que si Ud. tiene mente positiva, no se enferme y como no se enferma no necesite seguro de salud.

La verdad, a veces es difícil decidir en cuales probabilidades creer. ¿En las que “suenan mejores”?

De todas maneras y pensando en mi futuro y como persona responsable, ahorro entre el 5% y el 10% del ingreso asociado a mis esfuerzos durante 25 años, para poder seguir con el mismo nivel de vida al retirarme y poder vivir otros 25 años sin trabajar. Es muy probable que eso ocurra. Es lo que llaman el “plan de jubilación”. Al fin de cuentas cuando deje de trabajar, mi “capital” trabajará por mí, y las nuevas generaciones con sus aportes de ahorro me pueden mantener como merezco después de trabajar un tercio de mi vida. Al menos, es lo que un aspirante a primer mandatario con sus cálculos técnicos dice que es posible. Hablando con un amigo me dijo que eso no es posible y por eso los fondos obligatorios de pensión como están hoy, no pueden ser rentables y sostenibles. Me hizo pensar, porque no me parece que con el 10% que ahorro para mi jubilación, alcance para mantener a mi padre que es un jubilado de la generación anterior. Sin embargo creo que no debo preocuparme porque el candidato dice que sí es posible, que la estadística lo demuestra y además dice que los estados nunca quiebran y por eso si es suficiente para jubilarme bien, ahorrar solo el 10% de mis ingresos durante 25 años.          

Ese aspirante a primer mandatario es muy inteligente y experto en estadística y por eso ha llegado a la conclusión que el capital de nuestros ahorros para la jubilación, bien administrado por el gobierno debe producir bastantes ganancias para mantenernos al jubilarnos. Por el contrario, al capital privado, aquel que no “administra el estado”, si no se le puede permitir repartir muchas ganancias a sus dueños porque se debe castigar tributariamente para tener para muchas otras cosas, como educar mis hijos, darles salud a todos los ciudadanos, construir infraestructura para mi descanso y diversión, y patrocinar mis nietos deportistas.

Al escucharlo no sé cuál será la probabilidad que tenga razón, pero suena convincente cuando dice que el pueblo así va a ser feliz y próspero, que los empresarios van a estar muy contentos sin repartir dividendos y que va a venir mucha inversión extranjera.

Recuerdo una frase que se utilizaba en uno de los países más atractivos para la inmigración e inversión en América Latina: “Nuestro pais está condenado al éxito”. Sonaba muy bien, prometedor, convincente y basado en hechos concretos como sus “riquezas naturales”, la demanda creciente de las mismas en el mundo y el comportamiento de los ingresos. La probabilidad, basada en esos hechos, que el pais se convirtiera en potencia era tan alta que se “podía dar por un hecho” y el pueblo así lo creyó. Solo era cuestión de eliminar algunos nubarrones de mala administración por parte de “partidos indeseables” y poner el pais y su sociedad a disposición de una “mano fuerte”, honesta y que quisiera hacerlo, para que todos pudieran vivir aún mejor que antes. Después de todo, el comportamiento de la economía según la clarividencia técnica de “especialistas” que llegaron con un “golpe de timón”, podría semejarse a un “submarino” que descendería mientras se hacían los ajustes iniciales y luego ascendería tan fuertemente, que casi podía convertirse en cohete. Benditas probabilidades que nos iluminaban el camino. Era muy baja la probabilidad de equivocarse y tomar otro rumbo. Sonaba convincente el heredero de la frase.  

En los momentos actuales según cálculos a medida que pasa el tiempo y después de año y medio de la pandemia, la probabilidad de morir de COVID es muy alta en adultos mayores, especialmente con morbilidades y si no están protegidos. La probabilidad de desarrollar una vacuna para un virus mutante en menos de un año siempre ha sido muy baja. El porcentaje de adultos mayores que fallecen si requieren ir a cuidados intensivos es alto. La probabilidad de desarrollar consecuencias indeseables por la vacunación es baja. La probabilidad de contagio depende más de las precauciones adicionales que de la vacuna. La probable severidad de la enfermedad se disminuye con las vacunas desarrolladas en menos de un año.

¿Cuál ha sido SU decisión?  

Por más que los lideres traten de convencer a la gente de su inteligencia y de la culpabilidad de otros, la verdad es que solo Ud. es quien puede morir o vivir e impactar a sus hijos menores y adultos bajo su cargo, según LO QUE QUIERA ESCUCHAR PARA DECIDIR. Hasta hace poco se decía que el pueblo no tenía acceso a la información y eso causaba malas decisiones. ¿Hoy con las redes, la inmediatez en la transmisión de los hechos y los motores de búsqueda cada vez más sofisticados podremos decir que no estábamos informados y que no teníamos herramientas para tratar de contrastar versiones y hechos, especialmente cuando lo está en juego es nuestra vida? ¿Será que pensamos que aun en esta situación podemos “culpar a alguien”?  ¿Será esta consecuencia, la de enfrentar a cada individuo con su responsabilidad por sus decisiones, uno de los pocos resultados positivos de la pandemia para la sociedad?   

¿Y si extrapolamos y pensamos un poco que con nuestras decisiones en otros campos además de este de la pandemia, estamos poniendo en juego nuestro futuro y el de las generaciones por venir podríamos concluir algunas otras cosas como reflexión?

Veamos: Aunque mi deseo sea oír siempre música agradable para mis oídos, los resultados de mis decisiones son mi responsabilidad, en otras palabras, yo soy responsable por mi futuro, no los demás Otro no puede hacer por ti, lo que tú no quieres hacer. Nada es gratis y encontrar quien pague por mis decisiones, en la medida que el mundo crece, es más difícil. El futuro si llega, y me encontrará vestido con el traje que yo mismo me haya confeccionado. En la medida que empiece más tarde, tendré menos tiempo para construir mi futuro. En la medida que se construya y trabaje más, habrá más oportunidades y será mejor la “distribución” de resultados. Si ayudo a construir riqueza eso se distribuirá. Si ayudo a destruir y crear pobreza eso se distribuirá. Destruyendo lo construido cada vez que me indigno, buena parte de mi esfuerzo se pierde y aunque lo vea como ensayo para alcanzar el éxito, ese ensayo no puede ser eterno. Quienes me rodean se pueden cansar de subsidiar mis malas decisiones y como en cualquier sociedad, al principio podrán ayudarme, pero si mi decisión es no aprender, me tratarán como una carga y no acudirán solícitos a solucionarme mis problemas. Como en cualquier esfuerzo conjunto, llámese deporte de equipos, empresa o comunidad, “sumar» esfuerzos definitivamente produce más, que “frenar” esfuerzos para evitar que otros disfruten de mejores resultados. No parece inteligente destruir oportunidades, cuando predico que no me las dan. Parece recomendable conectar el cerebro, que nos diferencia de los demás animales, con el resto del cuerpo antes de actuar.

Hoy existe abundante “Data” en el mundo y al alcance de nuestros dedos. La estadística y sus medios técnicos para interpretarla y proyectarla por medio de indicadores, graficas, y descripciones también está al alcance de nuestros dedos. Sin embargo la estadística no puede considerar ágilmente todas las posibilidades del actuar humano. Por lo general, se parte de que son decisiones reflexivas las que nos diferencian del resto del mundo animal.

Hoy existe abundante “Data” en el mundo y al alcance de nuestros dedos. La estadística y sus medios técnicos para interpretarla y proyectarla por medio de indicadores, graficas, y descripciones también está al alcance de nuestros dedos. Sin embargo la estadística no puede considerar ágilmente todas las posibilidades del actuar humano. Por lo general, se parte de que son decisiones reflexivas las que nos diferencian del resto del mundo animal. Que sí somos capaces de actuar conectando el cerebro a nuestro cuerpo. Que sí podemos hacernos cargo de nuestro futuro y consecuencias de nuestras decisiones. Que la distribución del producto de mi esfuerzo entre gasto e inversión para el futuro solo depende de mí y que mis descendientes también son impactados por mis decisiones, a nivel individual y como sociedad. Que mi capacidad de raciocinio es la mejor compañía para seleccionar a mis representantes porque, dependiendo de su éxito pueden afectar negativamente mi esfuerzo para dejarle a mis descendientes un mundo mejor y no puedo delegar esa responsabilidad como excusa.

Bogotá – Colombia