UBIRATAN JORGE IORIO – EL CANDIL – AÑO IV – N° 191.-
La ética no debe restringirse a los actos económicos, sino a todo lo que hacemos en la vida. Para entender esta afirmación, es importante tener en cuenta que el hombre ya nace con un destino trascendental y, dada la grandeza de esa trascendencia, pasa muy poco tiempo aquí en este mundo. Entonces, todo lo que hacemos debe estar orientado hacia este hecho metafísico y por eso es importante prestar atención a la importancia de los valores éticos y morales.
Un acto económico puede clasificarse, desde un punto de vista ético o moral, o ambos, como un acto bueno, un acto neutral o un acto malo, es decir, como correcto, neutral o moralmente incorrecto. Un acto bueno o correcto, por ejemplo, es comprar leche en polvo y distribuirla entre los necesitados que no tienen dinero para comprar leche. Un acto erróneo sería comprar o vender cualquier droga en un antro. Y un acto neutral es, por ejemplo, comprar una camisa nueva, un reloj, un libro, una estatua, venderle a alguien un par de zapatos, un bolígrafo, un sofá, etc.
La mayoría de los actos económicos pueden clasificarse como moralmente neutrales. Sucede que la economía, la ciencia económica, es ética, es decir, no se guía por valores éticos, no tiene preocupaciones epistemológicas de naturaleza ética, de naturaleza moral. Si bien sabemos que la economía de mercado, desde el punto de vista moral, es superior a cualquier otro tipo de economía controlada por el Estado, este es otro tema, a estudiar en cursos de sistemas económicos comparados. Pero, siendo la economía poco ética, es evidente que los mercados que son parte de la economía también son poco éticos. Y desde el punto de vista de la Escuela Austriaca y los economistas liberales -no los «liberales entre comillas», sino los sin comillas y los avergonzados- los mercados siempre funcionan. Solo ellos pueden obrar para bien o para mal o no pueden influir desde el punto de vista de hacer el bien o hacer el mal, simplemente pueden ser neutrales.
Sí, los mercados siempre funcionan. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que el mercado de la cocaína funciona igual de bien que el mercado de los pañales. La cocaína es una cosa moralmente abyecta, comprar o vender cocaína o cualquier droga es indefendible. Se supone que comprar pañales es algo bueno desde el punto de vista moral. A pesar de esto, tanto el mercado de las drogas como el de los pañales funcionan: si hay un aumento en la demanda de cocaína, el precio de la cocaína subirá; de la misma manera, si hay un aumento en la demanda de pañales debido a que la gente está teniendo más hijos, el precio de los pañales será más alto. Y si aumenta la oferta, ya sea de medicamentos o pañales, o de cualquier otro bien o servicio, la tendencia es que el precio baje. Entonces, vean cuán importantes son estos valores éticos y morales, en vista de la eternidad del destino final del hombre.
Una sociedad que se rige por principios consagrados por la tradición, más concretamente, en Occidente, por la tradición judeocristiana, es muy diferente de una sociedad donde prevalece el relativismo moral, porque en el primer tipo de sociedad hay una distinción muy clara entre lo que está bien y lo que está mal. La segunda no, todo depende de las circunstancias, todo es relativo. Ahora bien, si todo es relativo, cualquier cosa, en principio, se puede defender y no es por otra razón que existen tesis que defienden que los presos deben ser liberados y los delincuentes no deben ser castigados, porque son víctimas de la sociedad.
¡No! Lo que está bien está bien y lo que está mal está mal. Y estas son siempre elecciones individuales. El relativismo moral es la confusión entre el bien y el mal, lo que sabemos que es correcto, puede no ser tan correcto y lo que sabemos por tradición que es incorrecto, puede no ser tan incorrecto. ¿Quién no ha escuchado argumentos como: “No es su culpa que sea un ladrón, porque la sociedad es mala”?
Esta aceptación de lo incorrecto como correcto y esta condenación de lo correcto como incorrecto, esta relativización moral, puede poner en vereda a cualquier sociedad. Es decir, puede acabar con cualquier posibilidad de convivencia social aceptable. En definitiva, los valores éticos y morales son muy importantes.
Y, para finalizar esta breve conversación nuestra, les pido que por favor lo piensen y repitan una, dos, cien, mil veces lo que está bien está bien y lo que está mal está mal. En asuntos de naturaleza moral, no existe tal cosa cómo comportarse como un camaleón. Quien realiza una acción, sea esta acción moralmente correcta o no, lo hace por su propia voluntad. Mientras la sociedad permanezca en la zona oscura del relativismo moral, ni la economía ni la política podrán avanzar hacia el cumplimiento de sus propósitos naturales. Vamos a estar limpiando hielo. De los tres sistemas sociales, el económico, el político y el ético-moral-cultural, el último es el más importante, porque debe ser la base de todas las actividades económicas y de todas las actividades políticas.
*(Artículo transcrito directamente de un video corto que publiqué en Instagram, de ahí su tono coloquial)
NOTA DEL EDITOR: Artículo compartido en “El Candil” con autorización de los administradores de la página del “Instituto Liberal” de Brasil.
