LUCAS BERLANZA – EL CANDIL – AÑO VI – N° 269.-
Se me ha preguntado, por un lado, si es mejor justificar o acceder epistemológicamente al liberalismo por la razón/racionalismo o por la experiencia/empirismo, y, por otro, si es mejor defenderlo éticamente por la moral o por la utilidad.
Estos son dos temas por los que los liberales están peleando, y lo que digo sobre ellos en un párrafo debe verse como poco más que una suposición. Sin embargo, una respuesta común a ambas, creo, es que es posible llegar a ideas liberales y argumentarlas de diferentes maneras; Lo mejor está, en mi opinión, en la síntesis.
En cuanto a la primera pregunta, no soy epistemólogo, pero tiendo a pensar que, al menos desde la obra de Immanuel Kant, no ha sido la actitud más razonable cultivar un abismo abierto o una conflagración entre el racionalismo y el empirismo.
En el caso del liberalismo, los primeros cánones de la tradición, por así decirlo, fueron empiristas británicos, como el propio Locke; La experiencia histórica y fáctica debe ser utilizada para dar fe de los éxitos económicos e institucionales del liberalismo. Sin embargo, estos mismos empiristas produjeron una alegoría –el contractualismo– que, como tal, no es realmente una experiencia histórica, pero que, en mi opinión, se piensa lo que se quiera al respecto, a pesar de críticas interesantes como la humana, fue importante en la organización del discurso liberal.
Además, no despreciaría totalmente el racionalismo cartesiano y su papel para la modernidad por los excesos que podrían deducirse de él. Creo que los racionalistas y los empiristas han tenido sus contribuciones, y la razón y la experiencia pueden atemperarse adecuadamente.
En cuanto a la cuestión entre moral y utilidad, como dije, se aplica la misma regla de que ambas son relevantes, pero un amigo me recordó hace algún tiempo que la utilidad es un buen argumento para defender la libertad, pero no es suficiente, y creo que tiene razón. Lo que es útil puede ser útil para unos y no para otros; Tal vez subyugar a las mujeres en ciertos países islámicos sea eficaz para los intereses de quienes dirigen las instituciones y la difusión de ideas en esos países.
Es necesario recalcar que la libertad es justa y debe ser reconocida como un derecho si queremos vivir en una comunidad civilizada, no solo predicar que multiplica la riqueza, porque eso puede ser suficiente para defender algunas libertades, pero no necesariamente todas.
Lucas Berlanza
Periodista egresado de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), columnista y presidente del Instituto Liberal, miembro refundador de la Sociedad Tocqueville, miembro honorario del Instituto Libercracia, fundador y ex editor del sitio web Boletim da Liberdade y autor, coautor y/o organizador de 10 libros.