La propiedad privada

ENFOQUE LIBERAL – EL CANDIL – AÑO V – N° 210.


“LA PRÁCTICA FAVORITA DE LOS TIRANOS COMUNISTAS ES LA EXPROPIACIÓN, YA QUE EL PROPIETARIO DE LOS MEDIOS «ROBA» A SUS TRABAJADORES. UNA INMORAL Y VIL FORMA DE PENSAMIENTO DE LOS HECHOS DE LA VIDA”


La propiedad de un individuo es, por extensión, privada, es decir, personal, suya, propia (por si no hubiese quedado claro), que no se encuentra bajo el dominio de otras personas y que, por derecho, le pertenece.

En tal sentido, la expresión «propiedad privada», más allá de ser una redundancia, representa una forma de enfatizar lo evidente en un contexto en el que la posverdad, esto eso: la tergiversación de la verdad con fines necesariamente inmorales se ha convertido en el criterio a tomar en cuenta al momento de emitir un juicio.

Por otra parte, en el ámbito de las asociaciones, la propiedad adquirida y generada pasa a ser distribuida entre cada uno de los integrantes de la asociación, asignándose una cuantía porcentual de acuerdo con criterios establecidos previamente, sin que en ningún momento se les prive de lo que, por derecho, es suyo.

En ambos casos, el principio presente es el mismo: el derecho de propiedad que le asiste a cada persona sobre aquello que le pertenece, sea parcialmente, como en el caso de las asociaciones, o totalmente, cuando es solo una persona quien posee el total de la propiedad.

El propietario ?o propietarios? puede disponer de su propiedad a su entera discreción, ya sea para cubrir sus necesidades vitales, o bien para emplearla como medio de producción en pos de generarse nuevos ingresos.

Es en este punto en el que las teorías socialista y comunista incurren en algo que va más allá de un error, al establecer que los medios de producción se encuentran fuera de la esfera de la propiedad privada de una persona, a partir de lo cual se deriva la irrisoria idea de que el poseedor de los medios productivos los emplea para así poder «robar» el excedente generado por el trabajo de su fuerza laboral, es decir, lo que suele conocerse como «plusvalía», hecho que, dentro del entendimiento de quienes adhieren y defienden esta noción, justifica la práctica de desposeer a los legítimos propietarios de sus medios productivos, del capital dinerario, de los réditos subsecuentes o bien de todo en conjunto.

En síntesis, intencionadamente se pretende invertir la verdad, partiendo de la idea de que el poseedor de medios productivos no tiene derechos de propiedad sobre los mismos, en el sentido en el que sí los tiene sobre su «propiedad personal», desentendiéndose así de que tales medios son consecuencia de la inversión efectuada por su propietario y que, por ende, son de este.

Asimismo, y continuando por la misma línea de pensamiento, se busca dar a entender que el poseedor de los medios productivos se está apropiando indebidamente de un dinero que supuestamente no le pertenece dado que es producto del trabajo efectuado por sus empleados, evadiendo el hecho de que tal trabajo nunca habría sido posible, en principio, en ausencia de los medios de producción necesarios y de la inversión de capital del dueño de estos.

Y para terminar de darle forma a tan evidente engaño, se intenta justificar la infame y condenable práctica favorita de todos los tiranos: la expropiación, esto en virtud de que, al sobreentenderse que el propietario de los medios le «roba» a sus trabajadores, es justo y necesario castigarlo con la desposesión de los mismos; una acción que no tendría que dejar lugar a dudas acerca de la profunda e irremediable inmoralidad de tan vil forma de pensamiento y concepción de los hechos de la vida, pero que tristemente no es o bien no quiere ser entendida por muchos quienes irónicamente se autoproclaman como «defensores» de la moral, de los pobres, del «pueblo» y de cualquier otro concepto presente en su siempre conveniente y falaz retórica con la cual buscan apelar a las emociones ?y no así a la razón? de su auditorio para, de esta manera, buscar imponerse por la fuerza de la mayoría.

Hace poco, durante un extenso debate escrito acerca de los derechos de propiedad, leí un comentario hecho por un participante quien se preguntaba si en el socialismo se le roba a la gente. Más allá de que la propia historia sea bastante clara y contundente como para explicarle a alguien que se formule tal interrogante que, en efecto, eso es lo que sucede, basta con efectuar un estudio y análisis serio, alejado de todo apasionamiento, sobre las propias teorías socialista y comunista, respectivamente, ambas derivadas de la filosofía colectivista, presente en cada una de las más nefastas formas de pensamiento que han provocado incontables pérdidas humanas y materiales a lo largo del tiempo, como para llegar a la inexorable conclusión de que solo en una mente carcomida por la ambición de poder, el resentimiento, la envidia y el odio hacia la vida cabe la sola posibilidad de aceptar como decálogo para la humanidad un conjunto de ideas tan perjudiciales para la existencia.

No obstante, a estas alturas, ha quedado claro que esto es lo último que desearían que sucediera aquellos quienes no pretenden perder ni un poco de su cuota de poder sobre la gente, situación que, en parte, explica el profundo estado de decadencia moral en el que vivimos.



Enfoque Liberal

Concebido con el objetivo de difundir las ideas liberales en los distintos campos que rigen la vida del hombre, tales como la Economía, la Política, la Ética y la vida en sociedad. Las publicaciones que se realizan en esta página se basan en el conocimiento adquirido del estudio del Liberalismo Clásico, el Objetivismo y la Escuela Austríaca de Economía.



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