INSTITUTO LIBERAL – LUAN SPERANDIO – EL CANDIL – AÑO IV – N° 160.

Ayn Rand (1905-1982) fue una novelista judía-rusa que, huyendo del socialismo de la Unión Soviética, emigró a los Estados Unidos a los 21 años, algo que influyó profundamente en su obra literaria.

La autora ganó notoriedad al crear la filosofía objetivista y transmitirla a través de sus libros. Su primer trabajo, We the Living (1936), trata sobre el conflicto entre el individuo y el estado, mostrando cómo el totalitarismo creó un ambiente de destrucción para los mejores individuos de la sociedad.

En A Nascente (1943), las ideas randianas son abordadas implícitamente en las acciones y discursos de los protagonistas, teniendo como pensamiento central la importancia del egoísmo racional y la autoestima humana para el nacimiento del progreso. Sin embargo, la obra magna del autor es Atlas Shrugged (1957), que presenta una vehemente defensa de un sistema de economía de mercado.

La rebelión de Atlas, la obra maestra de Ayn Rand La distopía de más de mil páginas retrata un mundo en el que las ideas colectivistas fueron adoptadas en todos los países del globo, dejando únicamente a Estados Unidos como bastión capitalista.

Sin embargo, solo por ahora, porque los gobernantes del país tienen planes estatistas y antiindividualistas, lo que se traduce en un entorno empresarial cada vez más complejo para producir y generar riqueza. El resultado: crisis, caos y recesión.

A pesar de las dificultades, los empresarios buscan mantener sus actividades y generar valor a la sociedad resolviendo los problemas de los consumidores. Sin embargo, las intervenciones gubernamentales aumentan gradualmente, generando más burocracia, y los derechos de propiedad se ven amenazados por confiscaciones y fijación de precios cada vez más frecuentes.

Estas medidas están simbolizadas por el “Decreto 10.289”, que representa un claro golpe a la libertad económica. En respuesta, empresarios, artistas y científicos comienzan a desaparecer misteriosamente, un verdadero “golpe de cerebro”. El resultado: aún más caos.

Después de todo, ¿por qué iniciar un negocio en una región que no valora la libre empresa, la libertad económica y la generación de riqueza? ¿Por qué correr riesgos cuando gran parte de las ganancias en caso de éxito serán confiscadas por el gobierno a través de impuestos? ¿Por qué insistir en un sistema en el que quienes quieren producir riqueza necesitan la autorización de quienes, en última instancia, no producen nada?

Atlas es retratado en la mitología griega como el titán destinado por Zeus a sostener el cielo, «llevando el mundo sobre su espalda». En la obra de Rand, este personaje se presenta como una analogía que representa al sector productivo: los empresarios son los encargados de llevar la sociedad y mover el mundo, además de generar ingresos que son utilizados por los políticos y el sector público.

The Atlas Shrugged fue, por lo tanto, lo que sucede cuando los empresarios se cansan de él. Qué representa cada personaje de Atlas Shrugged En la trama, cada personaje ejemplifica los ideales filosóficos que Ayn Rand defendió o se opuso, algunos incluso estereotipados, explicando el mensaje que el autor quiere expresar. Los héroes siempre exponen la valorización de principios y valores, como la razón (que vence la fuerza y ??la coerción), la individualidad (que se opone al colectivismo), la libre empresa (contra la planificación central), la integridad (contra la corrupción) y la deshonestidad moral), la innovación (contra la status quo e inercia), independencia (frente a la dependencia de otros), justicia (frente a la injusticia) y productividad. Así, los individuos deben ser libres y que se respeten sus derechos individuales para poder perseguir los valores que sustentan su propia vida.

La protagonista Dagny Taggart es la virtuosa vicepresidenta de Taggart Transcontinental, que cree en el trabajo duro, es creativa y busca la innovación para superar las dificultades inherentes a un entorno económico caótico. Su hermano, James Taggart, representa todo lo contrario, ya que es un incompetente, cobarde y esclavo de una mentalidad ideológica anticapitalista, que le impide tomar las mejores decisiones en la empresa que heredó.

El empresario Francisco d’Anconia es dueño de la mayor minera de cobre del mundo, donde comenzó a trabajar y generar valor desde sus días de colegio, siendo cercano a Dagny desde niño. Hank Rearden, por otro lado, es un gran inventor y lidera una empresa siderúrgica revolucionaria, capaz de crear una aleación que es más fuerte, más liviana y más barata que el acero, pero sufre por ser responsable de una horda de personas que solo viven de él. Entre las lecciones de la obra está que, para obtener la verdadera felicidad, es necesaria la integridad y el respeto a la libertad de los demás.

ideal ideal, centrado en la racionalidad, la integridad, la libertad de expresión, además del orgullo, la productividad y la independencia. Así, busca vivir desde principios racionales, productivos e individuales, simbolizando la revolución individualista.

Lo que enseña el trabajo de Ayn Rand La narración de la historia transcurre en un período de tiempo indeterminado, lo cual es propositivo, ya que los casos denunciados siempre parecen actuales. Rand describe la toma de decisiones estatales absurdas, así como los grupos de interés que actúan en busca de privilegios para ellos mismos. Los maquinistas, por ejemplo, se organizan políticamente, buscando aprobar leyes contra las nuevas tecnologías para conservar sus puestos de trabajo, haciendo que la sociedad pague por trabajos obsoletos porque son poco productivos.

Hay casos recientes en todo el mundo de protestas de recolectores de autobuses contra la extinción de sus trabajos, o incluso de taxistas contra las aplicaciones de transporte. A pesar de los costos a corto plazo y los problemas sociales, no se puede pasar por alto que la eliminación de los empleos improductivos aumenta el bienestar general a largo plazo.

A su vez, prohibir los avances tecnológicos genera gastos mucho mayores y de largo plazo para todos. A pesar de las crisis económicas, con pérdida de ingresos para los trabajadores privados, cierre de empresas y aumento del desempleo, es común que categorías de servidores públicos obtengan aumentos salariales – con la cuenta pagada, precisamente, por el sector privado en crisis.

Atlas Revolt se puede resumir en el siguiente fragmento: “Todos los tipos y clases de hombres se detuvieron cuando lo consideraron oportuno y exigieron al mundo, alegando ser indispensables, excepto los hombres que siempre han llevado el mundo sobre sus hombros y lo han mantenido vivo”. Ayn Rand brinda a los lectores un caldo cultural que provoca reflexiones sobre sus vidas, valores y comportamientos.

Después de todo, ¿qué actitudes reprobables en la obra forman parte de la vida cotidiana del lector? Sirve como una advertencia para aquellos que viven muy por debajo de su propio potencial. Como dijo el escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900), “la mayoría de las personas no viven, simplemente existen”. La “Revuelta del Atlas” es una lección para aquellos que no se contentan con existir.

AUTOR: Luan Sperandio. Redactor jefe de la casa de inversión Apex Partners, analista político y columnista de Folha Vitória. Es miembro de varias organizaciones vinculadas al desarrollo de instituciones con un mejor ambiente de negocios, como Ideias Radicais, Instituto Mercado Popular e Instituto Liberal, donde escribe desde 2014. Es asociado del Instituto Líderes do Amanhã.

NOTA DEL EDITOR: Este artículo fue originalmente publicado en la página del “Instituto Liberal” de Brasil y es compartido en “El Candil” con autorización de sus administradores.

El Instituto Liberal fue creado por Donald Stewart Jr. en Río de Janeiro, en 1983. Su misión es difundir y defender el liberalismo, en sus diversos aspectos teóricos, y las ventajas de sus principios y agendas para la sociedad. Su expansión se dio a través de la creación de institutos similares en varias capitales brasileñas, seguida de la constitución de núcleos municipales en los diferentes estados, núcleos afiliados a los respectivos Institutos de las capitales de los estados y de acuerdo con el principio federativo. El trabajo inicial del Instituto se centró durante algún tiempo en la traducción, edición y publicación de libros y folletos, ya que en Brasil existían muy pocos textos sobre liberalismo.

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