ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 222.-
Vemos lo que está pasando en América no sin preocupación. Múltiples manifestaciones que, si se ven en conjunto, pareciera un peligroso acercamiento a una situación de anarquía donde cada quien hace lo que desee y pareciera que, en forma acelerada como si nos deslizáramos por un tobogán, una cantidad importante de “ciudadanos”, o propenden, o aceptan impávidos que no exista el estado ni ninguna autoridad que regule o incida en el comportamiento de los individuos como medio para tener una sociedad funcional.
Mirando un poco hacia atrás, confieso que no sin cierta nostalgia, recuerdo las palabras de mis padres y el ambiente en que me formé en medio de valores arraigados en las sociedad, como eran su respeto por las tradiciones (asociadas al concepto de ética y bien y mal), su convencimiento y respeto del concepto de núcleo familiar, como célula de la sociedad (aún recuerdo esas clases) y su voluntad de contribuir individualmente en la suma de esfuerzos para alcanzar el bienestar común, entre otros.
Aún recuerdo una famosa cuña institucional donde un reconocido animador le planteaba a los oyentes la diferencia entre el ganado (las vacas) y los seres humanos. Mientras las reses necesitaban, decía, alambradas de púas para mantenerse sin invadir los corrales ajenos, a los seres humanos solo les debería bastar con una línea blanca dibujada para saber hasta dónde llega su carril y no invadir por equivocación el de su vecino.
Hoy vi las alambradas (aunque sin púas) para tratar de evitar que los seres racionales se “roben” el pasaje del transporte público sin ningún pudor frente a las cámaras o los conductores de los vehículos.
La generación conocida en América como la de los “baby boomers”, nacida los años siguientes a la finalización de la segunda guerra mundial, aunque ya está de salida, aún es reconocida por el salto en el desarrollo, logrado partiendo de su dedicación a crear riqueza y progreso, su disciplina y su voluntad a respetar las leyes acordadas según los procesos de gobierno establecidos.
Nuevas generaciones no comprenden como el mundo pudo haber llegado a dos guerras mundiales. No entienden cómo no fue posible llegar a acuerdos que evitaran la perdida de millones de vidas. ¿Sería acaso por el deseo por parte de unos, de violar valores arraigados y la resistencia de los otros, a prescindir de ellos por considerarlos sus guías rectoras para sobrevivir como sociedad?
Es paradójico que esas mismas nuevas generaciones, en un gran porcentaje adopten o acepten la violación de cualquier norma de convivencia, por considerar que cualquier regulación es un ataque a su libre albedrio y que haya representantes de generaciones anteriores dispuestos a aceptar que se puede vivir sin reglas y promuevan su eliminación o abierta violación.
Hoy en América pareciera que estamos dispuestos a renovar completamente el catálogo de “aunque Ud. no lo crea”. Algunos ejemplos: presidentes en ejercicio o retirados, mintiendo flagrantemente sobre asuntos claramente legales a pesar de pruebas. Presidentes invitando o respaldando a parte de la población a cometer actos claramente ilegales y atentatorios contra la vida o bienes de otros ciudadanos. Magistrados de cortes violando flagrantemente la ley. Legisladores envueltos en actos de corrupción, capturados en flagrancia y manipulando la justicia para salir airosos. Fuerza pública abiertamente cometiendo delitos en contra de los ciudadanos, rentas y seguridad nacionales. Ciudades viviendo del tráfico ilegal de bienes. Ministro de defensa reconviniendo públicamente a la ciudadanía por circular imprudentemente por vías que son cotos de grupos delictivos. Funcionarios responsables por dirigir la policía, denunciándola por abusos contra “mis muchachos” violentos, ante organismos internacionales. Solicitud del jefe de estado para no utilizar lenguaje que sea duro contra grupos ilegales. Grupos ilegales patrullando en ciudades, mientras sus alcaldes electos se ven obligados por amenazas a retirarse y tratar de despachar a distancia. Legisladores, funcionarios públicos, candidatos, que denigran y atacan a la fuerza pública y la someten con sus “carnets”.
En paralelo, para completar la fotografía, hay un registro de incumplimiento comprobado de obligaciones por parte de millones de ciudadanos: No pago de servicios públicos como el transporte, evasión de impuestos, conducir con documentos vencidos y no pago de comparendos.
Aunque pudiera aducirse que se trata de excepciones a la mayoría, y las instituciones no están en peligro y cumplen su función, la triste realidad es que en todos los ejemplos citados hay una cantidad significativa de ciudadanos que en forma pública (registros noticiosos), apoya y recibe como héroes a los mencionados delincuentes y hasta les permite “gobernar” desde sus sitios de reclusión.
¿Que justifica o por lo menos explica, la situación descrita?
¿Justificación por hambre? ¿Por pensar con el estómago y actuar en consecuencia? ¿Justificación porque supuestas autoridades cometen asimismo faltas o funcionan normalmente fuera de la ley? ¿Justificación porque se coarta el principio de libertad de los individuos, su libre albedrio?
¿Estamos en presencia de la ANARQUIA como forma aceptada de vida en comunidad?
Aquí es conveniente tener en cuenta que el concepto de anarquía, más allá de la expresión utilizada popularmente, no es de orientación clasista. En los ejemplos citados de comportamiento de tipo anárquico, no solo se considera la actuación de individuos de alguna clase social. De hecho, algunos de los ejemplos, flagrantes y de alto impacto, están asociado tanto a individuos con cierto nivel de poder, capacidad económica, o nivel de información, que actúan ignorando y retando cualquier autoridad por legítima que sea, como a “ciudadanos del común”.
- El pensamiento libertario. El anarquismo es contrario a toda forma de dominación y autoridad, por lo que se opone al Estado, a las autoridades, al poder en sus múltiples formas, prefiriendo una sociedad que se regule a sí misma de manera natural y espontánea. https://concepto.de/anarquismo/#ixzz87JTR2aHt
¿Es posible una visión de futuro sostenible, en medio de la anarquía en una sociedad? ¿Cuál es la sostenibilidad de una sociedad donde sea imposible la planificación, la visión y la fijación de metas, porque sus miembros, (o la mayoría, con su aceptación o aplauso), ¿no se comprometen con un comportamiento futuro? Cuál proyecto de infraestructura, cuál financiamiento de obras futuras, cuál plan de formación de una descendencia, cuál inversión para mejorar la competitividad puede hacerse, ¿si la sociedad no se compromete con respetar los compromisos, pagar los pasivos con su esfuerzo y respetar los acuerdos y en general la ley?
Es indudable que ninguna sociedad puede vivir aislada hoy, especialmente considerando que la actividad económica con sus vasos comunicantes se siente en cualquier parte del mundo. La competitividad tiene como factor clave de éxito la productividad, la capitalización de esfuerzos. No cumplir con las obligaciones, no planificar y establecer mecanismos que transmitan la confianza necesaria para la producción y demanda de bienes y servicios y antes por el contrario, destruir valor y acabar con la confianza actuando anárquicamente, conduce a decisiones basadas más en aspectos políticos, deseos y promesas, que en análisis de hechos concretos y realidades.
¿Se siente Ud. motivado a invertir su patrimonio y el futuro de su familia, en un país anárquico? ¿Conoce Ud. país próspero en medio de la ilegalidad de la anarquía?
Solo la búsqueda de soluciones con el pragmatismo que da la necesidad de administrar adecuadamente los recursos para obtener resultados conduce al crecimiento y sostenibilidad de las sociedades. Los factores productivos trabajando conjuntamente y enfrentando intereses y propuestas, en medio de la necesidad de competir en el ambiente global y sobrevivir, pueden llegar a soluciones y planes que agreguen valor, no que lo destruyan.
El poder legislativo de un país y el estado en general no puede seguir siendo considerados como un gasto de la sociedad para fijar controles, como mal necesario. Hasta aquí lo adoptable del principio libertario. El siguiente paso concreto, para no caer en la anarquía, es concebir ese poder legislativo y el estado en general, no como un gasto sino como una inversión, al convertirlo previamente en promotor de la creación de riqueza, la cual, solo después de creada, pueda ser distribuida.
El poder legislativo concebido como control y gasto inevitable debe dejar de ser la suma de representantes de áreas geográficas y comunidades, movidos solo por su deseo de mantener la representatividad (los votos) como mecanismo de distribución de oportunidades (negociación de posiciones burocráticas), en medio de la vendida satanización e ilegalidad, bajo la cual se juzga hoy el lobby que los factores productivos pudieran ejercer ante leyes no claramente beneficiosas, por su orientación más populista y destructoras de futuro, que multiplicadoras de bienestar y sostenibilidad.
El órgano legislativo de una sociedad debe estar compuesto formalmente por la representación de los factores productivos del país. El capital, la fuerza laboral, el mundo científico, el mundo tecnológico, la academia, a través de sus representantes seleccionados independientemente por sus agremiaciones y asociaciones, deben tener voz y voto, capacidad de concertar, desde el conocimiento y no solo desde el deseo, normas, leyes, que encaucen el esfuerzo de las sociedades para las cuales deciden.
El resto del poder burocrático del estado debe ser lo que para cualquier empresa es su organización: el medio para lograr que las metas se logren sin convertirse en una carga más allá de lo estrictamente necesario, en vez de una piñata burocrática a distribuir como sobrecostos.
Álvaro Ramírez
Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan. Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.
Excelente columna que retrata perfectamente lo que estamos viviendo como sociedad, debemos como padres seguir insistiendo y no desfallecer para que nuestros hijos se formen con los valores que se enseñaban antiguamente, el problema es que los niños y jóvenes de ahora ven como su ejemplo a seguir a un montón de YouTubers e influencers que nos están quitando como padres el trabajo de formadores de personas integrales para estos nuevos tiempos.