Los Troncos – Ricardo Bulmez

A los que luchan.

La vida es como el mar: inmenso, ilimitado, bello, profundo, fascinante… ¡desafiante y peligroso! Vamos braceando en pleno océano: ¡ahhh…divino!

En unas oportunidades nadamos rápido, otras suave y a veces las olas están tan tranquilas que nos provoca acostarnos sobre las aguas. Pero en la mitad del recorrido del mar, mejor dicho, de la vida o en cualquier parte de ella, se nos presentan unos troncos que nos impiden el nado, nos pegan duro y no nos dejan vivir.

¿Con qué podemos comparar esos troncos?

Con los problemas…

¡Exacto!… con los conflictos, las contradicciones, los miedos, los problemas o como dicen algunos, con las “situaciones problemáticas”. Ahora bien,

¿Cuántos tipos de troncos hay?, ¿Cuántos tipos de problemas se nos pueden presentar a lo largo de toda la vida en la inmensidad del mar?

¡Ufff!

Ningún “Ufff”. ¿Sabes cuantos?

¿Cuántos?

¡Tres!, nada más.

¿Tres?, ¿tres problemas?

No, no tres problemas sino tres tipos de problemas: el de salud, el de relaciones humanas y el de cosas materiales.

Mientras el cuerpo te dure vas a tener  problemas, te visitará cualquier enfermedad física o mental: un cáncer inesperado, tensión alta o baja, el colesterol y los triglicéridos, estrés, etc.; los choques con la gente que te rodea no te van a faltar: discusiones con tu pareja, tus hijos se volverán cada vez más incomprensibles e intransigentes, tus amigos se pondrán en tu contra, el ambiente con tus compañeros de trabajo se tornará insoportable, etc.; también lo material y económico nos causa mucha angustia: no te llega lo suficiente para cubrir el techo, ropa y otras necesidades básicas para la vida, o no puedes adquirir algunos bienes superfluos o algunas distracciones que te gustaría disfrutar.

El peor de los casos es que te invadan los tres problemas a la vez, pero uno u otro va a estar siempre en tu vida, quieras o no. Por ejemplo, yo nunca he encontrado a nadie que esté satisfecho con las cosas materiales que tiene, quisiéramos cambiar de carro o pintarlo, conseguir otro tipo de ropa, comprar una casa nueva. No he visto una persona que esté plenamente conforme con su sueldo, jamás he oído esta frase: “Por favor, no me aumenten más porque me sobra dinero”.

Aunque los problemas sean muchos individualmente, siempre se reducen a estos tres tipos y también a tres tipos de soluciones. Para todos se tiene la misma respuesta, si aprendes a solucionar o a enfrentar un problema, afrontas los demás del mismo tipo.

Todas las enfermedades se sobrellevan siguiendo estos tres pasos muy importantes: primero cuidándose uno mismo, quien no se cuida ante cualquier enfermedad, ésta lo puede llevar a la tumba; segundo paso: acudir a los médicos que son los que saben, y tercero: usar las medicinas y recomendaciones que ellos indican.

Los pasos para asumir los conflictos interpersonales son: primero, tener mucha madurez humana que es la capacidad de no contar con ninguna persona, aunque se termine algún tipo de relación; segundo: llenarse de una gran comprensión poniéndose en el lugar o en el punto de vista del otro, y el tercer paso se cumple con una inmensa capacidad de perdón y de aceptación hacia la otra persona.

La falta de cosas materiales o los problemas económicos solamente se superan con el trabajo honesto, disciplinado y productivo. Aunque muchos solucionan los problemas económicos por medio de la deshonestidad y el oportunismo, pero sin satisfacción personal. ¿Ves?

Sí, durante el recorrido por el mar sólo se nos van a presentar esos troncos, en toda nuestra vida nos vamos a encontrar únicamente con estos tres tipos de problemas. Y por estar pendiente de ellos, ¿te vas a perder toda la inmensidad del mar?, ¿vas a perder toda la vida? ¡No fastidies! Además, te recuerdo que ninguno de los troncos tiene raíz, los troncos están muertos, no tienen base ni fundamento, están flotando en el mar.

Lo mismo decimos de los problemas, tampoco tienen raíz, están muertos y flotando en tu mente. Cuando se te presente uno de ellos, oye bien: “cuando se te presente”, no: “si se te presenta” porque es seguro que con cualquiera te vas a topar, entonces no te abraces a él, no lo retengas, no lo quieras tanto… encima de que te pega duro, ¡¿lo vas a abrazar?! ¡Suelta ese tronco! Algunos cargan un tronco hasta la muerte, no lo dejan por nadie ni por nada.

Las cosas más fundamentales e importantes de la vida las realizan con él a cuestas, se casan y el tronco ahí, es más, son capaces de soltar la pareja, pero al tronco no, duermen… con el tronco al lado, comen con sus problemas como si éstos fueran unos invitados especiales. No se desligan de ellos para nada, cuando trabajan están más pendientes de sus problemas que de lo que están haciendo, es decir, hacen del trabajo una carga pesada y aburrida, no una actividad placentera y productiva. Otros pierden salud, amistades, oportunidades, carreras universitarias, cargos, pero el problema sigue con ellos. Dejan muchas cosas que valen la pena por algo insignificante, porque todo conflicto que no se pueda resolver no tiene caso invertir energías y tiempo en él. Muchos, en vez de soltarlos, los defienden con muy buenos argumentos, cuando alguien les sugiere algo distinto para salir del atolladero en donde se encuentran, arremeten contra él y lo ven como a un enemigo.

Prueba esto, por ejemplo, con un drogadicto, con un alcohólico o con cualquier persona que esté aferrada a algo que la está hundiendo o castigando.

- ¡Suelta ese tronco!
- ¡no!, ¡ese es mi problema!

Se acercan más a él y encima no te dirigen más la palabra, agregando de esta forma otro tronco para su vida.

Abraza a alguien que te quiere y te acaricia, no a quien te golpea. Porque si tú te aferras a ese tronco y no te liberas de él, te llevará a donde tú nunca quisiste ni pensaste ir.

¿Adónde me llevará?

A la muerte.

Ese tronco te estrellara contra las rocas, por eso te digo no te agarres de él, empújalo poco a poco y el mar, el tiempo y la distancia se lo llevará lejos. Y tú quedarás libre y así te preparas para enfrentarte a un tronco nuevo porque éste no afecta tanto, el que daña es el tronco viejo, el de hace años.

Algunos lo conservan baboso y mohoso, ¡el mismo problema de siempre!, no hayan ni cómo cogerlo, pero él sí sabe cómo apegarse a ti. Estás inmóvil en medio del mar aferrado a un tronco mohoso y viejo, te encuentras paralizado en la mitad de la vida agobiado por algún problema sin saber qué hacer ni “pa’dónde” ir.

– ¿Y qué hago?

Cuando se te presente uno de esos troncos te vuelves un karateca: “¡ahhh!”, lo destruyes y lo conviertes en aserrín. De esta forma la corriente se lo llevará más fácil y muy lejos de ti. Deja que el pasado pase.

Sí, tú dices fácil “¡ahhh!”, pero los troncos son muy duros.

Es verdad, algunos son muy duros y no se pueden destruir con un simple golpe de kárate, pero no todos son duros…

Es cierto, no había pensado en eso…

Entonces, los que no sean muy duros ¡karatazos con ellos! ¿Ves?

Y con los que son muy duros, ¿qué hago?

¿ah?

Cuando se te presente uno de los duros te zambulles y lo pasa por debajo, de esta forma lo dejas atrás y te lanzas en búsqueda de otros. Cada tronco nuevo que te encuentres significa que estás avanzando en el mar, que estás aprendiendo de la vida. Así acumularás experiencias.

Pero algunos troncos son muy gruesos y no es tan fácil cruzarlos.

¿Pero verdad que no todos son gruesos?

Sí, tienes razón.

Los que no lo sean los atraviesas.

Y los que sí son, ¿Qué hago con ellos? ¡Aja!

Tomas mucha fuerza y ¡zas!, los saltas. ¿Ves?  

Tú dices eso muy fácil, pero hay troncos en la vida que uno no puede con ellos. Algunos son muy pesados, duros y gruesos y al mismo tiempo anchos y muy altos, hay problemas que nos agobian y nos dejan sin fuerzas.

¿Qué hacer en esos casos? Cuando esto suceda, te recuerdo que, en el fondo del mar, en lo más profundo de tu vida hay una gran roca que si tiene raíz y buen fundamento, esa roca es la fe en Dios, ¡aférrate fuertemente a ella y no la sueltes! Dios siempre está contigo, dentro de tú corazón. Reza cuando no encuentres respuesta en la vida, acude a Dios y confía en él. No hay nada más seguro y aliviador que abandonarse en Dios que está en el silencio de tu alma y en la soledad del fondo del mar, a Dios no le encontrarás en el batallar de las olas si antes no lo has experimentado en la quietud de tu ser.

Descansa cuando de nada sirve luchar, no te tortures tanto, sé fuerte, reposa en Dios. Una vez que te sientas fortalecido y aliviado, ¡te lanzas nuevamente a los problemas y soluciones de cada día! Así es la vida. Y vendrán otros troncos, otros, otros…y otros. Vendrán más problemas, más vida. Pide a Dios que te dé un corazón más fuerte que tus propios problemas y él te escuchará, te lo aseguro. Jesucristo dice: “vengan a mí todos los que están cansados y agotados que yo los aliviaré” (Mt.11,28).

Oye bien lo que expresa la cita de Mateo, dice: “yo los aliviaré” no dice: “yo les quitaré los troncos”. Los problemas seguirán ahí y nadie los va a quitar por ti, ni siquiera Dios. San Agustín que sabía de Dios y de los problemas y agobios de la vida, expresó: “Dios que te creó sin ti, no te va a salvar sin ti”. Lo importante no es que no tengamos problemas sino conseguir fuerzas y alivio para enfrentarlos. Algunos pretenden ignorar los problemas y siguen atormentados, agobiados…sin paz. Los troncos de la vida seguirán, pero Dios te dará las fuerzas necesarias para enfrentarte a cada uno de ellos. En unos ganarás y en otros perderás, pero te enfrentarás que es lo más importante. El último tronco con el que no podrás luchar es aquél que te vencerá, con él harás tu propio ataúd, pero ése no es el que tienes ahora.

El tronco de la muerte vendrá solo, no lo adelantes ni lo busques porque nadie te lo quitará…ese tronco está seguro. No pierdas la vida por ningún problema, no vale la pena.

NOTA: Publicación realizada con autorización de su autor. Tomado del libro «El arte combinar el SI con el NO» del padre Ricardo Bulmez.

Coro-Estado Falcón-Venezuela

Sábado, 11 de abril 2020

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2 comments

  1. Tonco e’ vaina cuando no recapacitas a tiempo ante los obstaculos de la vida que son inevitables pero no invencibles cundo los afrontas desde el ‘segundo nivel de existencia espiritual’…con fe y esperanza…

  2. Excelente mensaje. Sobre todo en este momento que todos estamos «cargando» el mismo tronco….Gracias

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