No oigas lo que la gente dice; escucha lo que quiere decir…

EL CANDIL – AÑO III – N° 139.

Prólogo por Albani Cordero:

A lo largo de la vida estableces múltiples relaciones humanas. Y la amistad es una de las más importantes, al punto de que se ha comprobado su impacto en la salud integral del ser humano. Es uno de los dones más hermosos que Dios nos dio. Cultívalo. “En todo tiempo ama al amigo, y el hermano nace para tiempo de angustia”, Prov.17,17. Dios es tu aliado, te ama, te acompaña y te bendice… siempre.

Lucas 19, 45-48

“Aquel día Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”. Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión por Ricardo Bulmez

No oigas lo que la gente dice; más bien, escucha lo que quiere decir… El esposo cada día llegaba más retardado al hogar. Esto, por supuesto, incomodaba a la esposa. Aunque el trato con ella seguía siendo amoroso y cariñoso, la mujer le reclamó con entereza.

-¡Pero, mi amor! -respondió el marido muy sonriente y zalamero como siempre-, ¿no estarás exagerando? Además, intuyo en ti algo de suspicacia. ¡Está saliendo la mujer celosa y desconfiada que hay dentro de ti! Pa´que te tranquilices, mi cielo, quiero reafirmarte mi amor que siento por ti: ¡Te amo! Nunca he tenido otra mujer que no seas tú.

-No me ames tanto -contestó muy sabiamente la esposa-, y llega temprano para que cenemos todos juntos. Nuestros hijos están creciendo sin conocerte. Te vas temprano, regresas tarde… y ellos están dormidos.

Amar no es compartir sólo unas palabras, ni sólo sentimientos, sobre todo en el amor de pareja. También es presencia física… ¡Tiempo y espacio compartidos!

Jesús quiere reunirse con nosotros para conversar. Pues, en toda reunión se habla y se escucha: “Mi casa es casa de oración”. Pero Jesús no es agente del FBI ni de la Policía Federal, ni mucho menos del Sebín, para estar investigando ladrones; tampoco quiere hablarnos de las dimensiones del templo como si fuera un experto en arquitectura…

No es del templo que Jesús nos quiere hablar, sino de algo que existe, pero que no vemos. Porque en la oscuridad no se ve. El templo es la linterna y Jesús se nos presenta como: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8, 12). ¡…ño… qué bonito!

Jesús nos dice que veamos bien si nuestros templos sagrados los “hemos convertido en cuevas de ladrones”. Sí, esas iglesias que son nuestros techos de encuentro con Dios, con nosotros mismos y con el prójimo, si son mucho más importantes que el templo hecho de piedras, maderas y limosnas. “Mi casa es casa de oración; pero ustedes, ¿en qué la han convertido?”, preguntaría Jesús…

-¿Por qué los curas recolectan dinero en la misa?… ¡Ajá!

-¡Boquiabierta!… ¡vete pal´car…!

-¡¿Pa´dónde?!…

-Pal´carrizo… ¡Esa colecta es para mantener el templo en donde tú pones el…!… ¡Boquiabierta!

En el evangelio de hoy aprendí… Jesús lanzó su palabra en contra de los ladrones, no calló. Lo que decía Alí Primera: “Échala, tu palabra contra quien sea de una vez/. Asi sepas que rompa nubes, échala/. Tu palabra por dentro quema y te da sed/. Es mejor perder el habla que temer hablar”.

Pensamiento del día… Una cueva es aquel lugar que no tiene salida y todo es oscuridad. Y un ladrón es aquél que se apropia de un bien que no le pertenece. Hay un ladrón que nos roba a nuestro propio yo y nos deja en la oscuridad: el Ego. Éste se traduce en envidias, pensamientos negativos, tristeza crónica, deseos de acumulación… Es decir, todo aquello que te quita vida o paz interior, es un ladrón a quien le abriste la puerta de tu vida… y no a Dios.

Tarea para la casa… Respóndete… ¿En qué sentido tu casa, trabajo, relaciones humanas son una cueva porque no ves claro? Y, a veces, ciego y mudo porque no te atreves a hablar por miedo a que te boten. Repito, si trabajas en una oficina pública, nunca digas: “Yo trabajo pal´gobierno”. No, tú no trabajas pa´ningún gobierno… trabajas pal´pueblo…

Padre Ricardo Bulmez, rbulmez@cheoloramirezsanchez

Los Teques – Estado Miranda – Venezuela

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