Por Tarso Vidal
La nostalgia es un sentimiento de pena, tristeza y melancolía provocado por la lejanía de la patria, la ausencia de los seres queridos o la pérdida de un bien o posesión, o simplemente del pasado.
“La nostalgia –palabra de origen griego- es una tristeza melancólica que surge por el recuerdo de una perdida. Suele experimentarse cuando una persona está ausente de su patria y extraña a su gente. También se siente nostalgia por los seres queridos y fallecidos.
Se pronostica que más de 6 millones de venezolanos vivirán fuera de su país para el 2020. Me imagino la carga de pena, tristeza y melancolía que experimentaran muchísimos de ellos.

«Sólo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón. Porque quien mira hacia afuera sueña, y quien mira hacia dentro despierta.»
Carl Gustav Jung



Filipenses 3:13-14 (lea el Salmo 77) «En otros tiempos»… A menudo esta expresión viene a nuestra mente cuando recordamos con NOSTALGIA nuestra juventud o tiempos menos difíciles. Asaf habla así al principio del Salmo 77: “Consideraba los días desde el principio, los años de los siglos”. Pero esta mirada hacia atrás, a los días felices, no le aportaba ningún consuelo; estaba agitado, desanimado, y se lamentaba. Incluso llegó a dudar de la bondad de Dios.
Repentinamente se dio cuenta de que esa actitud no era buena, que era una debilidad de su parte; entonces sus pensamientos cambiaron de orientación (v. 10). En vez de encerrarse en la NOSTALGIA se puso a reflexionar sobre lo que Dios hizo: “Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas”.
La atmósfera cambió inmediatamente; y la continuación del salmo está llena de serenidad. Asaf terminó mencionando a Moisés y a Aarón, los cuales dirigen nuestros pensamientos hacia Cristo, de quien son una figura: Jefe de la fe, cabeza de la Iglesia, en quien tenemos todos nuestros recursos.
Sigamos el ejemplo de Asaf. No evoquemos nuestro pasado con tristeza y NOSTALGIA, sino consideremos más bien lo que Dios hizo por nosotros. Él nos hará descubrir cómo nos sostuvo y protegió, cuánta paciencia, gracia y perdón manifestó hacia nosotros. Entonces nuestra tristeza se cambiará en gozo, en confianza, en alabanza, y podremos proseguir nuestro camino con los ojos puestos en Cristo.
“Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás es muy apto para el reino de Dios.” (LUC. 9:62)

Norfolk-Virginia-EEUU
07 de diciembre de 2019
