Operativos o gerencia

ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO V – N° 223.-


Pensando en temas como seguridad, infraestructura y desastres, creo que se está acentuando la percepción de la población en general, que la búsqueda de soluciones está siempre asociada al ejercicio del “poder” de decisión. Cada vez que se presenta un conflicto o problema de impacto en alguna región, parte de la población afectada y sus lideres, se manifiestan solicitando la presencia en el sitio de la autoridad administrativa, para que “ordene” una solución. Cuando se trata de una tragedia, normalmente no se requiere la invitación de los damnificados. Los representantes de organismos asociados normalmente se presentan para delinear soluciones.

En muchos casos la solución viene asociada al inicio de un “operativo” o a la declaración de una “emergencia económica” o a la solicitud al resto de la sociedad no envuelta en el hecho, de la mayor solidaridad posible con los afectados, manifestada con dádivas y manifestaciones de comprensión y apoyo moral a las víctimas o damnificados.

En los casos más avanzados de “acuerdo de solución”, el operativo resultante de la reunión de las “autoridades” y las victimas, se define en una “hoja de ruta” para reparar los daños, tratar de mostrar que se puede frenar un poco a los bandidos, compensar económicamente a los damnificados, o nombrar una comisión de estudio para analizar la situación. Todo lo anterior con la necesaria reasignación de recursos presupuestales que dejan de aplicarse para donde estaban programados y son dirigidos a cubrir las calamidades, daños o asaltos.

Consejos de seguridad, operativos, consejo de ministros itinerante, despacho desde el lugar. Todos ellos son figuras que “proyectan” una adopción enérgica de autoridad, de solvencia administrativa y capacidad de diseñar soluciones. Pensar que son efectivos en la mayoría de los casos, es aceptar que se puede vivir de emergencia en emergencia, aplicando la capacidad del administrador o líder a “apagar fuegos”, no a evitarlos. Es dar por aceptable que la administración puede ser mediante el permanente manejo de crisis o emergencias.

Es interesante ver cómo reaccionan algunas entidades responsables de dar respuesta, proyectando la pretendida imagen de “solucionadores de problemas” ante el reclamo de la población por soluciones.  ¿Ejemplos?: Colocar guardias armados en el transporte público, para evitar los robos masivos a los pasajeros.  Ante las protestas, autorizar a los consejos comunales a colocar sus propios impuestos, dar permisos de operación a empresas y permitirles invadir propiedades privadas, para lograr que las comunidades indígenas “vivan bien”. Calificar de imprudente a los habitantes que necesitan circular por zonas donde grupos ilegales secuestran y extorsionan y ejercen el control. Ante un comportamiento escandaloso, la cancillería de un país resuelve que la sociedad no debe creer a uno de sus embajadores en ejercicio, por ser adicto al consumo de drogas. Ante la posible presencia de bienes, o divisas extranjeras prohibidas, la “guardia”, protectora de los ciudadanos, establece múltiples retenes a la población, especialmente después de haber pasado por el control aduanero del aeropuerto. Ante el aumento descontrolado de los índices de delincuencia un consejo de seguridad en la zona, “ordena” a la policía, que cumpla operativos para capturar delincuentes en flagrancia, aunque normalmente en los siguientes días sean liberados y reincidan 7 de cada 10. Ante la incapacidad de suministrar combustible, ordenar a la fuerza pública controlar el racionamiento y preparar y suministrar una solución energética diferente, paquetes de leña. Ante la proliferación de ilícitos, por parte de grupos delincuenciales reconocidos, se decreta que los medios y la población debe utilizar léxico prudente que evite que los grupos ilegales puedan ofenderse y no acepten sentarse a oír las ofertas del gobierno en una mesa de negociaciones, aunque se les permita seguir haciendo “retenciones” y solicitando “contribuciones” o “impuestos especiales” cuando lo consideren necesario. (Palabras a eliminar del diccionario: secuestro, extorsión, reclutamiento.)

Tratando de hacer un símil para fácil comprensión, es difícil imaginar una organización sostenible, con un marco de funcionamiento de recursos específicos finitos y términos de presupuesto, que “viva” de emergencia en emergencia improvisando soluciones salvadoras, a no ser que se trate de una entidad específicamente creada para “apagar fuegos y rescate”. (¿Cuerpo de bomberos? ¿Empresa de ambulancias?)

Cobra importancia, como en cualquier organización que maneja recursos, que el estado, en su concepción de administrador de recursos de la sociedad, debe adoptar las acciones necesarias para tratar de disminuir al mínimo las situaciones de emergencia, o la necesidad de improvisar “soluciones” que obliguen a manejos puntuales específicos fuera del funcionamiento normal.

En cualquier actividad que conlleve la utilización de recursos para lograr un fin, a través de unos objetivos, se requiere que se concrete una previsión, reflejada en la conformación adecuada de un presupuesto y aún más importante, que se cumpla con la adecuada ejecución de ese presupuesto, elaborado a partir de un análisis objetivo, una visualización adecuada y un propósito. Actuar de otra forma, adoptando la ya famosa expresión “como vaya viniendo vamos viendo”, es apuntarle al fracaso, aunque se “vista” de toma de decisiones y capacidad de dirección. Ninguna empresa que pretenda ser seria y con deseos de ser sostenible, por pequeña que sea, puede funcionar sin un plan a mediano plazo.

Aunque parezca ilógico o poco creíble, en algunos “estados soberanos y democráticos” ya es una forma de comportamiento, improvisar soluciones, ordenar operativos puntuales, creando si se considera conveniente, “colectivos” para “manejar” problemas permanentes que se agravan día a día, hasta que aparezca la necesidad de otro “operativo”.

De que otra forma se puede entender que haya sido administrada una ciudad capital de país con 8 millones de habitantes, aplazando durante décadas la construcción de una solución de transporte masivo. Que viva con un déficit permanente de Jueces, fiscales y sitios de reclusión. Que apliquen multas y operativos puntuales para que los ciudadanos paguen sus comparendos de tránsito o actualicen sus licencias de conducir. Que requiera operativos especiales cada vez que haya un día feriado prohibiendo el tránsito de algunos ciudadanos para permitir a otros salir o entrar a la ciudad. Que requiera operativos especiales para obtener documentos de identidad, pagar impuestos, recibir el pago de jubilación o ayudas alimentarias (bolsas de comida). Donde los propietarios de vehículos además de los impuestos establecidos, deban pagar para poder circular, porque cada vez es mayor la congestión por falta de la construcción oportuna y mantenimiento de vías.

¿Acaso no son todos los casos anteriores, actividades normales, rutinarias, permanentes, que se requieren para que un país funcione? ¿No son calculables, predecibles, y analizables para la búsqueda de soluciones definitivas? Que queda para las tragedias naturales si las actividades normales no se calculan o estiman para su operación normal. ¿Como se puede confiar en estos países en la elaboración, aprobación y cumplimiento de un presupuesto? ¿Como puede un aspirante a un cargo público ofrecer pretendidas soluciones sin una idea del costo que pueden tener? ¿Quién y en qué momento tiene la responsabilidad por calcular las necesidades futuras de infraestructura y hacer las previsiones para el diseño y construcción si ni siquiera se calcula, define y asigna los gastos operacionales requeridos?  (Hasta los osos saben cuanto deben acumular para sobrevivir cada invierno).

Por otro lado, ¿cómo puede una sociedad decidir y elegir?  ¿Con cuales planes futuros a ejecutar?  ¿Podrá elegir oyendo la promesa de operativos ingeniosos con tal de no proyectar y planificar soluciones definitivas?

A nivel de la célula familiar, un cabeza de hogar puede pensar en hacer planes para su familia, ¿sin tener en cuenta su capacidad de generación de ingresos?  ¿Será suficiente pretender sobrevivir con operativos especiales, como solicitar nuevos créditos para pagar otras deudas, mientras le apuesta al loto?  ¿Podrá esperar la jubilación al llegar al final de su capacidad productiva si a lo largo de la vida no ha hecho previsiones? ¿Votamos por quien me prometa obsequiarme una pensión mediante un operativo “adulto mayor”?

A todo nivel, tanto país como núcleo familiar, solo la elaboración de un presupuesto con el cálculo de ingresos posibles y egresos necesarios puede encauzar una operación sostenible, al acompañarlo de planes realistas que visualicen el futuro deseado y su costo.  

¿Cuál es la salida? ¿Podremos cambiar esta problemática extendida en nuestras sociedades con una solución inmediata, revolucionaria y gratis?

La respuesta es NO. No hay solución a sacar del sombrero de un día para otro. La planificación es el único antídoto para reducir la improvisación. El análisis que sirva de base a la visualización y planificación es lo que conduce a la previsión como disciplina.

Previsión, disciplina, compromiso, propósito, como marco de la planificación son el único sustento posible para crecer.

Un buen comienzo podría ser, definir como requisito para aspirar a un cargo público, presentar el presupuesto aprobado con que va a trabajar y el origen y destino de los ingresos, así como los indicadores que midan el logro al final de cada ejercicio. No basta un “programa de gobierno” etéreo y preñado de buenos deseos.

Los ciudadanos como mandantes de sus servidores públicos, solo deben contratarlos si presentan su plan de trabajo asociado al presupuesto vigente y una propuesta de presupuesto para el año siguiente. Ninguna empresa contrata a un GERENTE sin estar clara que espera de él, presentado en forma de plan de trabajo y resultados económicos expresados en indicadores. La administración pública no puede ser muy diferente. Probablemente la diferencia es que el número de accionistas propietarios de los recursos y que contrata al servidor, es la sociedad completa.

Introduzcamos a las generaciones en formación, los conceptos económicos y de previsión y medición, desde la cuna. ¿A alguien le disgusta que midan a su hijo y logre “buenas notas”? ¿Ese alguien se siente más orgulloso si no lo miden y pasa automáticamente de grado y obtiene la credencial solo por antigüedad?

La tarea puede ser larga, pero probablemente evitará seguir perdiendo generaciones, intentando lograr la prosperidad apostándole a los “operativos”.   



Álvaro Ramírez

Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan.  Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional



UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

UNETE AL CLUB

¡Se parte de El Candil!

Recibe actualizaciones cada domingo

¡No hacemos spam! Lee nuestra [link]política de privacidad[/link] para obtener más información.

One comment

Tu opinión cuenta. Nos permite valorar contenidos.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.