Por Freddy Riera

Juan Guaidó es el cuarto presidente de la Asamblea Nacional legítima de este período, que culminara el año entrante. Los anteriores presidentes, Henrry Ramos Allup por AD, Julio Bojes por PJ y Omar Barboza por UNT, no hicieron absolutamente nada trascendente.
“Tres años totalmente perdidos, en los cuales se dejó de hacer lo que todo el pueblo que los votó esperaba de ellos”.
FER
Ahora con Juan Guaidó por el partido VP, las esperanzas vuelven a invadir al pueblo venezolano; vuelve la esperanza porque ahora sí se tomarán las acciones que todos esperamos para acorralar a estos bandidos que han secuestrado al país.
Como podrán haber notado, nuestra Asamblea Nacional, cuya mayoría está en manos de quienes adversan al PSUV, es un conjunto de fracciones políticas, todas ellas con orientación dogmática populista. Es decir, todos ellos se encuentran ubicados en la misma acera del PSUV. Es obvio que cada uno de sus líderes tienen su propia agenda, y sus propias aspiraciones para ocupar en algún momento la primera magistratura (Ramos Allup, Manuel Rosales, Julio Borges, Leopoldo López, etc).
Han transcurrido tres y medio años, y no se observa una estrategia común que acorrale a estos bandidos, y sentarlos a aceptar la ley, sí o sí, bajo rendición, sin negociación, sin condiciones, sin concesiones.
Es muy notorio que todos los miembros de la AN legítima están jugando a la guerra en un tablero diferente donde los secuestradores del estado están jugando.
Por ejemplo, si usted va a cazar palomitas, se viste apropiadamente para ir de caza; si usted va a pintar una pared, a barrer el patio o reparar su carro, se pone una ropita vieja, y si va a una guerra, no se pone un flux, no se pone una camisa blanquita con cuello impecable y una corbata Kalvin Klein. Pues así pasa en Venezuela. Estamos en medio de una guerra y nuestros representantes a la AN se presentan de punta en blanco a sesionar. Es decir, se nota mucho que hay un enorme desfase, entre lo que a ellos les pasa por la cabeza, y lo que está pasando afuera. Es decir, van a la guerra de esmoquin, solo a hablar pendejadas.
¿Quién coño esta pendiente del flux, la camisa, la corbata, las regorgayas, los collares, los tacones, el perfume y el espejo, si vamos a salir al campo de guerra?
Venezuela cuenta con extraordinarios estrategas, expertos en crear las condiciones propicias para acorralar a estas bestias y llevarlos a un callejón sin salida. Pero todo indica que, a nuestros patiquines, y modelos de pasarela de la Asamblea Nacional, ni siquiera les ha pasado por su cabeza que es urgente focalizarse en una estrategia que tenga por finalidad lograr la rendición sin condiciones de esos bandidos.
Llevamos tres años y medio esperando que nombren al nuevo Contralor, al Defensor del Pueblo, al nuevo CNE y al nuevo ministro de la Defensa.
Llevamos tres años y medio esperando la declaración de ilegalidad de todo el entramado delictivo creado por Nicolas Maduro, la creación de un estado legítimo que de fortaleza a la presidencia de Juan Guaidó, y comenzar los juicios contra todo exfuncionario chavista en el exterior, aplicar la ley, para construir fortalezas y poder de persuasión que impida y detenga cualquier intento por causar mas daños a la nación.
Por momentos vemos que toman una acción, y por momentos nos entusiasmamos, pero luego no vemos el remate, no pasan a la siguiente fase y se nota que no hay estrategia.
Tres años y medio de oportunidades perdidas por parte de la Asamblea Nacional solo han servido para que los bandidos sigan destrozando el país, y así propinarnos el mayor costo de salida posible.
Naples-Florida-EEUU
21 de julio de 2019

Es complicado todo el panorama. Pero la opinión de inteligencia acá en Virginia señala que la salida no es la tradicional. Los tiempos con la tecnología ha cambiado demasiado exponencialmente….esperemos
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Muy cierto hermano !!!!
Buen artículo, más lamentablemente Venezuela continuará sumida en esta debacle, por cuanto no existe VOLUNTAD POLÍTICA Y SUFICIENTES RECURSOS MORALES, para conducir al país a puerto seguro…
«….La peor de todas las tragedias latinoamericanas y en general, la de los países llamados del tercer mundo, no es tanto el descalabro permanente habido en sus políticas socioeconómicas, sino el hecho de no querer reconocer las verdades que han motivado ese fracaso, ni mucho menos aceptar las medidas que pudiesen mitigarlo…» Ernesto García Mac-Gregor(+)