Para ir mejor

Por Manuel Barreto Hernaiz

“De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver prosperar el deshonor, de tanto ver crecer las injusticias, de tanto ver agigantarse el poder en malas manos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra y a tener vergüenza de ser honesto.”
Rui Barboza

El miedo y la desesperanza son dos pilares muy sólidos del régimen, el cual se consolida cuando ese temor y esa desilusión se adueñan del pensamiento de las mayorías. 

La perversa destreza política del régimen consiste en desmoralizar y entristecer a la ciudadanía, poniendo en práctica la premisa que los pueblos deprimidos no triunfan.

El disparate pseudo- ideológico de este ponsigué llamado “Socialismo Siglo XXI”, el contrasentido socio-político de esta “Revolución Bonita” ha sido la absurda intención, de construir una sociedad ideal desde el odio, el resentimiento y la venganza, disfrazando complejos y envidias con supuestos ideales de justicia; llegando al colmo del paroxismo de pensar rescatar a la Humanidad con la génesis de un “Hombre Nuevo” podrido desde su origen.

Sin embargo, al estudiarse la evolución del hombre en la sociedad, nos percatamos como las grandes conquistas se deben al compromiso, al espíritu libertario, y a la tenacidad de la presión social.

Lo que da fuerza, madurez, y sentido de orientación a la sociedad de un país, es la habilidad de sus ciudadanos en lograr los cambios de mentalidad, y las medidas que impulsen el perfeccionamiento de la vida democrática, pero, sobre todo, entender y promover la   importancia de logros unitarios. 

¿Acaso, como nación, no somos merecedores del desprendimiento, y de una visión de estado, y de una noción de grandeza que nos permita a todos, y entre todos, construir nuestra propia esperanza…?

Ahora bien, está a la vista que el cortoplacismo suele despilfarrar toda la energía de los factores democráticos, que, por carecer de una organicidad bien definida mínima, agotan los esfuerzos de todos en una misma tarea, cuando una división del trabajo, con las dosis de confianza y compromiso necesarias, nos haría más eficaces en las ineludibles tareas para el rescate de la democracia perdida, sin dejar de atender las urgencias que se nos presentan…

Los errores cometidos son previsibles: Desagregación, divisionismo, presidencialismo, prepotencia, inmediatismo e improvisación. Es tiempo de unidad, patriotismo, humildad, disciplina y planificación y comunicación. Hay que emprender de nuevo el camino tantas veces sea necesario, pero de la mano del ciudadano.

Tal y como se ven venir las cosas, correspondería a los ciudadanos, y a quienes les podrían representar de una manera desprendida de todo interés de poca nobleza, hacer un llamado a toda la sociedad política, económica, académica, intelectual y moralmente activa para exigir que los llamados factores democráticos se alineen en torno a una visión de país de largo plazo, junto a un plan de medidas de supervivencia, más que estos espasmódicos y fofos encuentros coyunturales.

Venezuela requiere de la grandeza de todos, y hoy, más que nunca, necesita constatar que existen verdaderas reservas morales en el país para que construyamos nuestra propia esperanza. 

«Tenemos por delante el escenario de derrumbe y marasmo de este régimen, por tanto disparate acumulado, y por la ilegitimidad que le sustenta»

MBH

Persistamos entonces en la organización política y su correcta dirección, propiciando una gran campaña de toma de conciencia nacional que ponga en el centro de la propuesta la verdad, y el rescate Moral de una Nación que así lo merece.

Un esfuerzo de salvación nacional que dará fruto en los próximos meses y que se reflejará en la formación de nuevos movimientos sociales, así como de militantes y dirigentes políticos. 

Para ir mejor, se hace impostergable realizar un esfuerzo, lúcido y comprometido, por la regeneración política.

Actuando en conciencia, todos podemos contribuir a la regeneración moral de nuestra nación, sin temer a la verdad, promoviendo con honradez los valores, sin trampas, y sobre todo, sin ambigüedades ni servidumbres sospechosas. 

Para avanzar como nación, debemos avanzar individualmente nosotros también. Luchar contra la desinformación y el desaliento, demostrar que somos una mayoría pacífica, pero contundente, que luchara los días que sean necesarios y hasta el final por el futuro de todo un país.

Debemos fomentar indudable e irrestrictamente la unidad partidista y seguir solidificando los nexos sinérgicos con la sociedad civil.

En esta épica somos protagonistas todos y cada uno. Hoy, la sangre libertaria corre con más fuerza en nuestras venas y los momentos históricos nos vuelven a convocar.

Adelante, pues está en nosotros el ir mejor. ¡Prohibido cansarse y menos rendirse! … Falta poco.

Valencia-Estado Carabobo-Venezuela

13 de julio de 2019

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