ÁLVARO RAMÍREZ – EL CANDIL – AÑO VI – N° 259.-
Creo que cada día, los noticieros están trayendo un material cuya mezcla, probablemente no muy lejos, tendrá que ser objeto de estudio por los efectos en los receptores. No sé cómo están repartidos los minutos y cuáles son las informaciones que se transmiten primero y cuales se transmiten después. En mi caso trato de catalogarlas, en grupos independientemente de la secuencia o tiempo que aplique el emisor. Yo pienso que hay un grupo de noticias que son esperanzadoras, que infunden ánimo, que son un buen insumo para el optimismo y la confianza en la capacidad de progresar de los seres humanos. Allí yo incluyo noticias asociadas al mundo del conocimiento, la innovación, la tecnología, el emprendimiento, pero también, del ser humano como ente capaz de aportar granos de arena, aunque sean pequeños, a la solución de problemas y búsqueda de mejoras. Otro grupo de noticias yo las clasifico en las noticias de, “aunque Ud. no lo crea”. Este grupo no tiene necesariamente una connotación de actividades buenas o malas, son impactantes. Simplemente son increíbles por el impacto en la sociedad y la manifestación del comportamiento del ser humano. Este grupo genera ánimo o desazón, esperanza o frustración. Es la mezcla clave para el reforzamiento de valores, creencias y la adopción de acciones. En este grupo es posible colocar noticias como las de hace un par de años cuando el petróleo alcanzo valores negativos. O como aquellas donde hablan de que se esfumaron miles de millones de dólares y hay millones de afectados. Aquí también sería posible colocar noticias como los atentados terroristas, la invasión de un país por otro, o los ajusticiamientos públicos por motivos políticos. El tercer grupo de noticias, en mi caso, contiene aquellas que pudieran formar parte inicialmente de las “aunque Ud. no lo crea”, pero se han ido convirtiendo en tan rutinarias, que hacen perder la confianza en la capacidad de raciocinio de algunos seres humanos. Indignos de llamarse tales si no los catalogo de enfermos mentales. Probablemente el abuso de menores, el sicariato o el tráfico de seres humanos caen en esta caracterización.
Sin embargo, estoy seguro de que la forma de clasificar las informaciones que nos llegan, y los sentimientos generados y reacciones asociadas, distan mucho de ser similares entre los receptores, considerando, entre otras cosas, que las vivencias, son diferentes.
La manifestación pública, por parte de supuestos “estadistas” del apoyo e invitación, al irrespeto a la palabra empeñada, a la impunidad (disfrazada de tolerancia y solidaridad), al desprecio del conocimiento como base para la planificación y toma de decisiones acertadas, a la agresión, a la satanización de la libre empresa y a la retribución merecida por el esfuerzo, son ejemplos abundantemente registrados en los medios formales o informales. Los resultados de esas incitaciones y apoyo son noticias diarias, tanto en las páginas rojas como en los registros de acciones judiciales o ciudadanas de solicitud de reivindicación.
Esos registros, que pueden convertirse ya en estadísticas rutinarias, aunque en otra época alarmantes, sobre crímenes, ataques, escándalos de corrupción y volúmenes de juicios, entre otras cosas, hacen pensar que la incapacidad de darnos mecanismos funcionales y eficaces de gobernabilidad y sostenibilidad está quedando en evidencia. Cada vez más escuchamos y probablemente repetimos, hasta ser lugar común, que necesitamos fortalecer y cuidar las instituciones para evitar la anarquía. Considerando la anarquía, que cuenta por cierto con fervientes seguidores, como la falta de gobierno, de orden público, según su etimología.
Esa discrepancia básica en la concepción de la forma de hacerse sostenible en libertad plena, libre albedrío y la, aparentemente anacrónica, pero muy utilizada, práctica de lograr resultados acudiendo a la imposición obligada de creencias mediante el irrespeto a la libertad y libre albedrío que tanto se pregona, se están convirtiendo en medio de la inevitable globalización, en el mayor obstáculo y fuente de incertidumbre sobre la capacidad de hacer nuestras sociedades sostenibles y no en proceso de destrucción por sí mismas.
El convencimiento de la sociedad no es unánime alrededor de la necesidad del esfuerzo permanente y sistemático para el desarrollo de conocimiento, como pilar de la sostenibilidad. No todos los seres humanos comulgan con la necesidad de invertir esfuerzo para capitalizar resultados más adelante. La creencia de la necesidad de distribuir resultados, solo después de capitalizar el esfuerzo disciplinado, no es unánime. Solo eso explica en algunos casos, casi que, como política pública, el desprecio por el conocimiento, el emprendimiento y la retribución del esfuerzo y capitalización de esa retribución.
¿Qué tenemos hoy, y reflejado en las noticias? ¿Somos felices con lo que tenemos?
Muy en contra de la confianza de a dónde puede conducirnos el optimismo, tenemos que reconocer que el concepto debe hacerse muy complejo de definir y sustentar teniendo contentos a todos, para no declarar que ya estamos en medio de una anarquía, de alcance mundial. ¿Se podrá pensar que no es anarquía tener dictaduras que duran décadas en medio de un mundo supuestamente libre y organizado y con instituciones? ¿Tener millones de migrantes huyendo de dictaduras, no será muestra de anarquía en el contexto mundial de parte de algunos actores que piensan que está bien imponer su voluntad? ¿Tener terroristas que mediante el amedrentamiento se convierten en parte de los costos normales de funcionamiento de la industria y el comercio? ¿Tener zonas de países donde gobiernan ejércitos privados y la población secuestra y expulsa a la fuerza pública, no es muestra de anarquía? ¿Y tener un país completo en manos de un ejército de delincuentes declarados y reconocidos, no es anarquía?
¿Podremos apostar a que será suficiente solo rescatar el poder de la legislación y control como la única esperanza? ¿Que se ponga al día, se convierta en super veloz y efectiva y genere controles ágiles inteligentes y acertados para tener un mundo feliz?
Me pregunto si los empleados públicos, los empresarios que emprenden actividades lucrativas, las fuerzas creadas para hacer respetar la ley, en otras palabras, todos quienes conforman las instituciones, ¿tendremos que mandarlos a hacer a otro planeta? ¿Son tan diferentes del resto de la población?
La velocidad de innovación probablemente hace difícil mantener, no solo el ritmo legislativo sino la sindéresis en la actividad humana, la cual puede declararse imposible de ser regulada, solo con base en controles. Cada nuevo invento, requiere mucho más tiempo para su reglamentación, que el asociado a su descubrimiento y eso hace que crear los mecanismos de control cada vez sea más difícil. En semanas anteriores se conoció en el mundo que una corte de un estado, en un fallo “revolucionario”, del cual no puedo todavía imaginar el impacto, declaró a los embriones congelados seres sujetos de derecho. Solo me imagino, casi que como humor negro, a dos embriones luchando por una herencia. También, imaginemos solo por un momento, la legislación asociada a transporte aéreo y el ejercicio asociado a responsabilidades cuando se comercialice los vuelos sin pilotos. Alcanzaremos con ello el nirvana de la aviación, por el hecho que hoy más del 90% de los accidentes aéreos son asociados a fallas humanas? ¿Los eliminaremos casi en su totalidad? ¿O… abriremos la caja de pandora de los sistemas y la Inteligencia Artificial como responsables?
Pareciera que la mayoría clama por instituciones firmes, estables, respetuosas de la ley y su cumplimiento. ¿Realmente todos? ¿la mayoría?
Hoy, a edades más tempranas las herencias de grandes capitales están llegando a descendientes más jóvenes, a quienes les tocará ejercer el poder económico con la sindéresis (nuevamente la palabrita) requerida para evitar desastres. ¿Suena normal que hace solo unos meses, un joven de 32 años haya sido detenido y declarado el causante de la pérdida de riqueza por 16 mil millones de dólares que le entregaron millones de apostadores del mundo? Nos admiramos de la potencialidad de la información disponible al alcance del celular para miles de millones de seres humanos. ¿Habrá que legislar para controlar la voluntad de apostar? ¿Podrá aplicarse la ley al joven? Y a quienes piensan que es normal que, con movimientos, sagaces, oportunos, “vivos”, es posible multiplicar por 10 el capital, pagarle al midas por el milagro de lograrlo y sin declarar las ganancias? Tengo dos apreciaciones que pueden sonar duras pero que son de considerar. Una es que “La culpa no es del mono sino de quien le da el garrote” y la otra es que, “Dependiendo de la harina saldrá la torta”.
Recuerdo dos casos cercanos: Uno donde un banco ofrecía tasas de interés superiores al 100%. Otro, en el país vecino, del anterior, donde mediante el esquema de pirámides un joven se convirtió en casi Dios, por la multiplicación de los panes. Todavía en uno y otro país los auto calificados “engañados” siguen demandando la ayuda y el apoyo del estado para que les devuelvan las casas empeñadas, y dilapidadas por los “malos”.
Como leía en un meme de humor negro: “Como que no era la falta de información la causante de los abusos de los “malvados capitalistas.”
¿La disposición oportuna de información que es uno de los orgullos actuales, parece que es insuficiente?
La anarquía está aquí marcando la interacción humana y los hechos la demuestran, rampante, en buena parte del mundo desarrollado y no desarrollado. La emigración forzada, ya no solo de capitales sino de seres humanos, se está volviendo la norma en un mundo cada vez más pequeño pero atomizado por pretendidas “justicias locales soberanas” que más bien parecen entes oficiales, delincuenciales con su actuación promoviendo y “legalizando” el irrespeto de unos a otros.
Pero también es de resaltar a estas alturas y con la disposición de información, que buena parte de la población aun piense y practique, que el esfuerzo no es necesario para sobrevivir y hacerse exitoso y que quienes reciben retribución por su esfuerzo son “malos” como decía un famoso comandante.
Las noticias y su agrupación no me están dando resultado, cuando quiero ver al frente y me encuentro con que aparentemente las instituciones son el reto, pero las veo en algún país suramericano trabajando a todo vapor y horas extras y advierto que han cambiado de mandatario 6 veces en 4 años. Y veo, en otro país vecino que la oficina del primer mandatario cataloga de cerco humanitario, el secuestro de la fuerza pública por parte de la población que fueron a proteger. Y solo un tercero más para no aburrir con más ejemplos, donde son declaradas las instituciones de justicia, culpables de la muerte de opositores cautivos, por parte de “instituciones internacionales”. Todo ello dentro de la “normalidad” del mundo.
Como en alguna oportunidad anterior lo he mencionado. Pareciera que, no hay donde esconderse.
¿Sera qué soy pesimista?
Pareciera que el último paso, antes de rendirse, como el minino de la ilustración, es adoptar la conclusión que el reto es la “harina del pastel”, que siempre puede dar al traste con el ambiente necesario para apostar al crecimiento mediante la innovación, emprendimiento y desarrollo. En otras palabras, mediante la creación de negocios competitivos y sostenibles para bien de todos.
¿Como será la harina de otras latitudes? ¿Podremos caracterizar la harina necesaria en nuestra región?
Álvaro Ramírez
Ingeniero Industrial con entrenamiento en USA, England, Holland, UCLA, Penn State y Michigan. Gerente de logística de bienes y servicios operaciones y proyectos en Shell de Venezuela, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Petroquímica de Venezuela, S.A. (PEQUIVEN), BARIVEN, y Canadian Oíl Company de Colombia. SEO PROCURAMOS, proyectos, consultoría y asesoramiento internacional.