EL CANDIL – AÑO III – N° 132.
Esta mañana escuchaba en las noticias cómo siguen apareciendo candidatos, aspirantes a convertirse en los salvadores de nuestra sociedad y país si los seleccionamos como mandatarios en las próximas elecciones. También escuchaba una nueva aspirante a acompañar desde el congreso a un candidato que ha dicho que quienes no votaron por El en las pasadas elecciones, son bandidos que querían el mal para el país. La aspirante a acompañante decía que es necesario que no solo lo elijan a El como el nuevo primer mandatario, sino que también elijan a sus acompañantes en el congreso, porque sin tomarse el congreso el nuevo presidente no podrá hacer su revolución salvadora. Me parece haber oído antes ese discurso que además anticipa, si lo juzgan conveniente, la necesidad de cambiar el congreso, anular el electo por el pueblo, someterlo con una corte suprema complaciente, o adoptar la solución salvadora de eliminarlo y “designar” otro que redacte una nueva constitución.
Es cierto que siempre en un proceso de selección se trata de conocer la potencialidad de los diferentes candidatos. Es lo que garantiza el éxito de las empresas y debería ser puesto de presente aún más cuando la empresa tiene como objetivo sobrevivir como sociedad.
Como punto de partida, y a todos los niveles de cargos a ocupar, se evalúa los conocimientos, habilidades y experiencia de los aspirantes al trabajo. En entrevistas se trata de averiguar la capacidad de reacción y solución de problemas ante situaciones hipotéticas de diferentes niveles de complejidad. En el caso de posiciones de cierto nivel de responsabilidad, la capacidad de formular escenarios ante potenciales vías de crecimiento y desarrollo de la empresa, son otra área a evaluar mediante ejercicios y entrevistas orientadas. Por último, el perfil psicológico, emocional y de salud física es también un aspecto a definir con el fin de formarse un perfil integral de los candidatos y su potencialidad. De hecho, los procesos de selección para cargos de responsabilidad normalmente son contratados por las empresas a agencias especializadas.
¿Cómo comparan estos procesos de selección con los de los candidatos a cargos públicos de responsabilidad como el de primer mandatario o legislador de un país?
Hasta hace unos años los partidos políticos con su declaración de fundamentos, creencias y valores formaban un marco en el cual un candidato avalado por una agrupación de este tipo se comprometía y a la vez obtenía su respaldo, para ejecutar la importante labor. Con la proliferación de partidos, la ausencia de un marco de declaración de sus valores y principios y la distribución “ágil” de avales, la selección de candidatos se hace ahora en la mayoría de los casos simplemente basado en los perfiles de los candidatos. De hecho recientemente un pais cercano celebró una elección de primer mandatario con 16 formulas presidenciales, 32 candidatos. Difícil pensar que haya 16 partidos con solidez programática y de fundamentos y valores diferentes y que no sean solo proyectos personales.
En el sector público y como ventaja, el perfil de los candidatos normalmente es público, conocido. La trayectoria se encuentra a la vista, sus declaraciones, resultados, educación y experiencia en las posiciones por las que ha debido pasar según, normalmente están a disposición. Es bueno reconocer también que en algunos casos de “outsider golpista”, ese perfil de desempeño pasado puede ser oculto y hasta tenebroso. Pensemos en situación normal y que basado en su pasado podemos imaginar la potencialidad de asumir nuevos retos en su carrera pública. En otras palabras, conocemos su perfil basado en su vida y desempeño pasado y podemos extrapolar su potencialidad. Hasta aquí efectivamente pueden aparecer en cada país en sus elecciones para cargos públicos, muchos candidatos con buena trayectoria y potencialidad. Claro aquí también es bueno decir que en algunos casos “la princesa se enamora del bandido” conscientemente, no por engaño. Pensemos que esa situación es minoritaria. Que la mayoria no se va a “enamorar” de un enemigo público con pasado sombrío comprobable y disponible, por falta de otros mecanismos de ayuda para adoptar una decisión racional.
Pensando en lo que tenemos hasta aquí, todos los candidatos con buen perfil de conocimientos y habilidades, además de honestos, con declaraciones públicas de patrimonio como exige la ley en los países nuestros, pueden presentarse, y aprobar los requisitos de inscripción y escrutinio inicial de los electores. El problema se presenta a partir de allí, ya que los electores deben seleccionar alguien que durante 4, 5 o 6 años dependiendo del pais, ejecute su trabajo y obtenga unos resultados. En otras palabras, que se comprometa en forma inequívoca y transparente con el resultado a obtener, según mandato del contratante, el pueblo.
En la empresa privada cuando se presenta un proyecto de magnitud, se solicita a los candidatos, además de las pruebas de resultados anteriores, información detallada sobre el equipo humano con el cual se va a realizar el trabajo, además del programa de ejecución, indicadores de progreso, puntos de inspección, garantías de cumplimiento, fianzas de buen uso de recursos, etc. que permitan concretar formalmente el compromiso, partiendo obviamente de la información suministrada por el contratante para hacer los cálculos.
Con esto en mente decidí hacer un break y dedicarme a la preparación de una propuesta para un proyecto de mejora necesaria en una empresa a raíz del impacto que ha tenido la pandemia en la cadena de suministro, contratación y manejo de inventarios. Factor clave de éxito para la empresa si desea seguir siendo sostenible. Esa noche se mezclaron cosas en mi mente y en el sueño volví al tema de la contratación de mandatario que se comprometa con el éxito de un pais.
Soñé que en la administración pública se podría plantear algo parecido para la selección de los candidatos a convertirse en mandatarios para contribuir a ejecutar el “proyecto país”. Podríamos considerar algunas características de esa contratación compromiso, mandatario pueblo:
.- A diferencia de épocas anteriores recientes, la información sobre el país, sus estadísticas, cuentas, presupuestos, recaudos, obras en progreso, etc, se encuentra hoy en día en las redes. Son material disponible para definir un “proyecto país”, en el marco de las creencias y valores que el candidato desee someter a escrutinio.
.- Las acciones a ejecutar del plan para encaminarse hacia el “proyecto país” deben estar enmarcadas en un marco económico y legal que debe ser definido también. En otras palabras, premisas respecto a leyes, decretos y recursos asociados a esas premisas.
.- Esas acciones deben derivar en un proyecto de presupuesto y planes de recaudo y desembolso asociados.
.- Desde el punto de vista legislativo, es necesario formular los proyectos de ley y decretos requeridos para adoptar el plan.
.- Todo lo anterior debe estar enmarcado en un “cronograma” como cualquier proyecto y asociado a indicadores de cumplimiento, con periodos de medición o entrega de cuentas concretas y mecanismos de ajuste de ser necesarios.
.- La definición de las acciones para llevar el país hacia el objetivo planteado debe ser el producto de un equipo de trabajo, así como deben ser un equipo los responsables por la ejecución de las acciones planificadas. Ese equipo debe ser también de calidad suficiente como para someterse al escrutinio de perfil según experiencias, capacidades y honradez con información pública de trayectoria comprobable, para hacer creíble el proyecto.
El compromiso entonces de los candidatos con los electores sería un proyecto país, las acciones para encaminarlo, el presupuesto, mecanismos y montos de recaudo fases del gasto y marco de leyes y decretos requeridos. Adicionalmente el plan completo debe ser presentado con el equipo que trabajó en su definición y trabajará para su cumplimiento. En otras palabras el mandatario, sus planes, el presupuesto y el equipo con el cual va a ejecutar el plan. También el equipo legislativo con el cual adelantaría los proyectos de ley asociados.
Este compromiso sería el que se expondría al pueblo y se concretaría en las urnas. El pueblo votaría por un verdadero plan, también tomaría su compromiso de respaldo al elegir el candidato, su equipo de trabajo, el presupuesto asociado, el plan de rendición de cuentas y las medidas correctivas en caso de ser necesarias.
Con este posible esquema se podría disminuir el componente meramente de sentimientos en el que se basa hoy la mayoría de elecciones. Dejaría de tener impacto el cómo se expresa el candidato, como se viste, boina o sombrero, si proyecta fortaleza y capacidad de mando, el color de las corbatas o chaquetas, para cobrar importancia lo que se propone hacer, no lo que promete. El compromiso es mutuo, del mandatario y su equipo, y de quienes los eligen.
La campaña propiamente dicha sería la amplia divulgación de los planes concretos de gobierno de los diferentes equipos aspirantes, a través de todos los medios de comunicación. Probablemente sería menos costosa, por la poca eficacia de los “regalos”, y el tráfico oscuro de dineros asociados a la necesidad de vender un producto y convencer con “promociones en efectivo”.
Adicionalmente se podría empoderar el organismo electoral para que fije los lapsos de inscripción de los planes y los formatos en que deben presentarse y divulgarse, de manera que se hagan comparables para el pueblo y los debates sean mayormente asociados a la factibilidad de cumplimiento y las premisas, contando con el compromiso de las partes. También esto permitiría la mejor detección de mecanismos de saboteo de planes, porque los electores se convertirían en contralores y detectores de desviaciones y acciones indeseables.

Al día siguiente compartí los pensamientos con mi colega de trabajo. Casi que me hizo avergonzar con su pragmatismo. Su frase fue: “Álvaro eres más iluso que los votantes frente a las promesas, eso es imposible de implantar. Si sigues soñando así, no vamos a alcanzar a entregar la propuesta a tiempo”.
Al despedirnos, me fui pensando… ¿DONDE QUEDARÁ EL PAIS DE LOS SUEÑOS?
BOGOTÁ – COLOMBIA

Yo no lo llamaría Iluso, simplemente es el *DEBER SER* Y uno de los mayores problemas de Venezuela ha Sido precisamente que quienes han decidido quien llega a la Presidencia son las clases populares, y ellos no deciden en base a *EVALUACIÓN* sino en el más populista, quien ofrezcas mas, por eso nunca han llegado a la Presidencia los más preparados, lamentablemente. Yo también un tanto ilusa a veces me pregunto de los más recientes, que hubiese Sido de VENEZUELA, si en vez del ARROGANTE CALDERA, el ganador hubiese Sido OSWALDO ÁLVAREZ? ….o si sobre el comunista CHÁVEZ, se hubiera impuesto HENRIQUE SALAS ROMER?…. Incógnitas que quedarán en el aire…. GRACIAS….
Gracias por el comentario acertado sobre el deber ser. Guardo la esperanza que la generacion que se creyó el «Somos ricos y tenemos derecho», que dió paso a la generacion «Nos engañaron» hayan sido las generaciones de aprendizaje.